Capítulo 1

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Miro a mi alrededor y alucino. Todavía no puedo creer que me hayan arrastrado a la otra parte del mundo. ¿Por qué a mí? Suspiro intentando ordenar mi cabeza. Hace apenas unos días mi madre me comunicó la "feliz" noticia que se iba a volver a casar. No tengo ningún problema con eso, es más, en muchas ocasiones la he animado a tener citas. Soy una chica de dieciséis años que ya comprende el mundo que la rodea y la sociedad en la que vivimos. Bueno, en la que vivía. En resumen, mi madre ha conocido a un chino, coreano o lo que sea. Y se van a casar, en verdad pienso que está bien. Mi madre se merece ser feliz y ha estado sola desde que se divorció de mi padre hace años luz. Pero, ¿por qué mudarnos nosotras a Corea? A veces, odio a los adultos que toman decisiones sin consultar ni pedir opinión. Aunque no sé a quién odio más, si a mi madre por hacerme viajar a la otra punta del mundo o a mi padre por el hecho de que le ha dado completamente igual. Solamente ha dicho que no me puedo quedar con él porque está empezando a conocer a alguien y no le ha contado que tiene una hija, todavía. Al final de la historia, soy la que da vueltas de un lugar a otro, como una pelota de tenis. Pero parece que estorbo en la vida de las personas que me la dieron.

—Vamos Alicia, ¿qué haces ahí parada? Hay mucha gente y es fácil perderse. —Mi madre totalmente entusiasmada, me toma de la mano y arrastramos las maletas. No conozco a ese hombre y no soy racista, de verdad, pero odio el hecho de haber dejado mi hogar. El lugar donde tengo a mis amigos, mi mundo. Y mi España, aquí no voy a poder comer tortilla de patatas. Vuelvo a resoplar y mi madre empieza a mirarme mal.

—Está bien. No digo nada. —Levanto las manos en son de paz. No quiero empezar a discutir con ella en el inmenso aeropuerto de Seúl.

—Mira, ¡allí está él! —Señala a un hombre que sonríe y la saluda con la mano. Creo que debe ser el futuro marido de mi madre, y digo creo porque no le conozco. —Sonríe un poco Alicia, ya verás que no es tan malo como imaginas.

—Eso espero —digo más para mí que para ella porque no me está escuchando.

Les veo abrazarse y me alegro por ella, no parece un mal tipo. Aunque se separan de inmediato, creo que tanta efusividad no está bien vista en este país. Otra cosa que voy a odiar...

Mi madre me hace un gesto con la mano y yo me acerco. El hombre me mira con esos ojos... ¿rasgados? Siento que todos a mi alrededor son un poco raros aunque entre ellos, yo soy la extraña. ¡Todos parecen iguales!

—Alicia, este es Park Jun Su. Mi futuro marido. —La miro sin saber exactamente qué espera que haga. No estoy segura de cómo debo saludarle. ¿Hablará español? Supongo, sino sería imposible que él y mi madre se hubiesen comunicado.

—Mucho gusto Alicia, es un placer conocerte. —Me tiende la mano y alucino. Habla bastante bien el español este chino... digo coreano.

Le doy la mano y le dedico una tímida sonrisa. Al menos voy a poder comunicarme con él porque las clases "express" que mi madre me obligó a tomar de coreano, no han servido demasiado. No tardamos demasiado en subirnos a su coche e irnos a la que ahora será nuestra casa. No hago preguntas aunque mi madre se encarga de informarme sobre la vida de este hombre del que no recuerdo el nombre. Nota mental: apuntar los nombres que se me dicen o los voy a olvidar a los 5 segundos.

Miro el bloque de apartamentos, es altísimo. No puedo creer que hayamos cambiado nuestra casa con jardín y piscina por un apartamento que es la mitad de grande que la que fuera nuestra casa. Esto es en verdad deprimente.

—Ahora vas a conocer a Min Jung. Seguro que os lleváis bien —dice Park no sé qué.

—¿A quién? ¿Es el gato? —Los dos estallan en carcajadas. No entiendo que he dicho porque yo no me estoy riendo en lo absoluto.

—Es el hijo de Jun Su. Va a ser tu hermano. —Mi madre lo suelta como si nada, el detalle ese se le había olvidado completamente y a mi me está entrando una mala leche que nadie va a poder parar.

—¿Alguna sorpresa más? —digo en tono irónico mirando a mi madre. Parece que se está luciendo.

—¿No te lo había dicho? —¿La mato? De verdad que me lo estoy planteando seriamente.

El marido o futuro marido de mi madre, abre la puerta del pequeño apartamento. Entro directamente y mi madre carraspea. ¿Zapatos fuera? Ruedo los ojos y veo como ella me frunce el ceño, a callar se ha dicho.

—Jung, saluda a Alicia. Ahora vamos a ser una familia. —Veo como el chico que está sentado en el sofá se voltea y me mira de arriba abajo. No dice nada pero me analiza completamente. Intentando ser simpática levanto mi mano y le saludo a lo que él responde volviendo a leer el libro que tiene entre las manos. ¿Me ha ignorado? Será imbécil el chino este. Mi madre golpea mi hombro. Creo que la mirada que le acabo de dedicar es prácticamente asesina porque no dice nada más. —Os enseñaré la casa. Tienes tu propia habitación justo en frente de la de Jung —dice el hombre emocionado.

—Que bien, mi propia habitación —mi madre debe notar la ironía de mi voz porque vuelve a golpearme cuando su amorcito no nos ve. Siento que alguien me mira pero cuando me vuelvo no hay nadie. Sonrío al ver mi habitación, parece ser la casa de un ratón. Debo reconocer que mi futuro padrastro se ha esforzado intentando hacerla agradable para alguien como yo. Le regalo una sonrisa sincera y veo como se relaja completamente.

Cuando por fin me quedo sola en ella, empiezo a sacar mis cosas de la maleta. Alicia, vas a tener que adaptarte rápido si quieres sobrevivir. Mis pensamientos son estos cuando me dejo caer en la cama. Esto va a ser lo más duro que he hecho en toda mi vida.

La puerta se abre en ese momento y me levanto ligeramente pensando que es mi madre. Ya que no ha llamado a la puerta. Pero mi sorpresa viene cuando aparece ese... como se llame que se supone que será mi hermanastro. Me vuelve a mirar como si fuese un espécimen raro sacado de algún laboratorio y me lanza una bolsa.

—¿Qué es esto? —Creo que me voy a defender más o menos en coreano.

—Tu uniforme para el instituto. Haz como si no me conocieses porque yo pienso hacer eso exactamente. —Cierra la puerta y me quedo alucinada. Que simpático es el chi... coreano. 

Al otro lado del mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora