Capitulo 10

102 19 0
                                    

Estúpido.

Tarado.

Tonto.

Idiota

Engendro.

Experimento genéticamente mal diseñado... bien ese estuvo muy largo, pero ese imbécil se lo merece.

Estiro mis piernas sobre la cama y veo hacia el techo. No puedo creer que se atreviera a decirme eso. Bueno no es que me afectara mucho lo que me dijo, pero vamos, a nadie le gusta recibir ese tipo de comentarios y aunque no lo voy a admitir en voz alta nunca, hirió mis sentimientos un poco al decir eso. Soy consciente que no soy una belleza digna de aparecer en revistas de modas y pasarelas como Devon Parker, pero sé que tengo lo mío.

Bien April, es momento de olvidar lo que ese idiota dijo. No importa ya.

Solo yo tengo el poder sobre mí, no él, no sus comentarios. Respira y déjalo pasar.

Cuando Camila me siguió para "tranquilizarme" se fue a su habitación no sin antes decirme que mañana nos reuniremos de nuevo con los tres chiflados. Está claro que me negué, no quiero ver a ese idiota, pero está más que claro que ella insistió y termine accediendo siempre y cuando mantuviera a Scott lejos de mi vista. Soy muy joven para ir a prisión.

Después de un rato de divagar decido que es momento de dormir un poco. Cambio mi ropa por algo más cómodo, unos simples short de tela cortos y una camisa de tirantes con unicornios.

Cierro los ojos una vez estoy cómoda en mi cama. Estoy por caer en un lindo sueño cuando unos toquecitos en la puerta de mi balcón hacen que abro los ojos de inmediato. Los toquecitos cesan por un momento, pero segundos después regresan y aún más fuertes que antes. ¡Joder! Me cubro con mis sabanas como si eso fuera mi salvación.

Sabanas; fieles protectoras de niñas indefensas que temen a fantasmas, asesinos y monstruos desde tiempo inmemorables. Porque está más que claro que si el asesino logra entrar a mi habitación dirá "Oh. Diablos, esa chica se cubrió con las sabanas y no puedo contra tal poder, así que no podre matarla."

Lo único que lograre es que me atrapen ensabanada.

-Phis. Phis. –Hay dios. Si es un asesino. –April. -¡El asesino sabe mi nombre! –Hey. April, soy yo. –Sigue susurrando la voz. –Scott.

De un tirón aparto mi sabana ¿El idiota? Qué diablos hace en mi balcón a la... ¡Una y media de la madrugada! Eso no lo hace una persona normal ¿Es posible que si sea un experimento fallido de un laboratorio secreto del gobierno? Eso explicaría muchas cosas.

Camino hacia la puerta de mi balcón y descorro la cortina para poder verlo. Él sonríe al verme. Oh, Jesús. Cuanto daría yo por acariciar su mejilla con mi puño y dejar un lindo morado.

-Abre. –Susurra. –Me estoy congelando.

-No, largo de mi casa. –Digo en voz baja. –No quiero ver a alguien que no es lo suficientemente bonito ¡Oh, espera! Si esa soy yo ¿no es cierto? –Suelto con sarcasmo.

Puedo ver como rueda los ojos. –Deja de ser infantil y abre la puerta.

-No.

-No me iré hasta que abras

-Bien. –Digo mientras cierro la cortina.

-¡April! –Descorro la cortina con rapidez.

-No grites. –Susurro. –Mis padres te escucharan.

-Bien, bien. Pero abre la puerta.

-No.

Camino hacia mi cama y me tiro. Seguramente se aburrirá y se ira pronto. No creo que sea tan estúpido para pasar toda la noche afuera. O eso espero.

La Chica Del Violín. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora