Capítulo 8

290 41 3
                                    

Narra Jhon.

Le di un sorbo a mi café y trate de no escuchar a Erick quien quería hacerme entrar en razón para que buscara a mí esposa e hijos, pero no podía, ahora que ella no estaba me sentía un poco libre y con menos culpa pero también triste y solo, ella se había llevado una gran parte de mi corazón y yo no lo había impedido, la deje marcharse por esa puerta sin saber que se llevaría mi alma y me destruiría el corazón.

-Tienes que escuchar, Jhon- Siguio diciendo Erick.

Lo mire de reojo tratando de no perder la información que leía en mis papeles.

-Te estoy escuchando.

-No, no lo estas haciendo y...- El teléfono de Erick sono y cuando lo vio se quedo con la boca entreabierta.

-¿Qué es lo que pasa?- Cuestione sin ocultar mi interes.

Erick dejo su teléfono en el escritorio de mi despacho.

-No es nada. Te decía que tienes que hablar con Clarisse.

Mire su teléfono.

-No hablare con ella hasta que este seguro de lo que siento- Dije.

Tome su teléfono.

-¿Hasta que la pierdas?, ¡Dame eso!- Exclamó.

Desbloque su teléfono.

-¿Qué es lo que...

Aprete el móvil entre mis manos y con los ojos bien abiertos desvíe mi mirada de la pantalla para ver a Erick quien tenía sus ojos cerrados, hice lo mismo que él y cerre mis ojos y el coraje se esfumo.

Pero, ¿Otra vez Clarisse estaba con ese mocoso?

Estaba volviendo, todo el dolor y todo el odio, y no hacía ella sino hacía a mí. Me odiaba, me odiaba todas las noches que estaba solo y todas esas veces que me iba a un bar teniendola en casa, y me odie mil veces más cuando me acoste con mi secretaria.

Y me seguire odiando toda la vida porque a pesar de saber la verdad, me case con ella, sabiendo que Clarisse era una ladrona, no solo ladrona de mi corazón sino de mi casa, ella fue la culpable de esas visitas al hospital y fue la culpable de que mi hermana y yo tengamos una laguna mental de esa noche.

Volví a mirar a Erick con tanto odio que creí tener un tic en uno de mis ojos.

-Creo que es mejor que me vaya-  Erick se puso de pie y me arrebato su teléfono de las manos.

No lo detuve cuando cruzo la puerta, deje que se fuera y me dejara estar solo.

Deje caer mi rostro en el escritorio y mire de reojo la foto que estaba en este. Una foto de Clarisse y mía, dandonos un tierno beso cuando salíamos de la Iglesia después de casarnos, y a la derecha de esta estaba una con toda la familia, Miranda y mis gemelos. Las baje, no podía verlas, no podía ver lo que había perdido. Suspire.

Sabía que estaba por llorar por eso me puse de pie y camine a la cocina. Deje la taza de café y mire la pequeña televisión que estaba en la barra, me sente y la encendí.

Estaba saliendo la caricatura favorita de Mark.

¿Para qué demonios quería una televisión en la cocina si ya no había niños en mi casa?

Todos mis hijos me habían dejado porque sus madres buscaban lo mejor, y lo mejor no estaba con su padre.

Cuando me entere que Clarisse fue la ladrona de mi casa gracias a Amanda no podía creerlo, no podía creer que la mujer que se estaba casando me estaba engañando. Ella pudo decirme la verdad, yo pude perdonarla, pero no lo hizo y entonces comenzo todo. Todas las noches después del trabajo me iba a un maldito bar a beber tratando desahogarme y no seguir pensando que tenía a una delincuente, en mi casa y cama, no quería pensar en que era la madre mis hijos y la educación que les daría. Clarisse había sido todo lo contrario a lo que creí cuando supe la verdad.

Ella era una buena madre y esposa, fuerte y hermosa. Era la mejor madre y esposa y yo ya no la tenía. Tanto era mi coraje por haberla evitado tanto tiempo que me hundí aún más en la bebida y entonces se formo este lazo con Amanda, ella parecía sincera además de que es muy atractiva y en ese entonces ella me gustaba, me gustaba tanto que pense en dejarlo todo por ella, pero por otra parte estaba Clarisse y a ella la amaba, era mi esposa y era la mejor mujer, la mejor para mí y ahora ya no éramos nada y lo entendía, todo mi amor por ella estaba muy bien guardado en mi pecho y sino sería correspondido iba a ser guardado, y con suerte olvidado, yo no iba a luchar, estaba cansado, sabía de mi error pero también sabía el de ella.

***

Ahora si se viene lo chido.

Tras Las SombrasWhere stories live. Discover now