Evan Bellamy se encuentra cursando su primer año en la Universidad. Tratando de sobrellevar los fantasmas de su pasado, un hermano con problemas de alcohol y la vida sin sus padres, con su actitud ingenua, algo torpe y su mala suerte saliendo a tope...
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Es cielo está oscuro y el bus en el que transito está casi vacío. Apenas y hay unas quince o veinte personas dentro de él. Cuando me bajo de este, comienzo a caminar sintiéndome en medio de muchas emociones que no puedo describir, o quizás simplemente se trate de una sola. Si tuviera que compararla con algo, esta se sentiría como cuando escalas una montaña. Sí, aquella montaña más alta que existe. Cuando llegas a la cima la vista es asombrosa, es increíble, es...mágica. Pero cuando miras hacia abajo y vez la altura, el pánico se apodera de ti y comienzas a tener terror. Terror de la caída.
Así es exactamente como me siento. Siento que he llegado a la cima muy pronto, y tengo miedo de caerme, pero llegar a la cima es todo lo que siempre he querido, ¿por qué entonces me siento de esta manera? ¿Por qué ahora que Harry me dice que me quiere estoy tan asustada?
Me siento insegura y me siento incapaz. Siento como miles de emociones pasan tan rápido por mi cerebro que apenas puedo procesarlas. Por un momento me siento tan llena de felicidad que las mariposas en mi estómago apenas pueden controlarse a sí mismas, y no paran de revolotear por todo mi interior, pero llega el momento en el que me siento tan mareada que se siente como si pudiera vomitar en cualquier momento.
Se supone que debería estar feliz. Por fin he encontrado a alguien que me hace sentir...bien. He encontrado a alguien que quiero, que de alguna u otra forma me hacía feliz. Alguien que me quiere...
¿Me quiere?
¿Lo quiero?
Me detengo en seco. Mi respiración comienza a fallar y de pronto soy un montón de incertidumbre y sentimientos encontrados.
—No está pasando...
Tomo el teléfono celular en mi bolsillo y miro la hora. Son las 20:35 de la noche y entonces a mi mente viene tan rápido como un relámpago; Zayn.
Comienzo a apresurar mis pasos. Había olvidado por completo que Zayn quería hablar conmigo y que estaría esperándome a las afueras de mi casa. Estaba tan consumida por las confesiones y las emociones de hace apenas unas horas que lo había olvidado.
Acelero el paso lo más que puedo hasta que finalmente llego. Miro por las afueras de mi casa, pero no veo ni una sombra, ni siquiera alguna figura que me indique que él está aquí, esperando por mí. No hay nadie ni nada, entonces me rindo. Llegué tarde.
Saco mi teléfono celular y a medida que me voy acercando a la puerta de mi casa con las lleves en mi mano. Busco el contacto de Zayn y le envío un mensaje diciéndole que lamento mucho no haber llegado a tiempo, pero que el tiempo en casa de Harry se me hizo más largo de lo que predije y que además, el bus que me lleva a casa tardó un montón en llegar, lo que en realidad es verdad.
Cuando entro a casa lo primero que siento son los ladridos de Milk y sus pequeñas patitas tratando de escalar mis piernas mientras salta y ladra mi llegada.
