Final: Primera parte

Comenzar desde el principio
                                    

-Pero papi…

-Dije basta. Vayan a sus habitaciones y si los vuelvo a escuchar discutir los mandaré a ambos a ayudar a su tío Elliot en la construcción, y saben que siempre cumplo lo que prometo.

Teddy sale furioso de la cocina y Phoebe corre detrás de él. Se escuchan pasos y dos puertas cerrándose. Miró a mi esposo y veo una enorme sonrisa en su cara, mientras Taylor desaparece camino hacia él y me envuelve en sus brazos.

-¿Por qué no se quedaron de cuatro años? –Pregunta mi amado Christian.

-Porque eso es imposible.

-Solo no entiendo por qué discuten todo el tiempo.

-¿En serio no te has dado cuenta?

-No. ¿De qué debería haberme dado cuenta? –Me pregunta y yo suspiro.

-Phoebe solo lo hace para llamar su atención.

-¿De qué hablas?

-Vamos Christian, ¿No te habías dado cuenta?

-Explícate.

-Cariño, nuestro hijo está por cumplir diez años. Está en la etapa donde le avergüenza que estemos cerca, se empieza a vestir de otra manera, se arregla más, incluso se ha peinado de diferente. Ya no le interesa quedarse a jugar con su pequeña hermana, prefiere salir con sus amigos y ver chicas. Y a ti hija eso no le agrada para nada.

-¿Estás diciendo que Phoebe está celosa de su hermano?

-Cariño, nuestra hija está furiosa por qué Teddy la ignora y solo haciéndolo enojar logra captar su atención.

-¡Eso es estúpido!

-¿Lo es? ¿Recuerdas cuando te decía: por favor Christian, no le des todo lo que te pida o si no cuando crezca va a demandar más atenciones? O tal vez te suene: No la consientas. No la trates como una princesa. ¿Lo recuerdas?

Suspiro y nos reímos de la situación. Nos besamos y nos escabullimos a nuestra habitación por los próximos treinta minutos. Añoro tanto Escala. No hemos ido en siete días y la tensión se ha acumulado demasiado. No es como si no tuviéramos nuestras sesiones en casa, pero no es lo mismo.

Desde que los niños aprendieron a moverse mucho más rápido tuvimos que tomar precauciones, así que cuando queremos una buena sesión solo nosotros dos…buenos solo digamos que Escala es nuestro refugio.

Esa noche escucho un leve ruido proveniente del fondo del pasillo, cerca de las habitaciones de nuestros hijos. Me levanto y camino. Está cayendo una tormenta y los pasillos se iluminan por los constantes rayos que caen. Camino y escuchó un leve ruido. Me detengo y suspiro. Abro los ojos y veo a Christian caminando hacia mí.

-¿Otra vez? –Me pregunta.

-No puedes culparlo.

-No lo hago. Pero hace años que prefiere estar solo que venir con nosotros.

-Tiene nueve años y siente que ya no nos necesita. –Suspiro y escucho un leve sollozo proveniente del cuarto de mi hijo. La necesidad de entrar y consolarlo me consume, pero no quiero invadir su privacidad. Nos quedamos parados en silencio, tomados de las manos mientras la tormenta empeora y los sollozos de mi hijo aumentan.

La odio. Detesto a esa maldita mujer. Estúpida perra.

Por su culpa mi Teddy le tiene un gran temor a las tormentas.

Aún recuerdo la primera tormenta que cayó después del accidente de nuestro pequeño. Teddy tenía cuatro años y llovía muy fuerte, de pronto escuchamos un fuerte grito proveniente de su habitación y como si nos hubiéramos coordinado, Taylor, Luke, Gail, Christian y yo corrimos hacia él. Mi pequeño lloraba desconsoladamente y no dejo de llorar hasta que se quedó profundamente dormido en mis brazos.

Un nuevo comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora