Patas arriba.

1.1K 89 11
                                    




Pov. Jade:

Las clases comenzaron hace dos semanas, fue increíble la forma en la que fui recibida, yo, y las otras personas que también eran nuevas este año, Leigh-Anne y Harry estaban en mi clase, y aunque todos atendíamos aprovechábamos cualquier momento de despiste del profesor para hablar, tirarnos papeles, o comenzar a reír sin motivo, sobre todo cuando Harry hacía todo tipo de caras raras cuando estaba a nada de quedarme dormida. Los profesores eran muy agradables y dedicados en las clases, sobre todo eran pacientes, algo muy importante cuando se trata de adolescentes de entre dieciséis y diecinueve años que tenían las hormonas por los aires.

Los primeros días fueron difíciles, el tener que madrugar no lo llevaba precisamente bien, pero acabé acostumbrándome en aquel poco tiempo, las tardes las dedicábamos a estudiar, o a estudiar y trabajar. Leigh-Anne y Perrie decidieron trabajar en aquel restaurante, y yo, en la guardería particular de Anna, una señora mayor muy dulce. Los niños eran encantadores, en especial Ian, un pequeño de cuatro años con Síndrome de Down, que a temprana edad y con aquel problema era más inteligente que los más grandes a el, educado, y sobre todo limpio. Era uno de los pocos que sabían ir al baño solos, ¡Y sin manchar! Mi tiempo con aquellos niños podría ser infinito, no me importaría, me sentía una de ellos, aunque muy cansada, amé escoger ese sitio como mi nuevo trabajo.

Esa misma tarde, antes de ir a trabajar, decidí dormir un poco. Estaba cansada de estar ya entre libros a las cuatro de la tarde, así que quise dejarlo para cuando volviese de trabajar.

–Perezosa, nos vamos a trabajar, te he dejado la alarma puesta –, escuché, alguien me zarandeaba delicadamente.

Me volteé, viendo a Perrie. Sonreí, asintiendo.

–Después del trabajo tendré que irme, pero nos veremos esta noche –. No pude decir nada, besó mi frente y se marchó.

Lo siguiente que escuché fue una puerta abrirse, y una puerta cerrarse. Tendría que irme a las seis, y eran las cinco, tuve que pelear conmigo misma para levantarme, cuando lo conseguí, tomé una taza de café bien cargada para estar serena todo lo que quedaba de día.

A las seis menos diez salí por la puerta, todavía no sentía el efecto del café, por lo que me pesaban los pies al caminar, y mis ojos achinados a culpa del cansancio apenas me permitían ver. Tuve que ir hasta el trabajo en autobús, me agradaba ir en transporte público, las costumbres aquí eran tan distintas, no era como Londres, no eran estirados, ni personas calladas, hacían ruido, reían y de vez en cuando algunas personas discutían por el asiento.

Al llegar, la primera persona que me recibió fue el hermoso Ian.

–¡Hola Jadey! –, dijo sonriente.

–¡Ian! Ven aquí –. Lo cogí en mis brazos, besando su mejilla varias veces.

En ese momento Anna se acercó, con un bebé entre sus brazos, sujetando su pequeña cabecita.

–Jade, hoy tenemos una nueva integrante, es diminuta –, la miré desde arriba, Anna era mucho más pequeña que yo, y a mí no me sobraba la altura. –Ella es Elise, es tan pequeña que parece que vaya a romperse al tacto, ¿Verdad? –. Asentí, acariciando su pequeña cabeza. –Hoy no tenemos muchos pequeños, los más grandes están durmiendo la siesta en aquella habitación, cuando despierten solo tienes que darles algo de comer, y ayudar a dos con tareas del colegio –.

–De acuerdo, ¿Vas a salir? –, asintió.

–Tengo una reunión de padres, así que solo tienes que... ¡Ian! Sal de la pierna de Jade –. Agaché la cabeza, viendo a Ian atado a mi pierna, rozando su mejilla en ella.

I'm in love with a dirty | Jerrie thirlwardsWhere stories live. Discover now