Capítulo 35 - El vuelo EA20302 (2/2)

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Matthew's Pov  

Ese mismo día por la mañana...

Cerrè el cierre de la última maleta y me dediqué a contemplar la gran montaña de petacas que había: dos maletas grandes y una de mano. 

Era deprimente saber que toda mi vida cabía en tan poco espacio o tal vez que mi vida era tan pequeña que le sobraba el espacio. Pero era ms deprimente saber que dejaría la única cosa que valía pena de mi vida, aquí. 

Me iba a Oxford en busca de mi futuro, pero dejaba en Gatlin mi pasado. 

Dejaba en Gatlin a Victoria, con Harvy. 

  —¡Matthew ya llegó tu taxi! — gritò mi madre desde el piso de abajo, sentí  un hueco en la base de mi estómago. Estaba pasando,  en verdad me estaba yendo. 

Bajè las maletas de mi cama y enredè la de mano en una de los mangos de la última maleta. Antes de cerrar la puerta de mi habitación echo un último vistazo a mis pòsters de AC/DC en la pares, a mi cama con sábanas tendidas pero sin cobertor y almohadas y a mi escritorio donde sòlo quedaba mi lámpara de noche y el porta retrato de cierta chica con cabello castaño, ojos marrones y mejillas rosadas. 

Tenìa duda de si llevarme la foto a Inglaterra, si me la llevaba las chicas pensarían que es mi novia y los ahuyentaría. Pero si no la llevaba tal vez con el paso de los años perdería la figura de su rostro y me olvidaría de ella. Era justo lo que quería ¿no?

Olvidarle. 

Eso quería, pero no podía. 

Decidì meterla en la bolsa de mano y tal vez en el avión tendría el tiempo para pensar que hacer con ella. 

 Bajè las escaleras y me despedí de mis hermanos, de mi padre y de mi hermana. 

Las despedidas de los Gregorys solían ser muy secos porque no eramos personas de sentimientos a flor de piel y si a eso le sumas que soy el único de mis hermanos que consiguió una beca en Inglaterra, nos fue muy grato el tener que irme. 

Salì de la casa y el taxista me ayudò a subir las maletas en la cajuela, subì a la parte trasera del taxi y cerró la puerta.

  —Al aeropuerto.— pedí. 

El taxista arrancó el coche y empezó a avanzar con una serena lentitud cómo si no supiera que tenìa que tomar un vuelo dentro de tres horas. Recargué mi cabeza en la ventanilla del auto y comenzó a sentir pequeñas golpe sitos en el vidrio que se recargaba contra mi cráneo. 

Estaba lloviendo.

El cielo estaba igual de entristecido que mi alma.  

Para mi infortunio vi el parque en el centro del pueblo, tenìa los mismos maromeros que hace 12 años cuando conocí a Victoria en ellos, sòlo que ahora ese parque estaba todo abandonado con la hierba salida, los juegos bancas y faroles de luz oxidados e incluso las farolas no tenían luz asì que ese lugar después de la media noche de utilizaba para que los estudiantes preparatorianos tuvieran sexo rápido bajo la hierba no cortada. 

Todo había comenzado en ese maldito parque, me había enamorado de ella en ese maldito parque, la había conocido en ese maldito parque, jugamos al escondite en ese maldito parque, comimos helado en ese maldito parque. Todo había comenzado ahí. 

  — ¿Podría ir màs rápido? — le pregunto al taxista  con tono despectivo y exigente. 

  — ¿A quién le molesta pasar por un bonito parque? —me pregunta con una sonrisa complaciente en el rostro, noté un tono italiano en su voz, se acercaba a los 45 años y llevaba una boina. 

Mi Chica De Inter-CambioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora