Capítulo 14

18.7K 1.2K 791
                                    

2/2

Capítulo 14

Me desperté más feliz que nunca en esa cama. Lo de la noche pasada había sido de lo más...romántico, al final. Sentí que un olor a frutas y algo igual de dulce invadía mi habitación.

Abrí los ojos con pereza, era domingo y las ganas de seguir durmiendo me tentaban demasiado. Pero el olor de aquello era suficiente como para darme la fuerza suficiente para despertar.

Mis ojos parecían empañados como si hubiera neblina en el cuarto. Cuando logré enfocar lo que tenía delante, vi que alguien había dejado una bandeja con un zumo de naranja, una taza de café humeante, crepes en un plato y un cuenco de frutas tropicales. Todo tenía una pinta deliciosa que seguro alguna baba se me había caído encima.

- ¿Qué te parece? -Preguntó aquella voz desde el otro lado de la cama. Tate.

- Delicioso. -contesté, mi corazón latía más rápido de lo que médicamente era posible.

- Lo mejor para mi princesa.- dijo besando la punta de mi nariz.

- ¿Con qué princesa? -cuestioné elevando una ceja bromeando.

- Sí. -Dijo con una pequeña sonrisa robando de la bandeja una crepe rellena de leche condensada.

- ¿Y cuando tendré el honor de convertirme en su reina? Oh, mi Majestad Unicornio.- exclamé inclinando con sorna la cabeza a modo de reverencia para después coger una crepe rellena como él. 

- Cuando te cases conmigo. -lo mire con la crepe metida en la boca. Vi que lo decía en serio y dejé la mitad del dulce en la bandeja.

Tate me miró intensamente un instante, acercó su mano a mi cara, acariciando mi mejilla para luego pasar su pulgar por la comisura de mis labios. Al parecer un poco de leche condensada se había quedado en mis labios.

- Dulce.-dijo lamiéndose el pulgar de una manera que me pareció muy...erótica. Dios, no sabéis cuánto me cuesta admitir estas cosas. Bajé la mirada avergonzada de mis propios pensamientos.

Tate volvió a acercar su mano a mi mejilla y me levantó la cara. Me miró un segundo a los ojos, luego a los labios mientras poco a poco se iba acercando a mí, dándome tiempo a alejarme si quería, pero no lo hice.

Nos besamos despacio, sin prisa. Saboreándonos mutuamente. Un beso calmado pero cargado de sentimiento. El calor me embargaba todo el cuerpo, al punto de sentir una sensación de embriaguez.

Duró poco aquel beso, al menos para mí. 

- Amo las cosas dulces. -dijo tan despacio como había sido ese momento.- Y es por eso que amo tus besos.- juntó nuestras frentes haciendo que la escena se volviera aún más íntima.

- ¡Cariño! -gritó mi madre desde el piso de abajo.- Baja, alguien está llamando por ti.

- ¡Vale, mamá! Voy en cuanto termine de cambiarme. -grité para que me oyera.- Voy a cambiarme.- dije mirando a Tate.

- Tranquila, no me importa.- contestó sin moverse y con una sonrisa plasmada en su cara.

- ¿Por qué será que está conversación ya me suena de algo? -pregunté sonriendo.

Tate soltó una carcajada:- Bueno, ya me voy. -dijo levantando las manos a modo de rendición.

- Te espero fuera. -dije cogiendo la ropa que me iba a poner.

Cinco minutos estaba lista. Un jersey violeta que me quedaba algo grande, unos pantalones elásticos marrón oscuro y unas zapatillas eran mi atuendo. No me molesté mucho en elegirlo, me até el pelo en un moño con algunos mechones sueltos.

Abrí la puerta y ahí estaba Tate apoyado al lado de las escaleras. Bajamos las escaleras juntos hasta la sala de estar.

- Vaya, ¿Tate estabas también aquí? -Preguntó mi madre alegre como ella era. Me miró a mi tratando de buscar alguna prueba de si había hecho algo "inapropiado" con Tate, al no encontrarlo se relajó y volvió a sonreír.

- Sí, vine a buscar a su hija y Moira me dijo que no había bajado de su cuarto, así que decidí subirle el desayuno. -Dijo tan educadamente que tuve que mirarle con una sonrisa de lado. Él me miró y me dio un pellizco en el muslo que me hizo saltar de repente.

- ¿Qué pasa? -preguntó mi madre mirándome extrañada.

- Nada. -contestamos a la vez. Miré a Tate otra vez, y ahora si tenía la misma sonrisa que tenía yo antes.

- O si, un amigo de tu escuela pregunta por ti, está en la entrada. -señaló la puerta y se fue.

¿Sería Ryan? Al pensar en él sentí un pinchazo de culpabilidad, la otra noche le había dejado tirado a su suerte por Tate.

Abrí la puerta tratando de parecer decidida. Ryan estaba de espaldas.

- ¿Ryan? -el aludido se dio la vuelta. Jo-der. Tenía todo el ojo derecho vendado.

- __________, tenía que verte. -Dijo viniendo a abrazarme pero se detuvo en cuanto vio a Tate.- Tate.-dijo a saludo con una voz más gruesa.

- Ryan.- contestó con desdén Tate.

- Vamos a hablar a la acera mejor, más intimidad.- me excusé, sabía que Tate no podía salir de la casa.

- Tranquila, yo me voy a acosarte desde detrás de ese árbol.- dijo señalando uno de los árboles del jardín. Me reí internamente al ver la expresión de Ryan al oírlo.

- Vamos.- dije yendo donde había dicho. Ryan me siguió y nos sentamos en el bordillo.

- ¿Qué hace él aquí? -Preguntó con furia contenida Ryan.

- Es mi vecino. -conteste casi sin pensar.

- Pues mira lo que me hizo "tu" vecino.- dijo señalándose su ojo herido.- ____________, es peligroso. Te digo esto por que te quiero, no quiero que acabes como yo....o peor.

- ¿Se te curará?- pregunté cambiando de tema. No me gustaba pensar en un Tate peligroso, no ahora que habíamos iniciado...¿algo? Luego le preguntaré. 

- Los médicos dicen que lo único que hará que vuelva a ver será un transplante de córnea, y hay muy pocos donantes. -Dijo mirando hacia el suelo como si la solución a todo estuviera ahí.

Apoyé la mano en su hombro.

- Estaré bien, y si pasa algo se cual es vuestro punto débil.- dije mirando su entrepierna divertida, él entendió y sonrió con tristeza.

- ¿Si pasa algo me lo contarás? -preguntó todavía en tono melancólico. 

- El primero. Te lo prometo.- dije abrazándolo y apretándole fuerte, sintiendo que había muchas cosas que tenía que ocultar. Acaba de hacer la promesa y ya estaba incumpliéndola.

- Siempre me tendrás ahí para lo que quieras. Soy tuyo.- me dijo, mi corazón se estaba rasgando oyendo cada palabra que decía. Si sólo pudiera amarlo a él, todo sería más sencillo. Sólo pude sonreírle con la misma tristeza que él antes, asintiendo.

Me despedí de él a los pocos minutos con otro abrazo. Entré otra vez a casa.

- Estaba muy cariñosos los dos, ¿no? -dijo Tate, se podían ver los celos en cada sílaba que pronunciaba. Sonreí.

- Alguien en esta sala está celoso y no soy yo.- dije.

- Yo no estoy celoso. -dijo inflando los mofletes como un niño pequeño haciendo un berrinche. Me reí y lo abracé sintiendo que encajaba en ese cuerpo mejor de lo que lo hubiera hecho alguna vez en el de Ryan.
____________________________________
La verdad es que no se si acabar aquí la historia o si seguirla😓. Por un lado creo que este capítulo acabó con un final feliz, pero por otro lado tengo ganas de "arruinar" todo un poco y seguir. ¿Qué decís?

[Entre los límites] Tate y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora