V

203 12 6
                                    

El corazón de JaeJoong se sentía embriagado por aquellas nuevas sensaciones, ¿qué era ese nuevo sentimiento? ¿Por qué se sentía tan aterrado de cometer otra estupidez más delante de aquel hombre? Y más aún, ¿por qué no podía dejar de verlo?
Para todas aquellas preguntas JaeJoong solamente podía llegar a una misma conclusión. Estaba enamorado. Había sido capturado por los increíbles encantos de aquel atractivo hombre quien ahora se encontraba sentado frente a su persona, ¿era tonto sentirse así por alguien a quien recién conocía? El rubio no conocía una respuesta sincera para aquella pregunta, pero si la respuesta era afirmativa entonces esa noche JaeJoong estaba feliz de ser un tonto.

- No sé porque intentabas hacer lo que intentabas -. YunHo comenzó a hablar, mirando a los ojos del hombre que se encogía de hombros a causa de sus palabras. - Pero no deberías si quiera pensar en ello -. El hombre de pantalones militares se sentía un poco mal por el chico, era lamentable ver que unos ojos tan hermosos como los del rubio podían reflejar tanta tristeza y dolor.

- Es difícil -, La dulce voz del rubio se hizo presente en compañía de aquellos tonos melancólicos que le hacían saber a YunHo que probablemente el chico estaba pasando por un momento realmente complicado y no se trataba de la historia de otra persona más que buscaba atención o que simplemente pasaba por un mal día, no, para YunHo estaba claro que ese hombre había estado viviendo tantos días grises que incluso lo más probable era que ya se hubiera olvidado de los colores. - Todos los días despierto con el deseo de que todo cambie, de que las cosas sean normales por un día, de que sea capaz de mostrar una verdadera sonrisa, ¿alguna vez has sentido ganas de llorar al darte cuenta de lo miserable que es la vida? - . En aquel momento para JaeJoong parecía ser más fácil abrirse a un extraño que hacerlo incluso ante sus mejores amigos, sabía que YunHo no le conocía y en parte aquello facilitaba sus palabras.

YunHo se limitó a asentir, moviendo suavemente su cabeza a la espera de que el chico continuara con la explicación que tanto deseaba conocer.

- Sé muy bien que para otras personas mi vida puede ser un sueño que todos anhelan, pero es fácil desear las cosas cuando no se tiene que hacer frente a las pesadillas que surcan los alrededores. -. La voz de JaeJoong se debilito un poco, limpiando una de las traicioneras lagrimas que oculto bajo la manga de su chaqueta, la misma que ocultaba las marcas del dolor. - Me gustaría cambiar mi vida, pero creo que estoy en el punto en donde me he acostumbrado tanto a ella que ya no sé realmente que quiero -.

Sin miedo al rechazo YunHo acercó su mano a donde la mejilla del chico, no comprendía muy bien el porqué de las palabras de aquel rubio, pero las lágrimas que transitaban libremente por sus mejillas parecían darle las respuestas a toda pregunta.

- Lo siento... No debería molestarte con mis tonterías

- ¿A caso he dicho que lo haces? -. YunHo dejó una sutil caricia, recogiendo una que otra gota salada que parecía adherirse a su piel. - Algunas veces solamente necesitamos ser escuchados para sentirnos mejor, para sentir que importamos.

En los labios rosados del hombre pálido se trazó una pequeña sonrisa, las palabras de YunHo calmaban su inquieto corazón.

- Gracias, de nuevo. Por salvarme y por escucharme... -. Estaba un poco apenado, por ello fue que decidió ponerse de pie, habían estado charlando en el frío piso y su cuerpo ya comenzaba a temblar a causa de las bajas temperaturas que azotaban la noche, o más bien la madrugada.
YunHo hizo lo mismo, limpiando el poco polvo que había logrado adherirse a sus prendas a causa de la caída que habían tenido y por el simple hecho de haber estado sentados en el piso.

- Creo que era mi deber -. Al instante en que YunHo emitió esas palabras el semblante de JaeJoong pareció cambiar de manera drástica, topándose de nuevo con aquella realidad.

- Es cierto -. Con su mirada JaeJoong señaló el evidente rasgo del moreno, su ropa. YunHo vestía un uniforme, sus pantalones eran de rasgos militares y las botas altas y negras solamente parecían reforzar la idea de que aquel hombre no había hecho nada más que el deber de ayudar al desprotegido, sonaba tan cliché, pero eso mismo dictaba el juramento de cualquier militar, y aún si el hombre de mayor estatura no vestía por completo su uniforme cualquiera podía jurar que era un servidor de la patria. - Dudo que uses esa ropa porque los estampados estén de moda.

El ingenio del chico provoco que una sutil risa escapará de los labios del más alto. - No, no es el caso. Soldado Jung YunHo -.. Estiró su mano a donde el ajeno y cuando este le recibió le estrecho cordialmente a manera de saludo. - Pero aún si no fuera un militar te hubiera salvado, y escucharte no es uno de mis deberes -. YunHo hizo una corta pausa para admirar las facciones de ese hombre, la noche estaba llegando a su fin y quería recordar cada rasgo de aquel ser angelical.
Aún si aquella noche ambos terminaban alejados YunHo quería guardar la imagen del rubio.
- Comienza a hacer frío, deberíamos ir adentro.

Un leve cabeceo basto para dar a conocer la respuesta del misterioso chico quien volvía a ingresar al interior del club, bajando los escalones que en algún momento de la noche fueron el único camino que aseguraba llevarle al final de sus problemas.
En el interior del recinto la música seguía en el mismo volumen de antes, la voz de JaeJoong era ahora la que lideraba el movimiento de aquellos cuerpos hechizados bajo su voz y bajo el mismo ritmo electrónico y rockero que acompañaba a su voz. Por unos segundos se había olvidado de porque estaba realmente en aquel lugar hasta que su memoria se vio refrescada por su misma voz. La promoción de su álbum, la insistencia de su madre por haberle arrastrado a aquella estúpida fiesta en donde solamente había logrado sentir de nuevo la amargura por vivir en un mundo hipócrita y lleno de sonrisas falsas, o eso era lo que pensó hasta que lo conoció a él.

I'll Protect YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora