JUGANDO A JUEGOS DE MAYORES

                                               JUGANDO A JUEGOS DE MAYORES

                                                                  CAPITULO I

 

            Aquella noche salía, tenía muchas ganas de salir, por fin había terminado los exámenes dejando paso al tiempo de espera a los resultados, que era casi un mes. Estaba completamente emocionada con la euforia de llevar un mes sin salir de casa. Estaba dispuesta a pasármelo genial, tenía toda una noche por delante, dinero suficiente, ya que no había salido y tenía ahorrado algo de dinero que pensaba gastar íntegras en esa noche.

Llamé a mi amiga Cristina para confirmar los detalles de la noche.

            - Hola ¿está Cristina por ahí?

            - Hola, soy yo y de sobra lo sabes, ¿qué tal?, ¿Dispuesta a pasar la noche del año, después del infierno de los exámenes?

            - Vamos hoy a saco, vamos a tenernos que llevar el sello, y una bombona de aire para que ni siquiera respiren.

            - ¡Tía que bestia!, no seas golfa...

            - Estoy desquiciada. ¿A qué hora hemos quedado?

            - A las 9.30, así que solo te quedan tres horitas para arreglarte.

            - ¿Qué te vas a poner?, Yo no tengo ni idea, y mira que llevo un maldito mes pensándolo tía.

            - Yo si lo sé, creo que voy a optar por ponerme el vestido negro, el de la espalda cruzada, ese tan bonito con el que casi se me ven las tetas y mi madre odia.

            - Me encanta ese vestido y creo que es porque tu madre lo odia, adoro todo lo que las madres odian, debe ser parte de mi complejo de hija...

            - Bueno tía te dejo que me voy a meter ya en la ducha, si se te ocurre que me puedo poner llámame.

            - O.K. hasta luego.

            Cogí corriendo el ipod para la ducha y me metí poniendo el tecno a tope para que no me molestase nadie y para empezar a dar ritmo a la noche. Tenía por delante otros tres meses de juerga sin tener que estudiar, hasta los próximos exámenes esa es una de las cosas buenas que descubrí que tenía la universidad.

            Al final opté por un vestido blanco y negro sin espalda y con un pronunciado escote, y unas botas negras altas. Dejé mi pelo negro suelto y me dediqué a pintarme con el ritual al que acostumbraba. Me pinté sombras verdes casi imperceptibles para que hiciese juego con el color de mis ojos, y me pinté los labios de un color rojo mitigado precioso, ya que mis labios gruesos permitían ese tipo de colores. De aquella noche lo importante iba a suceder sobre las tres de la mañana, a esa hora iríamos a EL CLUB, el lugar más de moda de Madrid. Estaba en Serrano, cerca de la Plaza de la Independencia, allí se reunía la "jet de la jet" de la noche madrileña, nosotras pasábamos gratis ya que había estado saliendo con Mario que era portero de allí, y aunque ya no trabajase en el local no tenía problemas para pasar, ya que ahora nos llevábamos muy bien.

            Me puse el abrigo y salí de casa, hacía bastante frío, y más con lo ligera de ropa que iba debajo del abrigo. Pasé a buscar a Cristina por su casa y como no estaba lista, para