12; El amor nunca deja de ser.

329 41 4
                                    

Los momentos contigo me han perseguido todos estos meses.
Desde que no puedo verte más es como si nuestros recuerdos estuvieran aquí con más fuerza.

Es algo extraño, cuando estaba a tu lado solo quería alejarme de ti, te sentía seguro, sabía que podía controlarte y hacer contigo lo que quisiese.
Nuestra relación en su totalidad fue algo así, "ni contigo ni sin ti" cuando no estaba contigo sentía que te necesitaba, quería que estés conmigo, que me busques, me hables, me beses.
Pero cuando lo hacías solo quería que te alejes de mí, tu presencia me fastidiaba, me hartaba.
Y tú pensabas que era tu culpa, que eras tú el que estaba haciendo algo mal... Las últimas semanas de nuestra relación creo que lo tomaste como un reto personal, el enamorarme de nuevo, el renacer un amor que hace ya mucho se había hundido en las cenizas.
Nunca lo lograste, sabes. Aunque yo te hiciera creer que si.

Tuvimos muchas peleas, discusiones, malentendidos, por mucho tiempo nuestra relación no fue más que sexo y discusiones, algo tremendamente físico y nada espiritual... Y parecías estar bien con eso, aunque yo sabía que en realidad no lo estabas, lo único real era que no querías perderme, te aterraba la idea de estar solo y de que yo consiga a alguien más, estabas terriblemente celoso de Roberth y pensabas que si nosotros terminábamos nuestra relación yo iría corriendo a los brazos de él (lo cual probablemente era cierto) y tú nunca lo ibas a permitir.
Además estaba nuestro compromiso, por eso me apresuré tanto en que nos comprometiéramos y en tener mi anillo, sabía que en tu familia, muy apegados a Dios, el matrimonio era algo irrompible y sagrado, y una vez que yo consiguiese que me propusieras matrimonio, ya sea por tus creencias, tu familia o amigos, no me ibas a poder dejar, sin importar lo que yo hiciera.
Una vez que nos comprometiéramos te iba a tener seguro.
En la palma de mi mano.

Aún recuerdo esa vez que salí con mis amigas y llegué muy tarde pero tú te quedaste despierto toda la noche esperándome, la incertidumbre te carcomia.

Nos íbamos a casar pero habías dejado de confiar en mi, en lo que yo te decía, incluso en mis besos que yo sabía que eran como drogas para ti.

Pero ni eso me servía ya.
Ni siquiera mi apariencia inocente.
Porque cada que estaba con alguien más no podía evitar pensar en ti.

¿Qué tan raro es estar con alguien y pensar en otras personas y estar con otras personas y pensar en ese alguien?

Por mucho tiempo mi amor no fue más que una vil mentira.

Pero todo cambió cuando mis planes fallaron, cuando hubo una gran falla en ellos, cuando tenía todo listo, todo el dinero que necesitaba, sólo ahí me di cuenta de que me había enamorado.
Te amaba.

Y por más que intenté cambiar eso, muy tarde me di cuenta de que ya no había vuelta atrás, no podía dejar de pensar en ti y nadie era como tú...
Lo habías conseguido, me habías enamorado.
Y nunca dejé de amarte.

Así que este es el doceavo motivo para no merecer tu amor.
El amor nunca deja de ser y aunque tu siempre me amaste, yo te amé y no te amé y luego te amé de nuevo.
Mi amor fue y dejó de ser muchas veces.

Motivos para no merecer tu amorWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu