Única parte.

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Son las 3;45 am y JungKook sigue sin conciliar el sueño.

Con suavidad se deshace de la delgada manta que cubría su cuerpo, de todas maneras el frío continuaba ahí. Un suspiro angustiado sale de sus labios y seguidamente se sienta en el borde de la cama, mirando a un punto  aleatorio de la habitación la cual está completamente en penumbras.

—Jimin....—Susurra apenas audible, antes de dirigir su mirada ahora hasta la ventana de su habitación que dejaba a la vista la casa junto a la suya, luce completamente obscura y por un momento quiere llorar ante el simple pensamiento de que aquella noche no iría a verlo. De pronto, el sonido estruendoso de una puerta abriéndose lo sobresalta.

Él no necesita mucho para saber que es su madre. Así que pacientemente espera lo mismo de siempre; el eco de los pasos de la mujer que le dio la vida, tambaleantes y huecos, después, pequeñas risas demostrando que una vez más no viene sola, más pasos, y finalmente el ruido de la puerta de el dormitorio frente al de él abriéndose y cerrándose con fuerza.

Rápidamente se pone de pie, porque sabe que seguirá después de aquello, y no, él no quiere escuchar eso. Entonces va hasta su armario y se coloca un suéter -que parece más un viejo trapo con grandes agujeros-, toma sus zapatos. Y posteriormente sale por la ventana.

La misma rutina desde que era pequeño

No le cuesta mucho trabajo bajar, pues su casa era lo suficientemente pequeña y de un solo piso. El pasto del pequeño jardín trasero continuaba como siempre; descuidado y largo, así que mientras camina a través de el césped crecido se pregunta si por primera vez debería esforzarse un poco más en arreglar su casa. Tal vez debería hacerlo, pero recuerda que el vecindario es uno de los más bajos y pobres. Además él no tiene alguna de aquellas tijeras especiales o incluso una podadora. Por lo cual la idea queda descartada por completo.

Un segundo suspiro escapa de entre sus labios, creando algo de maho que poco a poco se va desvaneciendo entre la luz de la única farola que funcionaba en la calle, su mirada sigue completamente el remolino de vapor hasta que finalmente este se esfuma. Infla las mejillas, sintiendo estas entumecidas y frías. No era para más. Estaban a mitad de noviembre. Aquello básicamente era el comienzo de el invierno que caería sobre Busan.

Jimin. Su mente vuelve a recordarle como su fuese una clase de alarma. Instintivamente vuelve la mirada hasta la casa que no había dejado de mirar en la tarde. No es muy diferente a la suya, era pequeña y también estaba descuidada. Y ambas tienen a personas rotas en ella. Piensa irónicamente.

Segundos después es sacado de su burbuja, nada más y nada menos que por los gritos que su madre suelta. Tiene que tomarse un momento porque realmente se siente como un duro golpe en el pecho, se siente mal de pensar en su madre acostándose con hombres diferentes cada noche. Pero también sabe que por ello es la única razón de que siguen viviendo ahí.

No es capaz de llegar hasta el viejo columpio oxidado que está en una de las esquinas del jardín. Aquel columpio que su padre puso para el cuando tenía cinco años. Un año antes de que los abandonara a su madre y a él. Todo su cuerpo tiembla y termina con las rodillas en la tierra. Las lagrimas no tardan en aparecer como cada uno de los recuerdos que más lo habían dejado marcado;Cuando su padre lo enseño a ir en bicicleta. Cuando armo el columpio junto a sus padres en una tarde de primavera. Cuando encontró a sus padres besándose en la cocina a mitad de la noche, su padre le decía cosas a su madre como "Te amo" y "Eres lo mejor que me ah pasado". Cuando su padre arrastraba una gran maleta negra a través de la puerta de madera, no importaba cuanto le gritara y corriera tras de él, nunca le dirigió una mirada o siquiera una palabra. A su madre bebiendo y tomando distintas pastillas, con la mirada vacía. Su madre llegando a hurtadillas a las tres de la mañana. La primera vez que su madre llevo a un hombre a la casa. Cuando unos brazos lo rodeaban mientras el lloraba en silencio en la obscuridad de su habitación. El familiar sentimiento de protección con su vecino. Los insultos en el colegio. Los golpes. Las palabras de su madre durante una de las noches en donde regresaba completamente ebria. "No se porque me miras de esta manera JungKook. Terminarás igual que yo. Serás un puto que es utilizado por todos. Solo eso."

Never Be; JiKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora