IV

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- Lo siento... Por ser tan cobarde, pero no puedo más... - . Soltó un largo jadeo y comenzó a caminar en dirección del final de la azotea.
Estaba decidido, terminaría con su vida en un solo segundo, sin dolor, sin decir nada, un simple salto lo arreglaría todo.

Su cuerpo tambaleante trataba de ponerse de pie sobre ese borde lo suficientemente ancho como para permitirle estar de pie, sus ojos ardían tanto a causa de las lágrimas traicioneras que resbalaban por sus mejillas. JaeJoong cerró sus ojos, apretó sus puños dispuesto a saltar, pero una voz le detuvo.

Era una voz masculina, tan imponente que lograba destacarse por aquellos matices varoniles que sin duda alguna habían robado la atención del chico rubio, el mismo hombre que termino tropezando con sus pies, obligando a que su cuerpo luchara por recobrar el equilibrio, haciéndole tambalear un poco, pero por suerte la fuerza de sus piernas fue suficiente como para evitar una caída nefasta.

- Baja de ahí, ¿no sabes acaso que podrías lastimarte? -. Yunho no entendía porque la gente que no sabia beber terminaba haciéndolo. A fin de cuentas siempre terminaban provocando aquellas escenas penosas en las cuales terminaban arriesgando su vida o la de algún tercero al ser consumidos por los miles de pensamientos que pudieran transitar por sus mentes atormentadas. -Anda, baja de ahí o te vas a lastimar-. Los pasos del hombre alto se iban acercando a la figura de aquel chico, tratando de recordar cada uno de las normas que le habían enseñado en la academia de policías al momento de lidiar con ese tipo de situaciones, y para su suerte en la mirada de aquel chico rubio se podía detectar el miedo; podía decir a ciencia ciega que no quería saltar y acabar con su vida por lo cual sería sencillo negociar aquella situación.

- No-no te acerques...- . JaeJoong ni siquiera hablaba enserio pues ya la adrenalina que alguna vez le dio los impulsos para ponerse en aquella situación se había ido, dejando que la sensación de pánico comenzará a apoderarse de él y su mente, logrando hacer que su cuerpo temblara a causa del pánico que ahora sentía. El chico tembloroso y de vestimenta elegante, pero clásica, cometió el error más grande al estar en ese tipo de situaciones, su mirada le engaño, sus ojos negros y grandes le traicionaron de la manera más sucia que podía existir. Miró hacia abajo, sintiendo la presión en su cabeza que se acompaño con aquel mareo inevitable; sus manos comenzaron a sudar y justo cuando su cuerpo se tambaleo sintió un empujón, un jalón fuerte que le obligo a caer hacia atrás y ser estrujado por los brazos de alguien desconocido.

-¿Estás bien?-. El hombre de piel atezada preguntó al chico que ahora descansaba sobre su pecho pues al haberle jalado de aquella manera ambos cuerpos habían perdido el equilibro y les habían forzado a aquella cercanía en la que el cuerpo del rubio se abrazaba a la anatomía del más alto. Yunho le sujeto con cuidado, empujándole de manera precavida para que de esta manera el más bajo pudiera quedar sentado enfrente suyo.
Al principio Yunho no lo había notado, debido a la situación de antes no se había percatado de lo atractivo que era aquel chico. Sus ojos grandes y negros le daban aquel aspecto inocente que se complementaba a la perfección con las facciones detalladas del chico, sus piel tan tersa como el pétalo de una flor y tan blanca como la nieve hacían que los gruesos labios rosados del joven destacaran más.

JaeJoong no podía hablar, su garganta se sentía estrecha, como si la mano de alguien le estuviera estrujando y le forzara a que sus palabras se quedarán atrapadas en aquel lugar, sus lagrimas que no dejan de brotar trazaban un camino húmedo y penoso hacia sus mejillas, perdiéndose sobre su piel, fundiéndose con esta, como si la tristeza fuera una parte más de su persona, algo de lo que no podía huir así corriera miles de kilómetros. Ahora se sentía como un simple idiota, como un niño mimado, como una escoria que sólo podía causar pena, debía cambiar, todo debía cambiar.

-Gra-gracias....-. Finalmente, tras haber permanecido callado por lo que parecía ser una eternidad, el hombre de piel nívea habló, elevando su mirada a aquel chico moreno, sin duda alguna aquel hombre de rasgos masculinos era atractivo, había algo en él que le hacia sentirse más tranquilo; no sabia si era su mirada o esa sonrisa que se trazo sobre sus labios cuando JaeJoong habló, pero sin duda alguna el moreno tenia una presencia imponente.

Cuando Yunho escuchó aquello se dio cuenta de que el chico estaba bien, aquello le hizo sonreír, pero aún así la pregunta de porqué el más bajo había estado envuelto en aquella situación, no dejaba su mente. Pero estaba claro que no iba a agobiarle con aquellas preguntas. -Será mejor que nos vayamos, hace frio-. Yunho fue el primero en ponerse de pie, tendiendo sus manos a donde el joven de mechas doradas, ayudándole así a que ambos se levantarán de aquel piso frio. Pero, el moreno no tardo en percatarse de aquel semblante depresor, el chico parecía tan apagado que Yunho se vio en la necesidad de olvidarse de las normas policiales y abrazarse a aquel cuerpo delgado y tiritante que parecía tan helado como un cubo de hielo, pero la calidez del moreno parecía ser la temperatura perfecta para calmarle pues pronto noto como de poco en poco el hombre de ojos grandes se iba calmando ante sus atenciones. -Tranquilo...-. Hubo una pausa inevitable en la que el hombre trataba de descubrir su nombre, pues aunque su rostro llegaba a serle familiar ningún nombre parecía encajar en aquel momento.

-Kim JaeJoong...-. Una voz débil, como cansada, pero a su vez un poco áspera, fue audible, dejando en evidencia el nombre de aquel chico. Aunque al más bajo le pareció un poco sorpresivo que el moreno no supiera quien era, tal vez no era tan famoso como pensaba, la verdad era que aquello no le importaba pues se sentía mejor. Ser un desconocido, ser alguien más en el mundo, un rostro más, una persona más, ser dueño de aquel misterio y privacidad que por mucho tiempo no sintió.

-Es un nombre muy lindo.

-Gracias, ¿cuál es tu nombre?-. Su mirada se elevó a donde los ojos rasgados y pequeños de aquel hombre alto se encontraban, esperando a que de los delgados labios del mismo escapara aquella respuesta que tan curioso le tenía.

-Jung Yunho.

-Yunho, Yunho.... Yunho -. En voz baja repitió aquel nombre, grabándolo en su mente como algo que jamás olvidaría.

JaeJoong no estaba seguro de si se trataba del mismo alcohol en su sangre, de la adrenalina que alguna vez tuvo, de la situación en sí, del frío crudo y húmedo o de la misma presencia de aquel hombre. Pero por primera vez en toda su vida comenzaba a entender lo que era enamorarse a primera vista, por primera vez entendía lo que era sentir un cosquilleo en el estomago, es sanción dulce y enloquecedora, por primera vez las canciones de amor tenían sentido.

I'll Protect YouWhere stories live. Discover now