Capítulo 22: Nunca más.

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>>Así que, ¿adivina qué hizo cuando se entero de quién era yo? Me buscó, quería volver. Se acostó conmigo y luego de la nada, me dijo que iba a trabajar para González, que convencería a tu padre y, lo hizo, pero en realidad era una infiltrada ahí, o eso creí hasta que me enteré que la muy zorra se estaba revolcando con González y también conmigo y con tu padre. Todo al mismo tiempo.

>>Entonces en esa época nació una niña llamada Blair Stoms. González nunca se interesó en descubrir la verdad, porque esta puta le aseguró que no era suya, a mí no me engañó tan fácilmente, eres igual que tu madre físicamente pero tienes cosas en tu carácter que bien pudieron ser heredadas por mí o por González, no de tu padre, ese era una mierda manipulable. ¿De quién eres hija realmente? Eres una Stoms, una Petroski o una González y te has enamorado de tu hermano.

—No, Blair, no, no le creas. ¡Es mentira! Es... —no puede terminar, pues uno de los hombres de Petroski le da una cachetada y cae al suelo.

Petroski la toma del pelo y la obliga a mirarme.

—¿Es mentira, zorra desgraciada? Díselo a la cara, dile a tu hija que mi historia es mentira. Dile a tu hija que es falso que eres igual o peor que nosotros, que mataste a no sé cuantos para conseguir lo que querías, que te apoderaste de millones y millones con la ilusión de viajar por el mundo y dejar a tus dos hijos, solo los llevaste contigo esa noche porque sabías que los matarían y tuviste un poco de consciencia, pero no era lo que planeabas.

>>Dile a quién se le ocurrió desaparecer a Marina porque odiabas que González se hubiera encaprichado con ella.

—¿Mamá? —la palabra me sale sola, sin titubear, porque la impresión no me da para más, respiro con dificultad, las venas me punzan todas, la cabeza parece querer explotarme en cualquier momento y siento que me voy en un vacío profundo y lejano del que nunca volveré a salir—. ¿Mamá? —insisto y veo espantada a Ethan y después a Mateo, también a Marina, quien está colgada como el resto.

—O hablas o te disparo de una vez, Tessa —gruñe Petroski. Mi madre solo mira hacia el piso y no abre la boca, Vicent se fastidia, carga la pistola y está a nada de apretar el gatillo, puedo escuchar incluso los sutiles sonidos de su dedo rozando el material negro.

—¡Mamá! —grito ya ni siquiera en busca de una respuesta, a pesar de todo no quiero que la maten, cierto o no, es la única familia que me queda.

—Adiós, querida —habla Vicent y cierro mis ojos. No quiero verlo.

—¡No! —vocifera mi madre haciendo que todo se detenga y no se mueva ni el mismo aire—. ¡No lo hagas! ¿Quieres saber la verdad? ¿Para qué? Matarás a todas estas personas de igual forma, mataste a mi hermana, Vicent, ¡a mi hermana! Y me matarás a mí. Decirte que por las venas de Blair fluye tu sangre no hará que la dejes viva, ni a la persona que ama, ni a sus amigos. Porque eres un monstruo, una mierda —le escupe en la cara al terminar.

El balazo no se hace esperar.

—¡Ah! —grito con todas mis fuerzas al ver que le ha dado en una pierna—, déjala, déjala.

—Nunca sabrás si es o no tu hija porque ni yo lo sé, idiota, no sé si Blair es hija tuya o de mi esposo o de González, no lo sé. ¡No lo sé! —se altera y lleva como puede sus manos atadas a su herida.

Dije que no tenía más lágrimas, que era como si me hubiera secado, que ya de todas formas llorar no sirve de nada, pero... pero... el impacto es tan fuerte y devastador que, en cuestión de segundos tengo el rostro empapado; por papá, por la idea que tenía antes de mamá y, sobre todo, porque Ethan es hijo de González, y si existe una posibilidad de que yo sea hija de ese hombre, también existe la posibilidad de que sea hermana de la persona que amo.

Peligrosa Atracción III (Siempre)Onde histórias criam vida. Descubra agora