-Podemos hablarlo en tu habitación? -me pregunta.

Lo dudo un segundo, pero no hay otra opción, por lo tanto me limito a asentir y dirigirme a mi habitación.

Abro la puerta como de costumbre, Jeremy sube tras de mí pisándome los talones. Todo está diferente. Solo está mi cama, todo lo demás ya no está.

-Qué has hecho con mi habitación?! -exclamo.

-Lo redecoré -sonríe.

Abro la boca impactada. Cómo se atreve?!

-Con ayuda de Victoria -continua -Mi futura esposa.

Esto no está pasando.
Esto no está pasando.
Esto no está pasando.

Es solo un mal sueño.

"Ya despertarás" trato de convencerme mentalmente.

-Siempre tuviste razón -espeta cerrando la puerta con seguro.

El corazón se me acelera y la sangre me hiela.

-A qué te refieres? -pregunto con cautela.

Él ríe y se me eriza el vello de todo el cuerpo.

-Odiaba a tu madre -su mirada se intensifica en ira -A ti no! -exclama ante mi expresión de miedo -Yo te amaba, lo juro. Pero luego creciste, y te asemejaste tanto a ella que para mí llegaron a ser la misma persona... Y entonces sí, también te odié.

Escucho sus palabras, pero no logro asimilar nada.

Con qué clase de psicópata crecí todo este tiempo?

-Cambia esa cara -espeta mientras se acerca. Rápidamente retrocedo -No sabes cuantas veces golpeé a la estúpida de tu madre. -ríe -Era tan divertido verla suplicar.

-Cállate! -grito tratando de no soltar ni una lágrima para aparentar fortaleza.

-El día del accidente yo la llamé -continua -Sabía que estaba conduciendo y la empecé a insultar. No puedes culparme... Eran sus verdades. "Zorra. Estúpida. Gorda." -dice recordando los insultos que le dijo aquel día -Ella empezó a llorar y luego simplemente la llamada se cortó. Iba a golpearla tanto por haberme colgado, pero unas horas después me enteré que había muerto por culpa de estar en el teléfono. -su mirada se intensifica en placer -Estuve tan feliz de ser yo quien la haya matado.

Mi cuerpo deja de reaccionar. Las palabras no me salen y estoy temblando como si tuviese hipotermia.

-Admito que extraño escuchar sus súplicas cuando la golpeaba. Pero sabes qué? -el tono de su voz me produce escalofrío -Ahora te tengo a ti.

Esas palabras me hacen reaccionar y retrocedo casi corriendo lejos de él.

Quién es este hombre?! Quien es este psicópata que está frente a mí?

Me dirijo a toda prisa hacia la ventana tratando de abrirla, pero él me estira del cabello con fuerza haciendo que caiga al suelo. Grito del dolor y él se limita a arrastrarme al lugar donde empezamos a hablar.

-Supiste ocultar muy bien tu retorcida mente! -espeto temblando.

-Nunca subestimes mentes como las mías. -responde mientras dibuja una enorme sonrisa en sus labios.

Tengo miedo. Lo admito, realmente tengo miedo.

-Jamás creí en tus lágrimas! -le grito.

-Lo sé. Hasta por un momento pensé que serías tan inteligente como yo. Pero luego intentaste suicidarte y supe que eras tan débil como tu madre.

Su rostro solo demuestra asco. Yo no conozco a este hombre.

-Yo te haré fuerte, o quizás más débil. Eso no importa, de todas formas te haré sufrir.

No puedo hablar. Estoy paralizada. Siempre sospeché de sus discusiones, siempre escuchaba cuando él la llamaba estúpida, pero nunca hice nada. Pensé que solo discutían. Lo odié porque algo dentro de mí me decía que él solo fingía. Todos decían que estaba loca, pero no era así y aquí está la prueba.

Lo observo detenidamente mientras su rostro se deforma con ira.

Saca su cinturón con mucha prisa y yo intento retroceder arrastrándome, pero choco contra la cama.

Levanta su cinturón y siento como se estrella por mi pierna. El dolor es horrible.

Vuelve a levantarla y esta vez la estrella por mi abdomen.

Las lágrimas corren por mis mejillas, pero yo permanezco en silencio. Gritando en mi interior.

-Suplícame! -me grita.

Vuelve a levantar el cinturón y con mucha más fuerza y con toda la rabia del mundo la estrella por mi rostro.

Cierro los ojos con fuerza. Siento como el cinturón destroza mi piel y no lo puedo soportar.

-Ya no! -exclamo en medio de un sollozo.

Él sonríe triunfante y vuelve a estrellar su cinturón, esta vez por mi brazo.

-Por favor! -sollozo y él no deja de golpearme todo el cuerpo.

Vuelve a estrellar el cinturón por mi rostro y en un instante saboreo la sangre en mi boca.

Lloro desconsoladamente. El dolor es desesperante.

Bajo la mirada a mi cuerpo y lo veo bañado en sangre.

-Por favor -susurro.

-Así me gusta -espeta -Extrañaba tanto esto.

Mi cabeza cae al suelo y trato de acurrucarme ahí. Rodeo mis rodillas con mis brazos mientras sollozo.

Él no tiene piedad y con todas sus fuerzas estrella el cinturón nuevamente en mi rostro.

Cierro mis ojos con fuerza y me muerdo el labio inferior hasta ya no poder del dolor.

Apenas me sale la voz. Mis ojos están hinchados por el llanto y mi garganta me duele.

Él vuelve a reír pero de una manera macabra.

Remata el cinturón por mi muslo.

Colapso de dolor.

-Ya no. Por favor -le suplico entre lágrimas.

Él sonríe aún más.

-Me duele -espeto.


MI BOSQUEWhere stories live. Discover now