Cásate conmigo (Parte 3)

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Cuando Thomas decidió que era momento de levantarse, hizo su mayor esfuerzo por hacerlo. Comenzó con poner en orden su vida, para eso tenía que terminar de sacar a Newt de su vida. Él y sus padres fueron al departamento y comenzaron a separar las pertenencias de ambos chicos.

Thomas podía diferenciar la ropa de Newt de la suya por ese olor peculiar que tenía memorizado. Le dolió volver a sentir ese perfume pero no la calidez de la presencia de Newt.

Debe estar ocupado viendo el mundo, pensó con tristeza.

Cuando todo estaba separado, mandaron las cosas a Newt a casa de los padres del rubio, mientras Thomas se llevó las suyas. Ahora tenía que ver la manera de subsistir sin vista.

Ya no podía hacer pinturas con todas las técnicas que aprendió, ya sólo podía dar brochazos al azar. Ni siquiera podía identificar los colores y mucho menos combinarlos de la forma correcta.

Hubo varias veces que pintó a Newt o le dedicó sus pinturas, a su exnovio le agradaba el olor de las pinturas frescas, ahora Thomas lo detestaba.

Otra cosa que Thomas perdió fue su escritura. Claro que sabía braille pero sin su vista era más difícil escribir y poder atinar a los pequeños orificios de la tabla para escribir. Era un asco, muchas veces se equivocaba de agujero y escribía una letra que no era por lo que no tenía sentido su escritura.

Aún recuerda el bello sonido de las teclas de una máquina de escribir. Había ocasiones en que por puro gusto pasaba sus dedos sobre esas teclas mientras recuerdos pasaban por su cabeza.

Al final Thomas decidió que tomaría ayuda económica del gobierno mientras lograba aprender bien a escribir el braille de esa manera, ya luego probablemente encuentre un lugar donde haya gente como él y les enseñe cosas. Ya vería la manera de seguir adelante.

Así que Thomas aprendió a caminar con el bastón y se iba cada mañana a las 10 a una cafetería cercana. Le gustaba el aroma del café mientras seguía intentando escribir. Muchas veces sentía la mirada de las personas sobre él y se preguntaba cuántas de esas personas lo miraban con pena. Probablemente muchas porque sabía que el semblante triste en su rostro seguía ahí debido a que su corazón roto no había sanado.

Siempre su orden era la misma, un latte, ya sea frío o caliente le encantaba ese café, incluso había ocasiones en las que tomaba dos tazas.

- ¿Lo mismo de siempre? -preguntó el mesero con voz amable.

- Sí, por favor -asintió.

Thomas hizo más corto el bastón y lo metió en la mochila donde tiene sus cosas. En otro momento, Thomas acostumbraba a moverse de manera más rápida y brusca, pero desde que perdió la vista, ahora sus movimientos eran delicados y con parsimonia. Hasta eso había cambiado en él.

Sacó su regleta, sus hojas y su punzón para comenzar de nuevo la ardua tarea de escribir en braille. Era complicado porque tenía que escribir los puntos a la inversa, pero empezaba a considerarlo un arte de cierta manera.

La campanilla que indica que alguien entró al local sonó al tiempo en que le entregaban su café, en ésta ocasión había sido caliente porque se acercaba el invierno. Tomó la taza suavemente entre sus manos y aspiró el aroma entre dulzón y amargo mientras en su mente recordaba cómo lucía un café de esos.

Bebió un poco para después dejar la taza a un lado. Aprender a beber había sido bastante difícil también, hubo veces en que se derramaba el líquido encima, al igual que la comida. Era deprimente pensar en ello

Siguió escribiendo y tomando café, pero sentía la mirada de alguien sobre él, era constante esa sensación como si no lo dejaran de ver desde hace mucho la misma persona.

- ¿Hola? -pregunto confundido, pero nadie respondió- ¿Hola?

Nada. Sólo quedó como idiota ahí. Una mueca se formó en sus labios y volvió a lo suyo.

A unas mesas, Newt observaba a Thomas entristecido. El chico que veía ahí no era el que Newt vio en las fotos. Éste Thomas parecía triste, tímido, no había color en sus mejillas ni brillo en su cabello, sólo unos lentes oscuros que ocultaban sus párpados cerrados. Las manos le temblaban un poco al presionar el punzón en la hoja y al tomar su taza de café.

¿Cómo pude hacerle esto? Se preguntó a punto de llorar de nuevo.

Newt sintió un impulso de ir con Thomas, abrazarlo y pedirle perdón. Mas no se atrevía porque sabía que Thomas rechazaría sus disculpas así como él rechazó su amor y una vida a su lado.

Unas dos horas más tarde, Thomas pagó y comenzó a recoger sus cosas. Newt entró en pánico, no quería seguir guardando sus palabras de arrepentimiento, así que cuando el castaño se levantó, Newt también lo hizo y se dirigió hacia él.

- Espera -lo tomó por los hombros.

Thomas se tensó y su corazón latía desbocado. No, no podía ser... pero esa voz y ese aroma, obviamente se trataba de Newt.

- No te vayas, por favor. Fui un idiota -habló el rubio, más bien balbuceó- no debí dejarte.

Thomas retrocedió asustado, pero tropezó con sus pies y cayó de espaldas. Estaba temblando completamente. No, no, no. ¿Por qué no me deja en paz?

Por su parte, Newt se alarmó cuando Thomas quedó en el suelo, así que se hincó para ayudarlo.

- Tommy, Tommy perdón, déjame ayudarte.

- N-no -respondió con voz quebrada mientras buscaba a tientas su bastón.

- Tommy -el rubio tomó su brazo para tratar de levantarlo pero Thomas intentaba alejarlo.

- No me llames así -sollozó- Vete, dejame solo.

Se estaba montando una escena, pero Thomas sólo quería olvidar el nombre de Newt, ya no soportaba lo que sucedía en su vida por el rechazo que sufrió. Algunas personas miraban cómo el chico ciego trataba de alejar al rubio mientras lágrimas corrían por sus mejillas.

- T-Tommy, por favor -insistió Newt.

- ¡No! -chilló- Alejate de mí, vete a ver el maldito mundo.

Aquello le dolió a Newt, pero lo tenía más que merecido.

- Te dijo que lo dejaras -dijo otra voz que se acercaba a ellos.

Era el mesero del café que atendía a Thomas cada vez que venía. Newt se quedó estático mientras aquel chico le ayudaba a Thomas a ponerse de pie sin que él se quejara y le dio su bastón.

- ¿Estás bien? -preguntó el chico a Thomas.

- Sí, gracias -como pudo limpió sus mejillas mientras ese chico le ayudaba a acomodar su mochila.

- ¿Necesitas ayuda en algo más? -preguntó.

Newt estaba dolido de que Thomas aceptara la ayuda de aquel extraño en lugar de la suya, pero era culpa suya que su exnovio no quisiera saber nada de él.

- ¿Me puedes ayudar a llegar a la puerta? Me desubiqué con todo esto -susurró Thomas.

El mesero hizo lo que le pidió y después de agradecerle salió del establecimiento.

Deben admitir que no puedo dejar que se arreglen tan pronto :v

One-Shots Newtmas/Dylmas #DylmasNewtmasAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora