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Do you want to come with
us Thompson?❞


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Si había algo que destacara de Nina era su inteligencia. El sombrero seleccionador dudó sobre su decisión en cuanto a la casa que fue enviada, sabía perfectamente que Ravenclaw sería la casa ideal para ella. Fue difícil la decisión que tuvo que tomar el sombrero cuando fue puesto en la cabeza de la niña de once años, tanto así que al final de todo y contra cualquier pronóstico y cualquier ideal sobre las águilas e incluso sus antepasados, el sombrero terminó por gritar el nombre de la casa de los leones.

La pequeña de once años se preguntaba constantemente ¿Cómo era posible que estuviera en la casa de los leones? No hay que mal entenderla, no tenía nada en contra de aquella casa. El problema no estaba en que ella fuera una leona, el problema estaba en sus padres quienes pertenecieron a la casa de las serpientes, todos y cada uno de los integrantes de su familia lo fueron —al menos quienes no habían sido expulsados pertenecieron a aquella casa—, el que ella haya sido seleccionada para Gryffindor significó que se convertiría en la deshonra de la familia y tenía miedo de lo que podía pasar, aun cuando solo pasaron segundos desde su elección.

Luego de caminar hacia la mesa que no paraba de festejar al nuevo miembro, lo pensó y lo siguió pensando y no dejaba de ver las posibilidades de su futuro ahora con la puesta de su persona en aquella casa, sintió miedo ante la reacción de su familia. Mientras en la mesa celebraban por cada nuevo integrante ella solo se había mantenido callada, hasta que dos personas con similares características se sentaron a su lado y la saludaron con el mayor entusiasmo posible, como si se conocieran de toda la vida

Los había visto en la estación junto a una numerosa familia de pelirrojos, su padre los miró de la peor manera y recalcó su desagrado por ellos; Familia de traidores, dijo el cabecilla de la familia, Nina no entendía la razón de su desagrado, la pequeña mencionó que lucían amables, pero recibió la mala mirada de su padre quien solo dijo: Personas como nosotros no nos rebajamos a gente como esa, que te quede muy claro.

Ella seguía sin entender a qué se refería, miró a ambos y los saludó con cierta timidez, pero hasta ahí llegó su contacto con ellos, suficiente tenía con haber sido seleccionada a la casa que su padre aborrece, no quería decepcionar más a su progenitor.

Dos días después, una lechuza negra llegó dejando una carta en sus manos, la fina y elegante letra había dejado indicios del emisor de tal objeto. Su padre recalcó su decepción ante tal suceso y dejó en claro que ella era una absoluta desgracia para la familia Thompson, la tacharon de traidora, aun cuando su delito solo fue ser seleccionada a una casa en su actual colegio.

Nina esperaba que aquella fuera la reacción de su padre, pero aun así le dolió, una parte de ella esperaba que entendieran que no fue su culpa, tal y como lo hizo su madre, pero eso no pasó. Todos en el gran comedor la miraron cuando salió corriendo con lágrimas en sus ojos, había corrido hasta llegar a las orillas del lago negro y se quedó allí sola, no asistió a clases aquel día.

La chica Thompson solía mantenerse callada y alejada sus compañeros de casa, aunque ellos se portaran tan amables ella prefería quedarse sola, sobre todo cuando aquellos gemelos se acercaban a la muchacha a saludar. No fue hasta unos días antes de navidad en que ella formó una amistad con aquellos peculiares pelirrojos.

Hasta aquel día solo habló con unas dos chicas de su casa y unas cuantas de la casa de Revenclaw, ella ya se veía como la marginada de su casa y de todo el colegio, al menos eso pensaba mientras caminaba por los corredores del castillo cuando dos pelirrojos corriendo la sacaron de sus pensamientos, su curiosidad la llevo a seguirlos y ver que tramaban, sabía que los causantes de las bromas que atormentaban al colegio eran por ellos. Llegó hasta un pasillo y los dejó de ver, había dos caminos, pudieron haber ido por cualquiera. —pensó. Se dio la vuelta para volver a su camino cuando los vio a los dos parados frente a ella con los brazos cruzados, Nina dio un paso para atrás de la impresión.

— ¿Qué buscas pequeña Nina? —preguntó uno de los dos, Nina no sabía distinguirlos, miró a ambos chicos y luego solo se encogió de hombros.

— No les importa. —respondió con firmeza y ellos sonrieron.

— ¿Quieres venir con nosotros Thompson? —volvió a preguntar el mismo pelirrojo, su hermano le dio un golpe.

— ¡Fred! —chilló y Nina supo que él era George, a pesar de mantenerse alejada de sus compañeros de casa ella veía como ambos engañaban a la mayoría fingiendo ser el otro así que esa fue su oportunidad para escanearlos y no caer en algún tipo de broma luego.

— ¿Entonces? —volvió a preguntar Fred.

— No gracias. —respondió la niña y se dio media vuelta para seguir con su camino.

— ¿No tienes ni una pizca de curiosidad, Nina?

— Por algo nos seguiste, ¿verdad? —ella detuvo sus pasos y se dio la vuelta para encarar a los dos.

— No los seguí. —contradijo y volvió a caminar, pero volvió a detenerse, lentamente se giró y miró ambos con un poco de miedo y timidez en sus ojos— ¿Estaré en problemas si los sigo? —los gemelos sonrieron y dieron un paso más hacia la niña.

— No / Tal vez. —respondieron los dos al mismo tiempo, los había escuchado de lejos hablar de aquella manera, pero escucharlos de cerca le causó cierta gracia.

— Bien, acepto. —dijo Nina.

Aquellas palabras fueron suficiente para que, desde aquella mañana de sábado, ella se volviera cómplice en sus bromas, junto a Lee Jordan por supuesto.

Nina Thompson ya había empezado a ser la deshonra de la familia, si su padre ya no la quería como a una hija, no le afectaría que esta se juntara con aquellos gemelos. La mayoría de sus recuerdos felices siempre había sido junto a ellos, a quienes los considera su familia, ella podía recordar cuando George le entregaba un regalo en el regreso de la Navidad de segundo año. Al abrirlo no era nada más ni nada menos que un Jersey color celeste con una N en el centro. Fred le había dicho que era una tontería, pero Nina sólo se lanzó a los brazos de sus dos amigos.

Ella había encontrado en los Weasley el cariño y afecto que no sentía en su familia, incluso a pesar de su condición la familia nunca le dio la espalda. Con los Weasley las voces dejaban de atormentar a la chica.

Silhouette [1] ➳ Fred WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora