#5

5.9K 734 285
                                    

—Eres muy cómodo...—aquel comentario le tomó por sorpresa. Creía que, en cuanto se separasen, no tocarían el tema de lo que sucedió esa noche.
Pero al parecer esos no eran los planes de Towntrap.
—¿De qué estás hablando?
—Pues aunque pareces estar bastante tosco, eres bastante cómodo como para acostarse contigo.

Hubo un silencio.
Eak quería morir ahí mismo. Towntrap, después de unos momentos, de dio cuenta de lo que había dicho. Se puso peor que un tomate.

—Me refiero, ¡sobre ti, no contigo! Bueno, tu...digo, sabes a que...me...refiero.

Ambos ni siquiera se podían ver a los ojos.
Estaban tan cerca que casi se sentía la temperatura corporal del otro.
Eak se mantenía sin expresión alguna. No quería delatarse.
Evitaba cualquier contacto físico con él. Porque cada vez que tenían un mínimo roce, comenzaba a ponerse nervioso y la voz le temblaba. No quería que sospechase de nada.
No, no, para nada. Al fin y al cabo, ¿de que iba a sospechar?
Son amigos.
Sólo eso.

—Uh...voy a preparar algunas cosas para mañana.—dijo Towntrap para, después, prácticamente desaparecer.

El día se volvía cada vez más pesado en incómodo. Ninguno quería estar solo con el otro, apenas y se hablaban estando en casa.
¿Porqué se sentía así?
No lo entendía. Por muchos años de amistad, no fue de esa forma. O tal vez si, no lo recordaba muy bien.

Towntrap adoraba a Eak. Lo veía como alguien genial, increíble. Su amistad era algo que apreciaba como su vida misma. El pensaba que, si lo llegase a perder, su vivir se derrumbaría completamente.
Y estaba comenzando a tener miedo.
Las cosas se tornaban raras estando junto a él. La mente se le nublaba. Era como si además de el y su amigo no existiese nada mas. Le encantaba mirarlo en aquellas raras veces que sonreía. Amaba ser el motivo de su risa sincera, descontrolada y ruidosa, que consideraba realmente preciosa.
Sus ojos le parecían singulares. Los miraba detenidamente.
Todo él era digno de prestarle atención.
Pero, ¿porqué era así? ¿Porque se sentía tan abrumado, tan ansioso, cada vez que se tocaban o que cruzaban miradas?
No pudo pensar mas porque su estomago gruñó. Estaba hambriento.
Salió de su habitación y fue directo a la nevera que, naturalmente, se hallaba totalmente vacía.
Suspiró. Era ya de noche.
Caminó hasta la habitación de Eak y dio unos toques a su puerta. Nadie respondió. Decidió abrir, solo para ver que no había nadie ahí.
"¿Donde se habrá metido?" pensó.
Dio unos pasos y se sentó en una orilla de la cama de su amigo para, después, recostarse totalmente sobre ella. Acomodó la cabeza en los cojines y se quedó mirando al techo. La habitación olía a él.

—¡Carnal, ya volví!—gritó él desde la puerta. Al no escuchar ninguna respuesta, simplemente dejó las bolsas en la cocina y fue a la habitación de su amigo. No había nadie.
Se encogió en hombros y regresó a su habitación a descansar un rato. Se sorprendió al verlo acostado, aferrado a una de sus almohadas, durmiendo. Sonrió.
Se limitó a observarlo detenidamente sin moverse siquiera de la puerta.
Su respiración era tranquila, su expresión estaba relajada. Se veía precioso.
Al dar un paso, algo sonó y miró directamente a Towntrap, para ver si se había despertado. Pero no, no se había movido.
Se sentó a su lado y acarició su cabello suavemente. Como si se tratase de un gigantesco gato.
Ni siquiera sabía porque lo estaba haciendo.
Cuando estaba cerca suyo, le invadían esas ganas de abrazarlo, de tocarlo. Y se asustaba demasiado.
¿los mejores amigos acostumbran a hacer eso?
Y, si de repente lo besara, ¿estaría mal?
Eak inmediatamente sacudió la cabeza ahuyentando sus ideas. Se levantó y tapó a su amigo con una manta. Salió de la habitación y se sentó en el sofá. Puso los codos sobre sus rodillas y cubrió su rostro con las manos, mientras pensamientos de que era una nefasta persona lo invadían sin parar.
Towntrap lo traía echo un idiota.

Together [ Eaktrap ]Where stories live. Discover now