05.

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Había pasado una semana desde que SeokJin había ingresado en la empresa. Había conocido a sus compañeros a parte de ver cada día a Hoseok y Taehyung, todos estaban siendo simpáticos y amables con él. Aunque, muchas veces no quería dejar solo a Namjoon, se había acostumbrado a tenerlo cerca de el las 24 horas del día. Y, también, ver menos a su Kookie puesto que llegaba bastante tarde a casa y el pequeño ya estaba dormido.

— Tienes que contabilizar los ingresos de este mes de la empresa. — Dijo Jeunsang, el único y jodido problema en esta empresa. — Ah, y no te vuelvas a equivocar o tendré que informar al jefe.

Imbécil, pensó SeokJin nada más que el cuerpo de Jeunsang desapareció por el pasillo. ¿Por qué me tiene tanto odio? Fue lo que pensó el segundo día que fue a trabajar pero Taehyung que en la empresa había unos individuos bastantes homófobos y, ese imbécil era uno de ellos. Cuando pasaban cerca de ellos siempre había un comentario dañino hacia las referencias sexual.

Hoseok muchas veces se había enfrentado a ellos puesto que, al principio, tenía a Taehyung en el punto de mira llegando incluso a tocarle. Con el paso del tiempo, el jefe se enteró y todas las agresiones se acabaron con un simple grito. Pero, ahora el juguete de risa era Jin aunque éste sólo los ignoraba y sólo pensaba en su familia y que necesitaban el dinero que ganaba para que tuvieran todo lo que su Kookie o Nam le pidiera.

Jin se levantó dejando los papeles en la mesa para mañana entregarselo al jefe. Ya había pasado las doce y se debería haber ido a las nueve, siempre le pasaba. Intentaba poder salir a su hora, pero siempre venían más y más papeles. Mientras salía de la empresa y subía al coche miraba el calendario, ya que el cumpleaños de Jungkook se acercaba, y le había estado pidiendo durante semanas un juego para su amada consola.

Le envío un mensaje a Nam diciendo que ya iba a casa, a la cuál llegó en 15 minutos. Cerró la puerta con cuidado para no hacer ruido y se quitó el abrigo.

— Hola, amor. — Después de quitarse los zapatos se tiró al sofá apoyándose en Namjoon. Éste le dió un pequeño beso.

— Cada vez llegas más tarde. — Jin suspiró porque sabía que era verdad lo que decía su esposo. — Jungkook, no para de preguntarme.

— Lo siento, cada vez tengo más papeleo que hacer. — Jin intentó convencer a Nam, sabía lo celoso que era éste y cómo odiaba no saber que estaba haciendo aunque Jin muchas veces era más que controlador, un poco paranoico.

— Vamos a dormir, debes estar cansado. — Volvió a besar a Jin, y fueron juntos hacia su habitación para acabar abrazados juntos y caídos en los brazos de Morfeo.

Media hora después, la puerta se abrió despacio asomándose una pequeña cabeza, quién miró hacia sus padres y sonrió al ver a su mamá ya en casa. Corrió hacia la cama y gateó desde la orilla hasta quedar entre medio de ellos pero dándole la espalda a Namjoon, el pequeño Jungkook se abrazó al pecho de Jin.

— Mamá, no me dejes solo. — Susurró en su pecho antes de subir su rostro y dar un pequeño beso en la mejilla de Jin.

Namjoon abrió un poco los ojos, encontrándose a su enano aferrado a Jin. Levantó un poco la cabeza para ver cómo Kookie, lloraba acurrucándose lo más cerca posible de el cuerpo dormido de su esposo.

— Hey, pequeño. — Susurró mirándole. Kookie se giró y limpió sus lagrimas. — Shh, no llores. ¿Qué te pasa?

— Mamá, ¿nos va a dejar? — Absorbió sus mocos y limpió su nariz con el pijama de Iron Man. A Namjoon, se le encogió el corazón a ver a su hijo tan preocupado por Jin. Nunca pensó que a Jungkook le afectara tanto que estuviera fuera el día, ya que éste se la pasaba con su consola, con Yoongi o Jimin o haciendo deberes.

— Claro que no, bebé. — Le sonrió y besó su frente. — Sólo trabaja mucho para que tengamos de todo. ¿Lo entiendes?

— Si... — Namjoon, se quedó callado al ver a Jin moverme un poco. No quería que se despertara y que viera a Jungkook llorando, sería un gran problema. — Duerme aquí hoy, ¿vale?

El pequeño asintió y se arropó entre las sábanas intentando conciliar el sueño aunque los pensamientos de los dos se volvían cada vez más pésimos.

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SeokJin se sentó en unas de las mesas más lejanas de aquel restaurante para poder comer tranquilo como cada mañana que pasaba en su trabajo. Normalmente estaría envuelto en los gritos de sus amigos pero hoy, habían llamado diciendo que estaban resfriados con un virus, que hasta el pobre Yoongi lo había cogido. Llamó a Namjoon para avisar de que Jungkook no podría ir hoy a la casa de los Jung ya que Yoongi estaba con un virus y lo que menos quería ahora es que su pequeño se resfriara.

— Buenas, SeokJin. — Levantó la cabeza al escuchar la voz de Jeunsang. Frunció el ceño al ver como se sentaba en frente suyo y a los segundos, un amigo suyo que había visto un par de veces se sentaba al lado.

— ¿Qué quieres? — Dijo frío y mirando, de nuevo, su móvil.

— Oh, hemos venido a darte compañía. — Su amigo se rió por lo bajo. A SeokJin no le gustaba nada esta situación, no sabía que hacer si llamar a Namjoon para que le recogiera y poner cualquier excusa o quedarse hasta que se fueran. — Que pena que tus amigos no están.

— Lo siento, voy a comer en la oficina. — Jin se levantó cogiendo su lata de refresco y su bocadillo metiéndolo en la bolsa. — Tengo muc...

— ¿Qué pasa? ¿Te incomodan los hombres? — Jeunsang sonrió. — Yo pensaba que todo lo que tuviera polla te gustaba.

Una ira le entró por todo el cuerpo de Jin, cerró sus puños aplastando un poco la bolsa y miró directamente a Jeunsang.

— No te enfades, querido. No fue tu culpa nacer con esa enfermedad. — Por primera vez, habló el amigo de aquel imbécil. SeokJin apartó la mirada y empezó a caminar hacia la salida.

— ¡Hey! — Se paró al escuchar una voz desconocida. Jin deseó que no fuera ningún nuevo amigo de Jeunsang. Giró un poco su rostro y se sorprendió con lo que vió. El hombre que le había atendido tenía cogido del cuello del chaleco a Jeunsang. — ¿Tengo que poner un cartel en la puerta que ponga “No homófobos” para que no entréis más?

Por primera vez, se quedó embobado de un hombre que no era Namjoon. No dejaba de mirar la escena, enamorado de la belleza de ese hombre absorbiendo la imagen de el cuerpo y rostro de aquel desconocida.

— ¡No volváis más! — Cuando Jin despertó de aquél trance, el mesero estaba gritándoles desde la puerta a su lado.

SeokJin se sintió mal por mirar tanto a un hombre que no fuera su esposo. No quería ser mal esposo pero ese mesero que le había salvado le tenía embobado.

— ¿Estas bien? — Dijo el mesero dándole una sonrisa mientras sacudía sus manos en el mantel de una mesa. Jin asintió haciendo una reverencia.

— Gracias, de verdad. — Por primera vez el desconocido escuchó la voz de Jin y agrandó su sonrisa, al sonar tal y como se había imaginado hace una semana al verlo entrar cada dia a comer en la misma mesa y la misma hora.

— No me lo agradezcas, lo habría hecho cualquiera al escuchar la conversación. — Se rascó la nuca y extendió la mano. Jin la miró dudoso pero la estrechó con la suya. — No me he presentado. Soy Ken.

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No me matéis por este capítulo pero queria algo de salseo ya que, no estoy escribiendo con una trama. ¡Espero que os guste!

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FAMILY KIM •NamJin•Where stories live. Discover now