Capítulo 28.

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Criatura de la noche.

Ese día, salí con algún pretexto de la tienda de mascotas, dejando a Derek alimentando a los animales que estaban ahí y a esperar a que los dueños de algunas aparecieran, era obvio que Ian tenía que regresar, por lo que salí antes, me dirigí a toda prisa y casi a escondidas a mi departamento. Cené un sándwich y me senté en el sofá, ni siquiera pude llamar a Millie, ni siquiera yo aún sabía si era real que el estaba de vuelta.
Y era porque yo no estaba lista para verlo de nuevo. Toda la noche estuve vagando por el departamento, terminé una serie que tenía pendiente de ver, me levanté por más comida, y traté de dormir, pero no pude. A las 8:00 a.m pausé el capítulo en la televisión y cerré los ojos.

Respira, Maddie, déjalo, él ya no es parte de tu vida.

Y me quedé dormida.

(...)

-Te ves horrible.

-Gracias Derek.- dejé mi bolso en el mostrador de la tienda, el corrió hacia mi.

-¿Porqué?-pregunta.

-¿Porqué qué?

-Por que motivo te ves así de... demacrada y con ojeras y tú "cabello"-hizo comillas con los dedos.- parece un nido.

-Nada, insomnio, te había dicho hace tiempo.- dije poniéndome tras el mostrador para organizar algunas cosas. Derek se encogió de hombros y fue a la parte trasera por el alimento de los demás animales, me recargué en mis codos y hundí mi cara en mis manos.

-Ya, supéralo.- levanté la vista viendo como alguien estaba a punto de entrar a la tienda. Ian.

Abrí los ojos como platos y me agaché detrás del mostrador, escuché sus pasos acercarse.

-¿Hay servicio?-preguntó tratando de ver por encima.

Musité un "hmm" en afirmación y sin salir de mi escondite le pasé un formulario para que pusiera sus datos junto con un bolígrafo, mientras fingía acomodar algunas cosas.

-Listo.-dejó el bolígrafo.- Aquí está mi mascota.- escuché como alzaba la correa mientras donito gruñía. Busqué desesperadamente algo con qué cubrirme y tomé una bolsa de semillas, vacíe el contenido en el suelo y la puse sobre mi cabeza, luego me puse de pie y señalé en la dirección que escuché llegar a Derek.

-Oh, puedes dármelo a mi.- dice Derek, supuse que se acercó a tomar la correa, ya que no veía absolutamente nada a causa de la bolsa oscura que tenía en mi cabeza.

-¿Está bien tu amiga?- preguntó Ian.

-Sí, ella es un poco extraña, tiene síndrome de intestino irritable.- susurró lo último y rodé los ojos aunque no me vieran.

-¿Y eso que tiene que ver con la bolsa que usa en la cabeza?-pregunta desconcertado.

Unos segundos de silencio me bastaron para saber qué Derek procesaba alguna buena excusa.

-¿Como dices?-pregunta Derek sin saber que más decir.

-Sólo... está bien, lo recojo a la seis.- luego la campana en la puerta indicó su salida. Me quité la bolsa de un jalón.

-¿Síndrome de intestino irritable? Derek, que idiota.

-Sabes que no soy bueno mintiendo. Ahora, ¿porqué tenías eso puesto?-dijo mientras soltaba a donito, quién corrió hacia mi, cuando iba a hablar, me calló con un gesto.- Mejor, no me lo digas, tú bañas a ese perro, al parecer le agradas.- asentí viéndolo ir hacia el mostrador para sacar productos.

-Derek, cuidado con las...-sus brazos aleteando en el aire y su grito desesperado me dieron a enteder que ya era tarde-... semillas... -dije viendo como se levantaba del suelo con su mano en la espalda baja.

He is Ian © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora