Ciudad de elementos

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Dejaron atrás a los guardias y entraron a la ciudadela. Mientras más se adentraban se topaban con cada vez más personas que caminaban entre las calles deteniéndose a comprar comida o artilugios curiosos. Llegaron al punto en el que voltear a cualquier dirección resultaba en ver a alguien utilizando sus poderes. Elementales de fuego dorando enormes brochetas de carne roja, personas que moldeaban el hierro con las manos para hacer esculturas de una variedad de animales incontables y desconocidos para Seifer y Agregor. Miraron con detenimiento una mesa llena de éstas figuras y sintieron una leve tristeza cuando notaron a un cachorro esculpido en metal. Tamaño real, casi idéntico a aquél que vieron morir hace menos de una hora. Se vendía en par con una piedra negra de aquellas de la llanura.

Después de caminar a lo largo del mercado viendo de un lado a otro todas aquellas demostraciones de habilidad y poder, se dieron cuenta de lo perdidos que estaban en aquél gran y extraño lugar. Incluso en su mundo nunca habían visitado una gran ciudad como ésta, vivían en la urbanidad pero con solo casas pequeñas rodeándolos. Compraban su comida de negocios familiares y su ropa venía de algunos centros comerciales. Agregor se paró frente a un espejo que parecía brillar de manera singular, mientras Seifer acariciaba algunas plantas de frutos que se vendían en macetas. 

— Seifer. — Le llamaba Agregor sin apartarse del espejo.

— Qué quieres loco, — Le respondía mientras sostenía una maceta y buscaba la atención de la señora de piel verde que atendía aquél puesto — disculpe, ¿éstas cosas crecen mucho?

— Crecen cuanto amor les des cariño. — le dijo tocando una de las macetas — Si le pones mucho empeño, será tan grande como aquella flor que hiciste. — Y al terminar la oración, Seifer se sorprendió, tragó saliva y la planta de la maceta creció un fruto morado y redondo.

— ¿Usted sabe? — preguntó, poniendo la maceta en la mesa. 

— Todos lo sabemos, nuestra piel no es lo único que nos empareja. —Le decía con su voz de miel. Su cara robusta inspiraba confianza y aquella piel suya era idéntica a la de Seifer. — Para nosotros las raíces hablan y los mensajes llegan lejos. Pareces confundido. 

— ¡Seifer! — Le gritaba Agregor — ¡Mira éste espejo!
— ¡V-voy! — Le dijo inseguro sin dejar de mirar a la mujer, con los ojos abiertos y sin saber qué decir.

— Ve con tu amigo, y cuídate ese brazo. 

Seifer asintió y dejó aquél puesto todavía con dudas en la mente. ¿Como podría saber sobre aquella flor? sin duda era un elemental de su misma clase. Se acercó a Agregor y vio en el espejo aquél reflejo extraño. 

— ¿Qué pasa con el espejo? 

— Mira, mira de cerca — Le contestó Agregor y Seifer se acercó, puso su cara tan cerca que veía sus pupilas dilatarse en busqueda de luz. Notó como la curvatura de su nariz había cambiado, que sus mejillas eran más delgadas y ya no tenía aquella barba y bigote que nunca le importó cuidar. 

— No veo nada que no sea yo. — Y mientras hablaba, el cristal emergía remarcando los detalles de su cara hasta que notó que otro rostro hecho de brillo tocaba frente con frente y nariz con nariz en el suyo. Unos ojos azules se pusieron en paralelo con los suyos y Seifer gritó.

— ¡Agre! — tirándose al suelo asustado y sorprendido mientras ese rostro de cristal femenino se reía cubriendo su boca. Escuchó como la risa de Agregor lo acompañaba y se levantó confundido. 
— Mira, ¡hice una amiga! — Le decía mientras reía y aquella chica de cristal que salía del espejo empezaba a tomar color. 

— ¡Tu amigo es gracioso Agregor! — Dijo la chica, saliendo completamente del espejo, mientras la faceta de cristal iba desapareciendo de su cuerpo como si fuera humedad. 

— No fue gracioso. — Les dijo, sin mirarles a los ojos y avergonzado. 
La chica empezaba a mostrar su atuendo junto a una piel blanca casi tan clara como la de Chikane, pero con un cabello largo, vainilla claro, arena de playa, café con crema. Recogido en coletas a los lados de su cabeza, cubierto con una boina roja que combinaba con su falda. 

— ¡Y super lindo además!

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