El mayor Lightwood la miró con el ceño fruncido, y evidente molestia.

—¿Podemos? —lanzó una risa sin expresión, casi más como un bufido. —Tú no irás, aun no se sabe qué tienes y no voy a arriesgar tu salud —ordenó con autoridad, sin perder la compostura que tanto lo caracteriza.

—No creo que sea el momento de discutir, hermano mayor —Isabelle se acercó cuidadosamente a Alexander, tratando de que no se produjera una discusión mayor.

—Será mejor que averigüemos rápido si fue él quien tuvo el acceso suficiente a Jocelyn para crear la poción sin que nadie lo descubriera —terminó por decir Wayland desde el otro lado de la habitación.

—Ragnor solo confiará en mí, así que será mejor que nos pongamos en marcha. Realizaré un portal en la sala de entrenamientos, los veo ahí.

Los demás nephilim lo habían seguido para alcanzar sus armas y camuflarlas con un glamour para poder ir resguardados.

Pero Alexander cogió del brazo a la rubia antes de salir completamente en busca de Fell.

—¿Podemos hablar? —preguntó bajando el tono de voz.

El moreno debía y tenía que contarle. Si no era por él, se iba a enterar de todos modos. Y era preferible que lo odiara por hacerlo a que se llevara una gran sorpresa.

Cristie devolvió la mirada a sus compañeros que se alejaban, mientras que Alexander la afirmaba con más fuerza.

—No ahora, Alec —suspiró ásperamente para que el azabache le devolviera la compostura. Cruzaron miradas por última vez e intentaron seguir a los demás nephilim y al brujo. Pero la voz femenina que más odiaba, se oyó desde sus espaldas.

—Alec, ¿a dónde crees que vas? —comenzó a tomar paso y acercarse a los dos últimos cazadores que quedaron en la palestra de la habitación, mientras sus tacos resonaban en el brillante piso.

—Lo que faltaba —murmuró Evans por lo bajo.

—No deberías ir y lastimarte, ¿lo olvidas? —ladeó levemente su cabeza hacia un costado intentando verse inocente, a medida que se paraba frente del azabache y cogía su mano.

Cristie ignoró aquella acción que estaba presenciando, pues sabía que si lo hacía, era solo para sacarle celos y envidia.

No iba a caer en su juego.

—Lydia, hablemos en otro lugar —el moreno intentó coger a la rubia para caminar a un lado lejos de Cristie, quizás se había dado cuenta que no era el momento de que supiera todo.

Se había arrepentido de decirle.

La chica sonrió y se soltó rápidamente del agarre para hablar sobre el tema, frente a Cristie.

—No lo sabe, ¿verdad? —Alexander hizo indiferencia a lo que Lydia le decía, sabía perfectamente que no le había contado a Cristie, pero ella lo haría con gusto.

—No.

Ella giró sobre sus talones para quedar frente a la otra rubia e hija de Stairs, provocando recelos con su mirada.

—El Cónsul lo ha aprobado todo para este fin de semana —sonrió maliciosamente, como si se tratara de un triunfo a su favor.

—¿Qué cosa? Escucha... no entiendo qué estás diciendo y tampoco me interesa... es más... —contestó Evans inocentemente, pero enseguida fue interrumpida por Lydia.

—La boda será en un par de días más —lo dijo con tono burlesco, ignorando que Alexander la intentaba coger del brazo para que dejara de hablar.

» Parabatai ➰ | Alec Lightwood |; Shadowhunters [1]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum