Doce

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Jade
Sustantivo
Un leve verde azulado
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Luke tragó su último pedazo de tostada cuando se dio cuenta de que iba tarde para su primera clase.

No había llegado tarde a ninguna clase desde primer año de secundaria. Definitivamente no quería empezar a hacerlo ahora. Especialmente con el colegio. Incluso si era diferente y podías ir según tus términos, no quería arriesgar nada. No era algo que él soliera hacer.

"¡Maldito zapato, entra a mi pie!" Murmuró Luke sobre su respiración. Metió su pie en el zapato sin preocuparse por atar las agujetas, metiéndolas a los lados del zapato.

Tomó la mochila con todos los libros de texto que necesitaría para ese día. Le quedaba poco tiempo, pero aún así se aseguró de llevar su tarea ordenada en un folder. Cuando terminó de revisarla, cometió el error de mirar al reloj de nuevo. Sus ojos se agrandaron, saliendo por la puerta y cerrándola con llave.

Miró hacia el elevador percatándose del letrero de 'fuera de servicio' que se encontraba pegado en éste, lo que lo hizo murmurar palabras por las que su madre lo golpearía el resto de su vida.

Su cabeza palpitaba y la última cosa que quería era bajar siete pisos cuando iba realmente tarde. Lo estresaba aún más de lo necesario.

Respiró hondo mientras bajaba las escaleras, dos a la vez. No tenía tiempo que perder. "¿Por qué yo? Soy una buena persona." Gimoteó Luke, hablándose a sí mismo sobre sus problemas. Siguió las siguientes escaleras, siguiendo de dos a la vez para bajar más rápido.

Su cuerpo pareció rendirse, tropezando en la superficie plana bajo sus pies. Se cayó, su mochila salió volando sobre sus hombros, abriéndose. Era verdaderamente el peor día de su vida.

No se percató del chico en el pasillo, no parecía darse cuenta de lo que había pasado. Todo lo que vio fue la pequeña mano que lo alcanzaba para levantarlo del empolvado suelo.

Miró al rostro del chico, sus ojos, una vez que estuvo parado sintió que su mundo se detenía.

Su cabeza dejó de palpitar.

Sintió un calor recorrer todo su cuerpo, haciendo sus mejillas calentarse y ruborizarse.

El mundo a su alrededor comenzó a cambiar drásticamente.

Verde, verde, verde. Era la única palabra en su mente. Era la única cosa que podía ver.

Tomó nota de todo a su alrededor. Ese específico color mostrándose en distintos tonos en su más hermosa forma.

Después de un segundo así, como una señal, un jadeó abandonó los labios de ambos chicos, y ambos se miraron con los ojos abiertos en grande y las bocas entreabiertas.

Shades Of Blue :: mukeWhere stories live. Discover now