Capitulo 27. No Mi Idea Favorita.

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El verano estaba a punto de llegar a los campos que rodeaban el castillo. El cielo y el lago se volvieron del mismo azul claro y en los invernaderos brotaron flores como repollos. Pero sin poder ver a Hagrid desde las ventanas del castillo, cruzando el campo a grandes zancadas con Fang detrás, no era lo mismo; y lo mismo podía decirse del interior del castillo, donde las cosas iban de mal en peor.

Habíamos intentado visitar a Hermione, pero incluso las visitas a la enfermería estaban prohibidas.

—No podemos correr más riesgos —les dijo severamente la señora Pomfrey a través de la puerta entreabierta—. No, lo siento, hay demasiado peligro de que pueda volver el agresor para acabar con esta gente.

Ahora que Dumbledore no estaba, el miedo se había extendido más aún, y el sol que calentaba los muros del castillo parecía detenerse en las ventanas con parteluz. Apenas se veía en el colegio un rostro que no expresara tensión y preocupación, y si sonaba alguna risa en los corredores, parecía estridente y antinatural, y enseguida era reprimida.

—No puedo dejar de pensar en las palabras de Dumbledore —me comentaba Harry, y solitas en mi mente se reproducían cuando las menciono: «Sólo abandonaré de verdad el colegio cuando no me quede nadie fiel. Y Hogwarts siempre ayudará al que lo pida.» ¿A quién ibamos a pedir ayuda, cuando todo el mundo estaba tan confundido y asustado como nosotros?

—No lo sé, pero tenemos que buscar las arañas —comente señalando lo que dijo Hagrid antes de marcharse.

Aunque cuando hace unos meses habían centésimas por doquier, en estos momentos, no habia ni una sola araña a la que seguir. Las buscábamos por dondequiera que íbamos, Ron nos ayudaba a regañadientes, pero es nuestra única opción. Además se añadía la dificultad de que no les dejaban ir solos a ningún lado, sino que tenían que desplazarse siempre en grupo con los alumnos de Gryffindor. La mayoría de los estudiantes parecían agradecer que los profesores los acompañaran siempre de clase en clase, pero a me resultaba muy fastidioso.

Había una persona, sin embargo, que parecía disfrutar plenamente de aquella atmósfera de terror y recelo. Draco Malfoy se pavoneaba por el colegio como si acabaran de darle el Premio Anual. No comprendo por qué Draco se sentía tan a gusto hasta que, unos quince días después de que se hubieran ido Dumbledore y Hagrid, estando sentada detrás de él en clase de Pociones, le oi regodearse de la situación ante Crabbe y Goyle:

—Siempre pensé que mi padre sería el que echara a Dumbledore —dijo, sin preocuparse de hablar en voz baja—. Ya os dije que él opina que Dumbledore ha sido el peor director que ha tenido nunca el colegio. Quizá ahora tengamos un director decente, alguien que no quiera que se cierre la Cámara de los Secretos. McGonagall no durará mucho, sólo está de forma provisional...

—No, digas tonterías Draco —le interrumpio mi hermana Rima—, sin Dumbledore aquí, habran mas ataques, podríamos ser uno de nosotros.

—No lo creo —le aseguro Draco a Rima.

Snape pasó al lado de Harry sin hacer ningún comentario sobre el asiento y el caldero solitario de Hermione.

—Señor —dijo Draco en voz alta—, señor, ¿por qué no solicita usted el puesto de director?

—Venga, venga, Malfoy —dijo Snape, aunque no pudo evitar sonreír con sus finos labios—. El profesor Dumbledore sólo ha sido suspendido de sus funciones por el consejo escolar. Me atrevería a decir que volverá a estar con nosotros muy pronto.

—Ya —dijo Draco, con una sonrisa de complicidad—. Espero que mi padre le vote a usted, señor, si solicita el puesto. Le diré que usted es el mejor profesor del colegio, señor.

Destiny y la Camara Secreta [DEH #2]Where stories live. Discover now