Cap 31: ¿Tu?

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Abrí los ojos y sentí los brazos de Daryl, todavía estábamos acostados en la hierba, me di vuelta para quedar en su cara y al parecer ya estaba despierto.

- Hola -dije.

- Hola -respondió.

Me di cuenta que estábamos cubiertos con una manta, y nuestra ropa por ahí botada.

- Vamos, de seguro los demás deben estar buscandonos -dije.

Le tapé la cara con la manta y me levanté, cogí mi ropa y me vestí rápidamente, me di vuelta y para mi sorpresa Daryl ya se había vestido.

- Vamos -dijo.

Minutos después habíamos regresado al campamento. La mayoría seguía durmiendo, el resto eran solo vigilantes, entre ellos Alex.

- Al fin regresaron par de tórtolos -dijo Rick en bajo. Reí- vamos, tenemos que continuar.

Despertamos al resto y continuamos con nuestra caminata.

2 semanas después...

Mas claro no podía ser, Daryl y yo somos oficialmente pareja desde lo de aquella noche. Lo malo era que todavía no teníamos un lugar seguro.

Las horas caminando nos mataban, estábamos exhaustos.

- Christina -me llamó alguien. Miré detrás y era Alex.

Sentí una pizca de decepción al verlo.

- Espera -dije a Daryl.

Me acerqué a Alex.

Él no sabía que decir, solo me miraba.

- ¿Vas a hablar? -pregunté.

- Lo siento, respecto a lo de tu hermana, no debí ocultártelo -dijo.

Sonreí.

- Pensaba que me ibas a matar o que...

Lo interrumpí con un abrazo.

- Está bien -dije. Me respondió el abrazo.

- ¡No se queden atrás! -nos gritó Daryl.

Alex y yo nos separamos y seguimos caminando hasta alcanzar al grupo.

Daryl estaba al frente y Alex y yo al último.

- ¿Que pasó con Beth? -pregunté.

- Te diste cuenta... la encontramos en un hospital... no salió nada bien -dijo.

No tenía palabras que decir, estaba impresionada.

- Maggie debe estar devastada -dije.

Él asintió con la cabeza.

- ¡Al suelo!

- Pero que...

Disparos.

Alex y yo nos agachamos, nos disparaban desde los árboles.

- ¡Están rodeados! -gritó un hombre.

De nuestro alrededor salieron bastantes hombres, Alex se puso de espaldas contra mí.

- Bajen sus armas -ordenó uno- de rodillas.

Lo miré, no sabía quien era, pero no tenía buena pinta.

- De rodillas -dijo mirándome.

Lentamente me puse de rodillas.

El resto de los hombres empezaron a quitarnos nuestras armas. A Daryl su ballesta, a Rick su pistola... .

Mi hombre de la ballesta (Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora