Cap 12: El virus

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- ¿Como atacaron el Bloque? -me preguntó Maggie. No dije nada.

- Pero todo estaba cerrado ¿no? -dijo una mujer de cabello corto y gris.

- Patrick fue el causante de esto. Él estuvo enfermo el día de ayer y murió en la noche, de seguro se convirtió en ése mismo rato y comenzó a atacar a los demás mientras dormíamos -dijo Rick.

- ¿Hay un virus entonces? -preguntó Alina.

- Me temo que sí -contestó Rick.

Yo salí de la habitación en donde estábamos y comencé a caminar por el pasillo.

- ¡Chris! -escuché a alguien llamarme, pero aún así no me detuve, sentí como puso su mano en mi hombro y me paró pero no lo miraba- ¿Cual es el problema? -era la voz de Daryl.

Lo miré y si era él.

- Debí por lo menos haber llevado un cuchillo o... no sé algo, mientras yo trataba de librarme de un caminante personas fueron mordidas. No pude salvar a muchos -dije. Ahora que recuerdo solo logré ayudar a 3 personas solo 3 personas.

- No te culpes, nadie sabía que esto iba a pasar -dijo.

- Salvé a solo 3 personas -dije.

- A lo que vale mucho -dijo.

Levanté la vista y lo miré a los ojos. Sentí ésa conexión de nuevo, sentía una llama arder en mi pecho siempre que lo veía, pero desvié la vista de sus ojos. Escuchamos a una persona toser, Daryl y yo levantamos la vista y miramos de quien se trataba. Tyresse estaba con una mujer al lado y ella estaba tosiendo, si no me equivoco, se llama Karen.

- Alejate de ella -una voz femenina habló.

- Estoy bien, no es nada -dijo Karen y volvió a toser.

- Hay un virus y, no me malinterpretes, pero es mejor que ella duerma en otra celda solo por si acaso -aseguró Carol.

Karen por un inicio no le gustó la idea pero después creo que la aceptó, miró a Tyresse con una mirada de despedida y Carol se la llevó.

- Supongo que no deberíamos estar cerca -dije, Daryl regresó a verme pero yo ya me fui.

(....)

Estaba fuera de la prisión, mirando el espacio verde que había, los caminantes estaban por botar las rejas que nos protegían pero habían palos que los sostenían.

- Hola -escuché alguien a mis espaldas, miré de reojo atrás y era Alex que estaba acercándose a mí.

- Hola -dije en voz baja. Él se paró al lado y miró hacia donde yo miraba.

- Entonces... tu pasatiempo es estar aquí afuera -dijo mirándome de reojo.

- No exactamente -contesté.

- ¿Entonces? -dijo. Me encogí de hombros.

- Me distrae un poco -contesté.

Nos quedamos en silencio mientras yo admiraba la luz del sol, cada vez que miraba hacia las nubes sentía que todo era normal. Me recordaba aquellos días de verano que pasaba con mi hermana, nos mojábamos con la manguera o nos íbamos a la playa, pero ahora lo único que puedo ver son las rejas con caminantes amontonados.

- ¿Cuantos años tienes? -pregunté. Él me miró por un segundo y después desvió la vista.

- 27 -contestó-. ¿Tu?

- 26 -contesté.

- Ese tipo de la ballesta parece un tipo rudo -no tengo idea porque dijo eso.

- Pues si, si lo es -dije.

- No le teme a nada -regresó a verme- o ¿si?

- Bueno... cada uno tiene sus debilidades -respondí mientras lo miraba, él giró su cabeza y me miró de una forma dulce y tierna mientras mostraba una sonrisa de lado.

(...)

- No por favor no... -dije llorando.

- Sal de aquí y sálvate -dijo con un hilo de voz.

- No, eres mi hermana no te dejaré -dije llorando más aún. Con sus pocas fuerzas me dio su pistola y yo la miré sorprendida- No... -lloré más.

Sus dedos rozaron mi mejilla.

- Vive. Vive por mí -dijo. Me negué a alejarme de ella- ¡Largo! -me gritó y me dio un fuerte empujón.

Los muertos la acorralaron y comenzaron a devorarla, iba a ir donde ella.

- ¡Lárgate! ¡Huye! -gritó con todas sus fuerzas. Salí corriendo de allí y me escondí detrás de un árbol, y logré ver como ella gritaba de dolor mientras los muertos la devoraban.

- ¡Ahh! -grité mientras me levantaba. Tenía la respiración agitada y sentía como mi frente y mi cuello sudaban.

Era todavía de noche. Puse mi mano en la frente y traté de calmarme.

- ¿Sucede algo? -alguien preguntó entrando a mi celda, levanté la vista y era Daryl que estaba ya dentro de mi celda y estaba preocupado.

- No, estoy bien -dije tragando saliva mientras trataba de controlar mi respiración.

Sentí como él se acercaba a mí.

- Sal de aquí -yo sé que si él no sale de aquí esto va a salir mal. Parece que ignoró lo que dije y dio otros pasos- Largo -levanté la voz.

Él solo me miró por un rato y se fue.

Mi hombre de la ballesta (Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora