36. ¿Qué haríamos sin ti, Edgar?/El castigo conchetumare.

Depuis le début
                                    

──No importa, nos bajamos en la otra parada. ──Dijo el Naiko

Y sin decir nada nos tomó a mí y al bestia del brazo bajandonos y antes que la micro partiera, ya con las puertas cerradas les golpeó la ventana haciendo que los tres nos miraran y se asustaran empezando a tocar el timbre sin hacer que la micro que empezaba andar se detuviera.

Caminamos lento para ver si nos alcanzaban y la primera en llegar fue la Crystal que salió de un auto negro despidiéndose del loco que conducía con un guiño y un sonrojo de parte de él. Y nos miró a nosotros rodando los ojos.

──Los hombres, weón. Ven tetas y ya los tení en tu mano. ──Soltó moviéndose el pelo de una forma exagerada y nosotros la vimos pasar frente a nosotros dejándonos con el ceño fruncido a los tres.

──Mentira. ──Soltamos los tres mirándola caminar de arriba para abajo y que buen culo tenía mi mejor amiga, weón. Y antes que nos diéramos cuenta ella se giró atrapandonos infraganti.

──¿En serio weón? ¿Los tres saco de cachas mirandome el poto? ──Frunció su ceño y sus brazos se cruzaron frente a ella. ──Hombres, todos iguales.

Iba a responder cuando siento a alguien en mi espalda y yo me giro para pegarle a quien me tocó la cintura para ver al Jaime con el ceño fruncido sobándose la cara por la cachetada que yo le di.

──¿EN SERIO JAIME? ¡AWEONAO DE MIERDA ME DISTE UN SUSTO!

──Gracias, Nico. Yo también te amo hermano. ──Le rodé los ojos ignorando su comentario y me giré para empezar a caminar y todos me imitaron.

Cuando llegamos a la casa del Edgar entramos sin tocar siquiera la puerta ya que el Naiko sacó una llave de la planta al lado de la puerta y se tiró al Eddie quien estaba sentado frente a la tele, lo vi sobresaltarse un poco por cómo se tiró el Naiko pero luego se relajó dejando al Naiko sentado en sus piernas y apoyando su carita en el cuello del enano culiáo.

ah quién lo decía.

Nos quedamos todos en la filita del weón mirando a los cabros abrazarse, según yo, era muy privado como para que nosotros estuviéramos ahí mirando mientras el pololo de nuestro mejor amigo lo consolaba. Se sabía que la mamá del Edgar estaba un poco enferma ¿Pero pa morirse? ni cagando pensábamos en eso.

──¿Cómo estai eddieflin? ──Preguntó el Jaime y vi que piolamente la Crystal le pegó un guate para susurrarle un aweonao.

──Saco de weas más aweonao.

──¿Cómo va a estar, aweonao Jaime? ──Le soltó el yelo mientras el Jaime me miraba como "No se te ocurra a vo molestarme"

──...Eh, cabros. ──Dijo el Edgar parándose del sillón mientras él Naiko lo miraba con una ceja alzada. ──Al final fue un error... O sea, a los minutos me llamaron del hospital pa decirme que se habían equivocado de persona, me dijeron que en realidad mi mamá está fuera de riesgo.

──¿QUÉ WEÓN? ¿NOS ESTAI DICIENDO QUE LA TÍA NO MURIÓ? ──Dije con una sonrisa y él con lágrimas asintió y yo de pura emoción salté encima de él haciendo que nos chocaramos y cayéramos al sillón y después de unos segundos sentir un montón de weones arriba mío dandole amor al Edgar. ── AHHHHHHH GORDOS CULIÁOS BAJEN LAS GRASAS CHUCHETUMARE.

Cuando fuimos libres por fin el Naiko abrazó al Edgar que no paraba de llorar, o sea yo creo que igual es terrible fuerte que te llamen pOR TELEFONO MÁS ENCIMA NI EN LA CARA TE LO DICEN para contarte que tu vieja está muerta y que vayai a recoger el cuerpo.

Weón la angustia que se debe sentir.

Y pa después decirte "ahh no cabaiero sabe qué? me equivoqué, la señora eddiflina está bien, porsiaca."

Vous avez atteint le dernier des chapitres publiés.

⏰ Dernière mise à jour : Feb 01, 2017 ⏰

Ajoutez cette histoire à votre Bibliothèque pour être informé des nouveaux chapitres !

yeta culiáo ; JainicoOù les histoires vivent. Découvrez maintenant