s e i s

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—...entonces él me dijo que me fuera al infierno.

—Pobrecita.—Hago un puchero obteniendo una mala mirada de Stella.

Cómo cada Miércoles sin falta, Stella se pelea de nuevo con su novio Rick. Él la manda al infierno y Stella muy gustosa nos lleva con ella para hacernos sufrir viendo películas rosas.

—Nena, —Chuck habla con tono cansado llamando su atención —Explícame de nuevo como es que sigues regresando con esa basura.

Rick Stone es un hijo de puta que solo se aprovecha de la generosidad de Stella.

—Lo amo y cuando amas a alguien no importa cuán mierda pueden ser contigo, te quedas porque sabes que son solo malas pasadas de la vida y...

—Y una mierda, te quedas solo porque piensas que cambiara, a pesar de que son más los malos momentos que los buenos. —Si las miradas matarán Dean ya estaría más que muerto por la mirada de Stella.

A Dean nunca le a caído bien Rick y ni siquiera trata de fingir que le cae bien cuando Stella nos reúne a todos. Es tan sínico que se lo dice en su propia cara cada vez que lo ve, Rick por otra parte piensa que Dean solo está jugando con él.

—Cambiemos de tema. —Reese, quien se había mantenido alejado de la conversación habla, dirige su atención a Michael— ¿Cómo vas con Elizabeth?

—Trate de invitarla a salir. —Habla desanimado. Trato de esconder mi sonrisa tomando jugo.

—Bien, eso es un avance.—Stella golpea su espalda para darle su apoyo mientras que a mí me da una mala mirada.

—Patética. —Murmura Dean, observa a Michael.— ¿Cómo que trataste? Pensé que la habías invitado a la fiesta.

—Mala idea, Michael no se lleva muy bien con el alcohol y... —Reese se detiene y me voltea a ver con cara de confusión—¿Por qué tienes esa cara de culo, amorcito?

—No entiendo porque ella te cae mal.—Habla esta vez Dean con tono cansado.

Elizabeth Clark, ¿Quién no la conoce? presidenta estudiantil, estudiante de diseño y con el mejor promedio de su clase. Morena de ojos grises  y un cuerpo de infartó que cualquier chica quisiera tener. Pero aún teniendo muchos puntos a su favor, Elizabeth no deja de ser una niña mimada con delirios de chica inteligente. Sin mencionar que no es normal caerle bien a todo el mundo.

—No, yo no entiendo que le ven de especial.—Me encojo de hombros.

—Admite que esta buena. —Ruedo los ojos, porque Reese parece ser que solo le importa lo exterior antes que mantener una buena conversación— Hombre, ¿tan mal te cae?

—Voy a ser su tutor de literatura.—Hablo logrando que Dean y Chuck escupan su jugo y Stella no pare de reír.

Ellie

El autobús se detuvo unas cuadras antes de llegar a la última estación. Lo que indicaba que tendría que caminar cincuenta pasos más para llegar a mi dulce cama y pasar por las cuatro casas donde se encontraban los perros que llevaban atormentando mi camino tranquilo y exaltándome con sus ladridos. Los cincuenta pasos más atormentados de mi día.

Las rutinas siempre me parecieron indispensables, siempre trataba de hacer lo mismo porque lo consideraba un ritual, aunque solo fuera un paso más o un paso menos siempre trataba que no fuera diferente. Me gustaban las rutinas porque me hacían sentir segura.

Aun no podía creer que había perdido una clase de pintura y corrido (casi) un maratón por toda la universidad. Sin mencionar las escapadas de Camille. Solo para que "mi tutor" me dijera que lo que llevaba escribiendo estaba de mal. Al diablo con eso.

the Badboy's theoryWhere stories live. Discover now