Capítulo 10: "El sueño termino"

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Sí ayer mi madre me confesó todo, dijo Gokú con tristeza.

¿Entonces sabes que tú y yo?, dijo la pelinegra no pudiendo completar la pregunta porque rompió en llanto.

Sí princesa ya lo sé, ya no llores nosotros no tenemos la culpa, no lo sabíamos, respondió Gokú abrazándola.

El sueño se termino Gokú, dijo Milk sollozando.

Sí el sueño se termino, respondió Gokú con tristeza.

¿Y ahora qué haremos?, añadió Milk entre los brazos del joven de cabello alborotado.

Tratar de asimilar esto, alejarnos por un tiempo hasta que asimilemos todo, yo le pediré a un abogado para que te de lo que te corresponde de la fortuna de nuestro padre, decía Gokú viéndose interrumpido por la pelinegra que se soltó del abrazo y lo miró a los ojos.

No, yo no quiero nada, eso es tuyo, pronunció Milk.

¿Pero Milk?, dijo Gokú.

No lo quiero, no me hagas sentir peor de lo que me siento, acotó la pelinegra.

Está bien, entonces te pido que no abandones el gimnasio, yo ya no asistiré en el mismo horario, cambiaré de grupo para ya no vernos por un tiempo hasta que hayamos comprendido este nuevo cambió en nuestra vida, dijo Gokú.

Pero Gokú, no es justo, tú entrenas más tiempo con ese grupo, contestó la pelinegra.

Tú necesitas más entrenamiento que yo, cúmpleme ese deseo como yo cumpliré el tuyo de no recibir tu herencia, dijo Gokú.

Está bien, respondió la pelinegra conteniendo las lágrimas.

También promete que te darás la oportunidad de salir con otros chicos, de volver a enamorarte de alguien que si pueda hacerte completamente feliz, dijo Gokú con tristeza en tono celoso.

No sé si pueda, respondió Milk sollozando.

Podrás, prométemelo ¡por favor¡ solo así estaré tranquilo y no sentiré tanto remordimiento, dijo Gokú.

¿Tú prometes hacer lo mismo?, contesto Milk con tristeza en tono celoso de solo imaginar a Gokú con otra que no sea ella.

Te lo prometo, dijo Gokú con nostalgia.

Te puedo pedir un último favor, respondió Milk mientras unas lágrimas rodaban por blancas mejillas mientras ella se paraba de la banca.

Si, ¿Qué deseas?, contestó Gokú.

Un último beso, dijo Milk sonrojándose mientras sollozaba.

Pero Milk, pronunció Gokú.

El último, ¡por favor¡ dijo la pelinegra colocando sus brazos alrededor del cuello del joven y mirándolo con sus bellos ojos negros llenos de tristeza.

Gokú la abrazo de la cintura por última vez mientras acercaba su rostro al bella jovencita lentamente rozando primero sus labios para luego besarlo con dulzura pero a la vez con inmensa pasión.

Ambos jóvenes se besaban con inmensa pasión sabiendo que era el último beso que se darían, cuando en eso unas gotas de lluvia empezaron a caer por sus hombros mezclándose con las gruesas lágrimas que ambos jóvenes derramaban al besarse por última vez, cuando en eso un carraspeo, los hizo separarse.

Creo que llegué un poco tarde, dijo Vegueta que estaba cubriendo su cuerpo con un paraguas.

Gokú abrió el suyo y se lo dio a la pelinegra y pronunció: Vegueta te llevará a tú casa.

 ¡Nunca te olvidaré¡ aunque lo nuestro está prohibido tú siempre serás mi primer amor, dijo Milk sollozando.  

Adiós mi princesa, adiós mi único amor, pensó el joven de cabello alborotado sin responderle nada a la pelinegra.

Kakaroto es mejor que te vayas, le pedí a Bulma que viniera conmigo, ella manejara tu auto, no creo que estés en condiciones de hacerlo tú, dijo Vegueta.

¡Gracias Vegueta¡ respondió Gokú alejándose de la pelinegra mientras una fuerte opresión sentía en su pecho.

Gokú camino hacia su auto y encontró a la peli azul junto a él cubriéndose con un paraguas, el joven le entregó las llaves del mismo y subió en el asiento de copiloto.

¿Cómo te sientes?, dijo la peli azul mirándolo entristecida.

Ya te lo contó Vegueta, respondió Gokú mirando hacia la ventana para que no lo vea llorar.

Sí, dijo la peli azul.

Muy mal, no creo poder superarlo nunca, respondió Gokú.

Lo harás al igual que ella, están muy jóvenes, ya verás que lo superarán, dijo la peli azul empezando a conducir el auto.

En el auto de Vegueta:

Tienes que ser fuerte mujer, para que Kakaroto no se derrumbe, si él te ve sufrir, él también sufrirá y tú no quieres eso ¿verdad?, pronunciaba Vegueta mientras conducía.

No, pero no puedo evitarlo, decía sollozando la pelinegra.

El tiempo te ayudara, respondió Vegueta.

No lo creó de solo imaginarlo con otra me da rabia, decía la pelinegra.

Te entiendo, pero ahora tienes que tratar de verlo como tu hermano, lo que vi hace rato no puede volver a suceder Milk, contestó Vegueta.

Lo sé, dijo la pelinegra.

Sería bueno que te busques un novio cuanto antes para que te ayude a olvidar a Kakaroto, añadió Vegueta, mientras Milk miraba a la ventana mientras sollozaba.

Nunca podré amar a otro como lo amo a él, aunque sé que es pecado no puedo evitar amarlo así, pensaba la pelinegra.

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