XXXVI: "En problemas"

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Edie

Acomodó algunos de los rizos que descansaban sobre el rostro de Matty, quien mantenía los ojos cerrados, bastante consciente de que ella lo observaba detenidamente a centímetros de distancia. Lo vio abrir los ojos al sentir el tacto, su mirada fue directamente a la suya.

-Quiero quedarme aquí para siempre -Pronunció las primeras palabras en horas.

Matty miró hacia un lado para ver el reloj que adornaba la pared.

-Deja de preocuparte por la hora -Volvió a hablar. Miró alrededor y añadió:- Tu habitación huele a hospital.

Matty apenas sonrió.

-Son las drogas -Dijo.

Se le veía distante, a Edie entonces le entró un miedo abismal.

-Es la primera vez que entro...

-Lo sé -Contestó.

¿Y si se le había pasado la emoción después de haber tenido lo que quería? Lo único que se le ocurrió fue darle un beso en la mejilla.

-Háblame -Pidió.

Matt

No era su intención asustarla, pero no podía asimilar lo jodido que ahora estaba. La tenía recostada a un lado, entre sus brazos, pero lo único que pensaba era que ya no solo estaba seguro de que la quería, sino de que estaba profundamente enamorado; esa noche no se la había "tirado" como George anunciaría después, esa noche fue diferente. Ya no estaba tan seguro de poderla dejar ir nunca más.

Entonces un golpe de melancolía lo asaltó: No era suya.

-¿Aún se va a casar contigo? -Preguntó mirándola detenidamente a lo que ella asintió-. Claro... Es lo que es.

-¿A qué te refieres?

-Desde un principio he sabido que no hay ningún futuro en esto, y mira en el problema en el que me has metido ahora.

-¿No querías esto? -Preguntó un tanto herida.

-Desde el primer día -Contestó-. Pero ahora estoy muy malditamente enamorado de ti y tu te vas a casar con otro, además de que tu padre es un psicopata que casi me mata por menos que esto.

-¿Estás enamorado de mí?

Un brillo acechó su mirada. Cuando esos ojos no estaba tristes un buen sentimiento lo invadía. Sin embargo la miró con reproche.

-Profundamente, pero ese no es el punto.

-Perdón. Me gustaría tener la vida de todas las otras chicas con las que has estado, pero no es mi culpa tener este apellido -Dijo con genuino lamento.

-Perdóname tu a mí, que no soy el príncipe Felipe -Bromeó. Él no quería que nada en ella fuese distinto, por complicado que fuese.

De nuevo el silencio los atrapó.

No podía descifrar lo que pasaba por la cabeza de Edie, solo sabía que su mirada se entristecía de nuevo.

-¿Qué pasa? -Decidió preguntarle.

-Me vas a olvidar....

Interiormente rogó por que eso fuese posible.

-Tu vas a hacer una vida, cariño, yo no -Respondió tratando de animarla.

-No -Negó haciendo un esfuerzo para levantar mejor la cabeza y mirarlo bien-. Yo me voy a casar con alguien que no me quiere y yo no quiero, viviré encerrada en una mansión y nunca te volveré a ver. En cambio tu vas a seguir tu vida como siempre y vas a tener la oportunidad de conocer a otras chicas... Te vas a enamorar de alguna y me vas a olvidar.

-No. Tu vas a ser feliz -Afirmó tratando no solo de convencerla a ella, sino de convencerse a sí mismo-. Adam es un buen sujeto, y vas a estar bien.

Se sentía terriblemente culpable. Alguna vez se había propuesto hacer que sus ojos cobraran felicidad hasta que ella decidiera hartarse de él y ahora sentía que era su responsabilidad... Era como si ella estuviese esperando a que él la salvara.

Edie

Terminaba de acomodarse el vestido que había dejado en la sala cuando se dio cuenta de que Matty la miraba desde el marco de la puerta de su habitación.

-¿No has tenido suficiente vista? -Cuestionó con una sonrisa que él respondió.

-En realidad no -Dijo y se acercó a ella-. Necesito pedirte algo.

Se veía preocupado.

-Lo que sea -Le hizo saber con aún más preocupación. Él se pasó una mano por el cabello.

-No quiero que pienses que estoy tratando algo extraño, o...

-Solo dímelo -Interrumpió-. ¿Es por dinero?

-Aaalgo así... Es... -Meditó-. Hay un sujeto al que le he hecho una mala jugada y ahora estoy en problemas.

-¿Una mala jugada?, ¿Qué clase de problemas? -Indagó.

Le daría lo que él quisiera, pero estaba preocupada.

-Está bien si no quieres, pero es que realmente es un gran problema -Dijo ignorando sus preguntas.

-Matty, los dos sabemos que sé que no eres una buena persona. Dime qué problema -Repitió al tiempo que el suspiraba.

-Le robé un estúpido collar que luego le fue robado al aún más estúpido Nathan y ahora tengo que pagárselo, o... -Se detuvo dejándola en suspenso.

-O ¿Qué? -No obtuvo respuesta, pero no la necesitó.

Lo miró aún más preocupada que antes.

-Te dije que era un problema -Dijo apenado.

-¿Hace cuánto tiempo que pasa esto?

-Un mes... Mi tiempo se acaba, de otra forma no te lo estaría diciendo.

-¿Cuánto dinero?

-Pues... -Apartó la mirada-. Bastante.

-¿Cuánto? -Insistió.

Cuando le dijo la cantidad casi cae el suelo, en el sentido figurado. Pensaba en qué clase de collar habría tenido que robar para deber tanto dinero.

-Lo sé, es mucho -Dijo rascándose la nuca.

-Creo que tengo el dinero.

-¿Lo tienes? -Arrugó la nariz-. Espera, claro que lo tienes.

-Francis no me da tanto dinero en un mes -Aclaró-. Pero para tu suerte tengo ahorros.

-Edie... Me salvas la vida, literalmente -Dijo tomando su rostro entre ambas manos-. Gracias.

-No voy a dejar morir al ladrón del que estoy enamorada -Respondió con una sonrisa.

Él la besó unos instantes con dulzura.

-Y ahora sí debo irme -Añadió al separarse haciendo que él la bese de nuevo.

-De acuerdo -Concordó.

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Después de que Matty la dejara en la esquina de su casa y después de pasar veinte minutos más entre sus brazos siendo incapaz de dejarlo, caminó hacia los dos gorilas de la entrada que la veían llegar extrañados. Cuando miró el frente de su casa su corazón comenzó a bombear helado: Las luces del recibidor estaban encendidas.

You look so coolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora