Bienvenidos al Campamento LakeWake

17 3 0
                                    

— Gracias señor, muy amable— extendí mi mano con unos cuantos billetes para el chófer del taxi como propina.

El viejo letrero que adornaba la entrada me provocó una enorme sonrisa que no reprimí. ¡Estaba en el Campamento LakeWake! El olor a pino me excitaba, me llenaba de emoción. Caminé embobada mirando los alrededores, jalando mi maleta. Mi mochila se atoró con una rama e intenté jalarla, pero no salió.

— Mierda— me quejé, mirando al cielo. Un chico que iba pasando se rió de mí—. Se caballeroso y ayuda a una dama— le apunté mi maleta. Un chico llegó detrás de él y le plantó un beso en los labios, ambos voltearon a verme y se fueron pasándome de largo—. Par de maricas— susurré.

Jalé mi mochila de nuevo con fuerza, y ésta logró salir de una buena vez. Del zangoloteo salí disparada y tropecé con una piedra cayendo en el lodo.

Gracias San Yurem, no vuelvo a faltar al templo.

Mi ropa, rostro y cabello se había empapado de lodo. Joder, y justo cuando quería verme presentable y bonita.

— ¿Te puedo ayudar?— pronunció un chico, extremadamente guapo quien me estiraba la mano. Nerviosa y dudosamente se la acepté y éste me ayudó a levantarme.

— Gra-gra-gracias...— tartamudeé.

Él esbozó una sonrisa mostrándome sus dientes, blancos y derechos. Ay pero eran de ensueño. Levantó mi maleta y me la pasó. Y se fue. Me recargué en la manija de mi maleta y ésta bajó, haciéndome perder el equilibrio y caer al lodo otra vez. ¡DEMONIOS!

***

Visualicé a lo lejos a mi mejor amiga del campamento. Una niña juguetona, alegre y súper amorosa, dulce y con voz de pasiva (bueno, eso hasta que se enoja). La castaña cruzó mirada conmigo y corrió hacía mí. Pero tan pronto como arrancó, se tropezó con un chico que llevaba sus maletas hacia una cabaña. Mi amiga se fue de boca y sólo vi como rebotó su cabeza en el suelo por el golpe. Se levantó como toda una diosa y siguió corriendo hacia mí. ¡Eso mamona!

— Tu cabello está hecho un nido.

— Hola a ti también— habla sarcástica mientras me da un abrazo—. Te extrañé tanto, hermosa— se separa de mí—. Dijiste que me visitarías en Miami.

— Ah, sí— quito una hoja de su cabello—. Por error confundí el pantalón de papá y Ashton al hacer una broma.

— Pudiste enviarme un mail...

— El castigo fue quitarme el teléfono.

— No importa— toma una de mis maletas y comenzamos a caminar hacia la cabaña—. Se ha puesto buena la cosa en estas horas, Bert casi muere ahogado en el lago.

— ¿Cómo pasó eso?

— Agarró un pez e hizo que este le chupara el pene, bueno, hasta que lo mordió y lo atacaron otros peces— suelta una carcajada—. ¡Lo peor es que quedó todo documentado y ya está en páginas porno!

— Qué desagradable...— hago una pausa— ¡que no me hayas pasado el link aún!

— ¡Hola chicas!

Una reconocida voz suena detrás de nosotros. El chico se pone enfrente de nosotros con una gran sonrisa.

— ¡Jason!— Bet y yo gritamos al unísono. Jason nos abraza a ambas estirando sus brazos para abarcarnos.

— ¿Cómo han estado?

— Muy bien— respondo.

— Tú te ves muy, muuuy bien— Bet le da un toquesito al pecho de Jason.

Camp WarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora