Él siempre era tan callado. Solo decía lo necesario. En sí, se veía ante los demás como un chico serio, pero yo sabía muy bien, que en realidad no lo era.

Zayn y yo caminamos hasta el comedor de la universidad y esperábamos ver a los chicos ahí, pero nuestra sorpresa fue al darnos cuenta de que no estaban.

Decidimos quedarnos allí, sentarnos en una banca y esperar por si los chicos decidían pasarse.

Luego de un rato esperando, mi estómago no daba más. Así que yo me puse de pie para ir a pedir mi comida. Mientras tanto, le pedí a Zayn que vigilara mi bolso para prevenir un hurto.

— ¿No esperarás a los chicos? —me preguntó.

—Me muero de hambre—solamente le recordé y seguí caminando al mostrador para hacer fila y pedir mi comida.

Me sentía extraña. Recordaba que en la mañana había comido algo ahí mismo en el comedor, pero al medio día, mis ganas de devorar se triplicaron. Quizás sea por el dolor de cabeza que aún martilla mi cerebro o porque quizás hice mucho esfuerzo para mantenerme despierta en la última clase.

Comencé a temerse estar padeciendo de ansiedad.

Tomé el plato que una mujer cocinera me dio y me serví de la comida que estaba en los calentadores. Consistía en un puré de patatas y un filete de pescado frito, acompañado de una ensalada. Luego me serví mi refresco: té verde con melocotón frío.

Me giré para encaminarme a la mesa con mi bandeja rebosante de comida caliente. Me percaté de que la mesa donde había dejado a Zayn, Louis, Harry y Liam, ya estaban ahí con él.

—No me esperaste—escuché una voz conocida a mis espaldas. Me sorprendió bastante, a pesar de saber a quién pertenecía.

—No soporté las ganas de comer—me volteé y lo miré.

Niall enarcó una perfecta ceja rubia. Se veía bien. De hecho se veía tan sano. Noté que llevaba también una bandeja con comida. Estaba repleta de comida no muy apta para alguien que ha pasado por una indigestión estomacal.

— ¿Así que pretendías dejarme sin comida?—dijo este soltando una risita mirando mi bandeja.

—Algo así—dije sopesando y no pude contenerme de reír también.

Era extraño.

Después de tanto siempre de Niall siendo uno de mis mejores amigos, a él se le ocurre impulsivamente besarme, creando en mi mente una cadena de confusiones acerca de mis sentimientos por él. Porque seamos sinceros, él me ha estado haciendo pasar por ratos de vergüenza al tener que las personas llamen mi atención porque no les escucho.

Y ahora le volvía a hablar y a reírme con él como si nada hubiera pasado. Tan naturalmente. Ya no sintiendo esa extraña incomodidad que nos embargó la noche anterior, en la reunión.

Apuesto a que si él hubiera sido otro chico, nunca le dirigiría la palabra nuevamente.

—La pelota solo atravesó la red—dijo Louis con sobresalto como si estuviera contando una historia increíble. Con ademanes y expresiones de sorpresa, como si estuviera narrando un cómic.

—Louis—dijo Niall mientras se sentaba a la mesa—. La red estaba rota.

—Niall, esa red no estaba rota—argumentó Louis.

— ¿Qué pasó?—pregunté para cuándo me acerqué a ellos. Fruncí el ceño con curiosidad para cuando ya estaba sentada en la mesa junto a Niall.

—Solamente fue que anoté un gol, pero la red se rompió al hacerlo—explicó Niall serio—. La red estaba deshilachada—se encogió de hombros.

El Chico Detrás del Superhéroe | COMPLETA ✔︎Where stories live. Discover now