Solo cinco

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Quito, 25 de Noviembre del 2018, 8:50am

Pareciera que el tiempo ha pasado más lentamente desde aquella mañana en la que aparecieron en una enferma representación casi artística los maniquíes de todos los jóvenes que habían estado desapareciendo, cada uno con ropas diferentes, en posiciones diferentes que simulaban una especie de diversión, la noticia no tardó en hacerse viral, lo cual aumentaba la presión para Francisco y los oficiales a cargo de la investigación.
A diario, a las afueras de la DINASED un numeroso grupo de personas se reunía con carteles y con pancartas en señal de protesta por lo que para ellos era un lento accionar policial, sus voces, resonaban en el lugar llegando a oídos de Francisco el cual con cierta desesperación trabajaba lo más rápido que podía, descartando de a poco a varios sospechosos, pero esta vez tenían más evidencia pues, las cámaras habían grabado el momento en el que el sospechoso ponía los maniquíes, día a día descartaban a más y más sospechosos, pero sabían que esa tardanza le costaba la vida a alguien, pues todas las noches había por lo menos un desaparecido más, ya sea este chico o chica, se notaba cuál era su patrón y a veces incluso se vigilaba a sus posibles víctimas, pero, aquel no era un secuestrador como muchos otros, no quería nada más, que el que el mundo viera sus maniquíes, estaba enfermo, y el mundo, rara vez puede controlar a un enfermo.

Quito 25 de Noviembre del 2018, 5:00pm

El sol empieza a ocultarse lentamente, el viento frío recorre la ciudad, en el norte de la ciudad todo está tranquilo, la gente regresa de sus trabajos directo a sus casas, muchas otras personas piensan en dar un paseo, y otras tantas irán a celebrar algún acontecimiento importante, o solo a comer, pero entre ellas esta una mujer que decide ir a visitar a uno de sus parientes fallecidos hace poco al cementerio del Batán, caminando por entre los pasillos vacíos y en parte lúgubres del lugar, buscaba a su familiar cuando frente a ella, un espectáculo más tétrico, que artístico, un enorme grupo de maniquíes se despedazaban unos a otros, en extrañas posiciones se hallaban estos, la mujer no hizo más que dar un fuerte grito que atrajo la atención de los guardias de seguridad del lugar, al llegar hasta la mujer, esta se encontraba llorando, en el suelo, presa del pánico, uno de los guardias contacto a los servicios de emergencia de inmediato mientras el otro atendía a la mujer que se encontraba en estado de shock, al llegar los servicios de emergencia junto con algunos oficiales de la DINASED, se encargaron del caso, los paramédicos de sacar a la mujer del shock, y los agentes, de recoger los maniquíes en fundas plásticas, cuando al fondo de la macabra representación, uno de los maniquíes sostenía un cartel.

"Buena noches oficiales, solo me faltan cinco para mi colección"

Los dos oficiales quedaron perplejos ante la nota, no podían creer que el maldito les dejara una nota, y más aún, que su "colección" estaba casi completa, tomo un par de minutos para que ambos salieran del asombro, una vez lo hicieron uno de ellos prosiguió el trabajo de recolección de maniquíes, mientras, el otro tomaba su teléfono llamando a su Superior el al contesto tras un par de timbres.

*si, habla Francisco*

*señor, el maldito está cerca de tener todo lo que desea, en el Batán, los maniquíes que reportaron, uno de ellos cargaba un cartel diciendo que solo le faltan cinco personas*

Francisco, del otro lado de la línea se quedó frío al oír eso, pasaron mil preguntas por su cabeza, y ninguna tenia respuesta.

*recojan lo más rápido posible los maniquíes y vengan, ahí trabajo que hacer, los necesito a todos*

*si señor*

El oficial cerró el teléfono y volviendo el rostro hacia su compañero empezó a recoger los maniquíes.

-el jefe quiere que vayamos enseguida-

-más trabajo-

-bastante, necesitamos atraparlo, antes de que logre su cometido-

Esa noche todos los oficiales disponibles empezaron a buscar aún más fervientemente a todos los sospechosos, de todos ellos solo un grupo de como cuarenta personas tenían la edad y la fuerza como para levantar a las víctimas como él lo hacía, tenían su contextura, su tamaño, y su carro, ese carro que en las cámaras de vigilancia se pudo apreciar entrando al cementerio, nuevamente sin placas, sin indicios, sin nada, y desvaneciéndose tras un rato.

Quito, 26 de Noviembre del 2018, 6:00am

A primerahora desde la DINASED salió un gran contingente de oficiales que con ayuda devarios colegas policías fueron directo hacia los sospechosos, excepto unospocos que quedaron fuera de la investigación por tener rango político, perocomo dijeron los oficiales entre bromas, "esos no les da para tanto laimaginación", pronto, el lugar se llenó de hombres y algunas mujeresdesconcertados por lo sucedido, entre ellos uno de los oficiales a cargo delcaso, varios enfermeros, doctores, escultores, amas de casa, abogados,arquitectos e incluso un forense, que fue considerado como el principalsospechoso, los primeros en pasar por el interrogatorio fueron los más obvios,tras ellos los destacables, y tras ellos las personas comunes, ninguno se lepudo acusar culpable, ninguno tenía vinculo, pero eso no podía ser, tenía quehaber un sospechoso contundente, al menos uno, pero si eso no funcionaba lascámaras ayudarían, se investigó las casas de los sospechosos solo cinco estabanfuera de las cámaras de vigilancia, y otros dos tenían locales con la mismacualidad, tres doctores, un abogado, un arquitecto, y dos contadores, la verdadparecía estar cerca    

El fabricante de maniquíes [2do Puesto En Los @CarrotAwards]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora