Capitulo 4. Un momento en la Madriguera.

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—Vamos Hedwig —le digo, lo toma en su pico y se marcha extendiendo sus alas y la mire contenta, porque Ruddy estaría aquí y mis cosas también.

—Ginny, Des —entraron los gemelos—. Iremos a jugar quidditch, ¿Pueden jugar ustedes si quieren?

Mire a Ginny, y parecía bastante convencida.

—Viene Harry y Ron.

—No, estaremos aquí —señala su habitación.

—Podemos ir, si quieres —le comente mientras miraba mi ropa, Toretto estaba en mi baúl, por lo que si llega hoy, mañana tendre mis cosas.

—Es que estar con Harry, me pone un poco...

—¿Nerviosa? ¿Por qué? —pregunte sin entender.

—Es muy lindo y bueno, es famoso.

—Oh, pero lo que tiene por famoso lo tiene por tonto, asi que no te preocupes, vamos Ginny —le indico encontrándome con los chicos y a Ron con la nueva pelota que le regale en la navidad, este me miro y sonríe porque usarían la pelota.

Subimos por una colina hasta un pequeño prado que tenían los Weasley. Como estaba rodeado de árboles que lo protegían de las miradas indiscretas del pueblo que había abajo, allí podían practicar el quidditch, con tal de que tuvieran cuidado de no volar muy alto. Aunque no podían usar verdaderas pelotas de quidditch, porque si se les escaparan y llegaran a sobrevolar el pueblo, la gente lo vería como un fenómeno de difícil explicación; en su lugar, se arrojaban manzanas. Pero hicieron pases cortos admirando la textura.

—Lastima, no podemos usarla —dijo Fred, cuando me la pasaba a mi, pero yo se la pase nuevamente, y este la recibió con la cara.

—¿Qué te ocurrió? —preguntó George cuando la pelota caia y el también. Ambos nos acercamos. George y yo, a ver el estado de Fred.

—No lo vi—explicó.

—¿Cómo que no lo viste? —preguntó George intercambiándonos miradas, pero puede ser cierto, mis pases son muy rápidos y duros, pero pensaba que las habilidades se atrofiaban cuando dejabas de jugar quidditch.

—Fred, tu nariz está sangrando —le señale, mientras buscaba el pañuelo de mi short trasero, pero no lo traía conmigo, demonios, lo deje en el baúl, tome su mano y se lo metí al orificio que sangraba, pero George soltó una estruendosa carcajada—. Eso hace mi mama cuando se golpea la cara y le sangra la nariz.

Pero fui una tonta.

—Sabes, mejor quita tu dedo de la nariz, te vez ridículo —este volteo los ojos ofendido y me subí un poco más la sudadera, demostrando que llevo short debajo y una blusa blanca, por lo que la rompí.

—¿Qué haces? —le eleve la barbilla y puse el trozo de ropa en el orificio sangrante.

—Listo —dije con una sonrisa—, se me había olvidado los otros recursos los cuales disponíamos.

—Pero ahora, yo ya no podre jugar, no con una mano en mi nariz.

—Ginny, puede jugar por ti —le señalo, ella niega rápidamente, pero yo la empuje, esta avergonzada tomaba la escoba y se unía a George—, yo seré... referi-porrista —dije agitando mis manos encima y a los lados mis manos, como si fueran pompones.

Pasamos un rato agradable en la colina, fastidie un poco a Ron por su mala portería y a Harry, por ser tan caballero, ya que le dejaba a Ginny pasar, y ella se acordaba y le daba la pelota. Ya se, fue un mal juego.

Pero vendríamos mañana, eso me aseguro Fred mientras bajábamos la colina, y estaba mi hermano Kendall, en la van, con Hedwig en el brazo. Salte de emoción, porque eso significaba que mis cosas estaban ahí, y gracias al cielo que les he puesto un hechizo en Hogwarts, para que nadie pudiera abrir mi baúl, solo yo, con mi mano.

Destiny y la Camara Secreta [DEH #2]Where stories live. Discover now