Capitulo 9

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Después de cinco horas desperdiciadas comprando ropa, Cam al fin decidió dejarme libre. ¡Dios! Es una total perra cuando se trata sobre ropa o zapatos, no dejo que me sentara en ningún lugar a los que íbamos, y he llegado a la conclusión que esa chica tiene serios problemas, estoy pensando en enviar su caso a uno de esos programas de compradores compulsivos.

Entramos por las puertas de vidrio del salón al que me ha arrastrado.

-¡Cami! –Llevo ambas manos a mis odios al escuchar el grito que lanza Camila.

Un chico rubio con mechas turquesas en su cabello se lanza sobre Cam en un gran abrazo. Mientras tanto yo espero incómodamente al lado de ellos. Vaya. Es extraño. No sé si saludarlo con la misma emoción que Camila o fingir demencia. Incomodo.

-Dios, ha pasado tanto tiempo. –Dice Cam aun abrazándolo. –Emi, realmente necesito tu ayuda. Es una emergencia.

Yo junto ambas manos mientras me balanceo sobre mis pies y espero que ellos dos terminen su reencuentro. Alzo mis cejas cuando el chico rubio se gira hacia mí.

Emi se acerca a examinar mi cabello. Toma un mechón entre sus manos y hace una mueca de asco. ¿Qué? Mentalmente comienzo a preguntarme cuando lave por última vez mi cabello ¿Fue el sábado? Niego con la cabeza. No. Creo que fue ayer ¿Acaso mi cabello huele mal? Porque estoy un ochenta por ciento segura que huele a chocolate. ¿O no?

Cuando el rubio se gira hacia Cam de nuevo, disimuladamente tomo un mechón y lo huelo. No. Si huele a chocolate.

-Definitivamente es una emergencia. –Camina hacia una chica asiática y comienza a gritarle órdenes como si en sus manos estuviera el detener un apocalipsis zombi. Veo a la chica abrir los ojos mientras fija su mirada en mí. Me ofendo un poco cuando hace una mueca. Maldita china. Tu cabello tampoco es tan bonito.

Chico rubio vuelve a acercase a mí y me guía hacia una silla. Frente a mi tengo un espejo que abarca prácticamente toda la pared. –Bien. Déjame comenzar a decirte que tu cabello es un asco. –Mi boca se abre ante su sinceridad. –Está seco, tienes las puntas abiertas y ni hablar de lo frisado que esta. –Nuestros ojos se encuentran en el espejo y me regala una sonrisa. No se la devuelvo. Acaba de insultar a mi cabello. –Pero puedo solucionarlo. –Le lanza una mirada a Cam por el espejo. – ¿Qué tienes pensado?

A Camila se le ilumina la mirada. –Estoy pensando en un tratamiento para hidratarlo, después que tal teñirlo de rubio. –Lleva un dedo a su barbilla. –Sí, se vería genial de rubia. –Abre los ojos como si hubiera tenido la mejor idea del mundo. –Y sin duda un corte de cabello hasta arriba de sus hombros. Se verá fantástica. –Da un aplauso entusiasmada.

Abro los ojos como platos al escuchar.

-¡No! –Gritó sobresaltándolos a ambos. –Nada de tintes rubios ni cortes de cabello.

No estoy dispuesta a cambiar mi personalidad y estilo solo por una venganza. Aun me queda un poco de autoestima. Y aunque pueda parecer que hago todo esto por Liam, no es así. Si acepte este cambio fue por mí, y no dejare que Camila haga lo que quiera conmigo. Haré lo que yo quiera. Y si no quiero cabello rubio ni cortes, no los habrá.

-Pero Aps –Hace un pequeño puchero. –No sería un cambio de look si no cambias de look, siempre traes esa melena marrón hasta la cintura, es tiempo que lo cortes.

-He dicho que no y es mi última palabra –Puede ser que dejara que eligiera alguna de mis nuevas prendas de ropa, porque vamos. Jamás esta demás intentar cosas nuevas, siempre y cuando esté de acuerdo con ello. Pero esto no es algo en lo que remotamente cederé.

-Bien –Gruñe. –Solo corta las puntas y hazle un tratamiento para que su cabello recupere el brillo y unas ondas.

Chico rubio comienza su trabajo mientras yo me relajo en mi asiento y Cam comienza a ojear algunas revistas.

La Chica Del Violín. Where stories live. Discover now