¡Madeline!

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¡Madeline!

Elena

Tenía dos horas viendo a los actores principales leer el guion para ensayar las escenas que se grabarían la otra semana. Hoy leían una muy sencilla escena acerca de Alexandra, la protagonista, regresando al pasado. Fraag no salía en esta escena, aun así estaba aquí para aprender del pasado de su personaje. Podía ver lo aburrido que estaba, viendo su celular y grabando videos esporádicamente.

Me recosté en mi asiento sintiendo el aburrimiento llegar a mí, estaba peor que Fraag ya que yo debía mostrar interés en algo que realmente no me interesaba. Nosotros, los asistentes, ni siquiera nos sentábamos en la mesa, al contrario estábamos en sillas plásticas alrededor por si nuestros actores necesitaban algo.

Abrí el folleto de la escena en la que Alexandra, o mejor dicho Krista, estaba completamente perdida y desolada en una habitación al estilo siglo dieciocho. Me puse a imaginar esa misma parte como película, una en la que ella se viera con un enorme vestido, siendo ella en el presente pero su mente puesta en el cuerpo de alguien más, una hermosa chica de cabello negro largo y ojos verdes.

―¡Madeline! ―escuche a Curtis gritar. Levanté mi vista viéndolo a él verme con ojos de intriga, como mi maldito nombre en definitiva no es ese, di media vuelta para ver si había alguien más a mis espaldas. No. Nadie ―¿Estas sorda, Madeline? ―volvió a preguntar.

―¿Me habla a mí? ―pregunté viendo que sus ojos en definitiva estaban puestos en mí. Levanté la ceja.

¡Vaya mierda!

―Sí ¿Qué otra Madeline hay? ―se cruzó de brazos esperando a que le diera una explicación.

Curtis, el director general finalmente me había puesto atención y me estaba confundiendo, genial, esto es una gran porquería porque no es bonito, ni genial que gente importante no tengan el interés que amerita en aprenderse tu nombre, de igual, el señor a de tener mil cosas en la cabeza por lo que ignorare que no me ponga la atención que merezco.

―¿Desea algo, señor? ―intente calmar mi voz.

―Sí, café y tráele algo al señor malas que se está quedando dormido ―lo señalo.

―¿Con leche o sin leche? ―Sabía cómo tomaba Fraag su café, pero no tenía ni una remota idea de cómo lo tomaba Curtis.

―Sin leche, ni azúcar y fuerte. No lo olvides a la próxima. No me gusta perder el tiempo repitiendo como tomo mi café.

Sonreí, pero por dentro estaba maldiciendo al hijo de puta por tratarme así. Para eso tiene tres malditas asistentes ¿Por qué no le pide su café a una de ellas? así en definitiva no pierde su tiempo conmigo.

Me acerqué a la cafetera, que hasta ahora se había vuelto mi mejor amiga. Habíamos tomado moka, cappuccino, late... y varios tipos de café con Krista y Roger las tardes de los pasados días. Fraag se unió a eso de la tercera taza y descubrí que su favorito era el late con poca azúcar.

―Lo siento ―dijo una chica acercándose a mí, la reconocí como una de las asistentes de Curtis ―. Yo soy Madeline.

¡Oh! Con que si existe una Madeline.

―Ahora todo tiene sentido ―respondí tendiéndole la taza para Curtis ―. No sé cómo diablos es que le gusta su café ―me encogí de hombros resignada a que ella lo haría mejor.

―Expreso doble ―susurro presionando el botón ―¿Fraag? ―preguntó esperando a que yo contestara como quería Fraag su bebida.

―De él me encargo yo. Supongo que sí sueño es lo que tiene le hago un late bien cargado.

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