La Casa Kurtzberg, los Poderes y la Amenaza

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Marinette, Alya, Nino, Chloé, Nathaniel, Mireille y Theo apenas pudieron ocultarse, aún cuando el Sol moría en el horizonte y la noche envolvía la ciudad.

El escondite fue más problemático que los akumatizados. Muchos de ellos habían quedado congelados, como los fantasmas de una foto, probablemente porque ya no había un portador de la mariposa que les diera esencia. Otros vagaban, confundidos y atónitos ante el extraño escenario.

Marinette pudo oír brevemente los gritos de Max resonando en las calles muertas, aún llamando a Sabrina.

La casa de Marinette era demasiado predecible. Las de Alya, Nino y Chloé habían resultado destruidas. Mireille y Theo vivían al otro lado de la ciudad, y Chat Blanc podría atraparlos antes de poder cruzar la puerta, por lo que optaron por ir a la casa de Nathaniel.

La residencia Kurtzberg estaba ubicada a unas pocas cuadras del Museo del Louvre, en un edificio que hubiera resultado bonito de no haber estado cubierto de marcas de garras y chamuscado.

-Aquí me atacaron.-explicó Nathaniel, ruborizado.-Alix y Kim se metieron por mi ventana y me dieron el zarpazo.

A Marinette le costó imaginar esa particular escena.

Aunque la sala de estar era espaciosa, la casa sólo tenía un baño, dos dormitorios y un pequeño cuarto donde reposaban caballetes y lienzos.

-Lamento el desorden.-dijo Nathaniel en cuanto entraron.

-No está mal.-comentó Chloé.

-Tienes muchos caballetes ahí metidos.-señaló Marinette.

-Claro, claro... pero no los necesitamos...-rió nerviosamente.-Necesitamos comer.-agregó rápidamente y fue a un cuarto contiguo.

Marinette había experimentado tantas emociones en esos días que no había notado el hambre la azotó.

Nathaniel volvió con paquetes de galletas saladas y dulces, queso, jamón, varias latas de atún, un abrelatas y varios platos.

Con ayuda de los demás, colocó cuatro platos en la mesa y dejó que Marinette, Nino, Mireille y Chloé se sentaran, ya que ellos eran los más dañados. Mireille y Chloé tenían varios cortes en lo brazos y los tobillos, y Nino tenía muchos hematomas en la cabeza por los bastonazos de Chat. Los demás se conformaron con un trozo de suelo.

-Es una pena que mamá no fuera de compras.-comentó Nathaniel.-Lamento la escasez.

-¿De veras?-dijo Alya metiéndose salvajemente un paquete de galletas.-¡Estás abastecido, amigo! ¡Estamos en guerra!-exclamó triunfante.

-Yo digo que tenías en mente un Apocalipsis Zombie.-dijo Nino.

-Una Venezuela...-pareció decir Alya entre dientes.

-Shhhhhh, creo que hay algo fuera.-musitó Mireille, palideciendo como un espectro.

Marinette se levantó y se colocó frente al marco de una ventana, pero no pudo ver nada más que las ruinas de París, algunos fuegos lejanos y akumatizados vagando tristemente.

-Nada.-reportó mientras regresaba a la mesa, y emitió un quejido al masticar un trozo de queso. Notó toda su mejilla adolorida.

-Chat Blanc te abofeteó muy duro, ¿no?-inquirió Chloé. Marinette asintió con pesar.

-Ya no existen caballeros.-bufó Alya.

-No digas eso.-Nino la rodeó con un brazo.-Darkblade trató de matarnos esta mañana, ¿recuerdas?

-Sácate, Nino.-dijo Alya reprimiendo una sonrisa.

-Creo que necesita atención.-terció Mireille.

Not so Pure [Chat Blanc] Miraculous LadybugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora