25 | Bonitas vistas

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—Hey Alice —Escucho a lo lejos la voz de mi mejor amiga, sin embargo no la miro—. ¡Alice!

—Mmm, ¿qué? —Volteo, una vez que reacciono del todo. Hemos estado en el hospital todo el día y sinceramente, solo pienso en lo mucho que necesito mi cama—. ¿Qué pasa?

—Has estado muy distraída —Sentencia, deshaciéndose de su bata blanca—. ¿Estás bien?

—Sí, solo estaba... —Niego con la cabeza—. Estoy cansada, es todo.

—¿Segura? —Cuestiona, no muy convencida de lo que acabo de decir.

—Segura —Sonrío, para asegurarme.

—De acuerdo —Me observa—. Andando, tenemos un pequeño descanso para ir a comer.

—Olvidé decirte que Beatriz me pidió que la acompañara —Recuerdo—. ¿Te molesta si te dejo?

—Claro que no —Sonríe—. ¿Comerás con ella? —Indaga, mientras salimos juntas del hospital.

—Supongo. Me pidió que la acompañara, pero no dijo exactamente a donde —Quito mi estetoscopio del cuello y lo sostengo en la mano mientras caminamos por el estacionamiento. Hoy no llevo mi bata puesta, así que no tuve que pasar a los casilleros—. La llamaré.

—Es por Daniel, ¿cierto? —Inquiere—. No quieres verlo. Has estado yendo a comer fuera del hospital, por que no quieres encontrarlo por ahí.

—No, no —Niego—. Ya te había dicho que Beatriz me pidió que fuera con ella —Aseguro.

—No tienes que mentirme, ¿lo sabes?

—¿Se nota que estoy mal? —Pregunto.

—Un poco —Levanta los hombros—. Se nota más cuando Daniel está cerca.

Me quedo callada y asiento.

Ya no ha habido descansos de cinco minutos con él, ni besos cortos en el pasillo o miradas fugaces. No hay nada, simplemente un par de completos desconocidos. No me he animado a hablar con él. Me mantengo tan ocupada como puedo solo para evitar lo inevitable, pero siento que esta distancia, me tiene peor.

—Estoy bien —Sonrió sin muchas ganas y tomo mi celular para llamar a Beatriz—. Estoy fuera, ¿dónde te veo?

—Estoy en el juzgado —Dice y suena apurada. Puedo escuchar sus tacones repiquetear y sé que debe estar camino a algo—. ¿Puedes pasar por mi?

—Estaré afuera en quince —Indico—. No tardes, debo regresar al hospital.

—Vale —Afirma—. ¿Estás bien?

—Sí, ¿por qué?

—Te escuchas rara —Dice, pero no hace intentos por sacarme información—. Te espero acá, Ali —Dice.

Termino la llamada y guardo mi celular en la bolsa del pantalón de la pijama quirúrgica.

—¿Quieres que vaya contigo a buscar a Beatriz? —Se ofrece Daph. Sé que no me quiere dejar sola. Últimamente me quiere acompañar hasta el baño, pero lo cierto es que estoy intentando lidiar con esta situación lo mejor que puedo.

—Puedo llevarte a Cheezza si quieres —Ofrezco a cambio—. Sé que no te puedes negar a una pizza con demasiado queso.

—¿Harías eso? —Cuestiona—. ¡Sí! Iré por mi cartera entonces. Ya vuelvo.

Mi amiga camina hacia el hospital con paso apresurado, mientras yo espero en el auto. Busco en la guantera mi repuesto de cargador pero me distraigo viendo el último sobre que recibí de Gabriel.

End of The DayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora