4. Final

135 12 15
                                    



Paso a paso, llegas a las gradas de tu casa. Miras hacia arriba y no ves a nadie. Comienzas a subir, grada por grada, paso por paso. El temblor que recorre tu cuerpo es más intenso, ahora hasta te duele la cabeza.

"Tranquila" te repites constantemente.

Llegas al primer piso, tampoco ves a nadie. Hay tres cuartos en total, sin contar el baño. Algo te dice que vayas primero a tu habitación. Ve a tu habitación. ¡Ya!

Pero la cabeza, te duele demasiado. Tu cuerpo, se entumece. Ya no sientes los dedos de las manos. Te cuesta moverte.

Ve a tu habitación. De prisa, ¡corre! ¡Ahora!

¡Dios! Tan difícil... Arrastras los pies. Los brazos se te quedan paralizados. La cabeza te da vueltas, quiere estallar. Dios mío, va a estallar.

Pero si no vas a tu cuarto algo malo va a pasar. Algo malo, ¡terrible! ¡Ve! ¡Ahora mismo!

Avanzas lento, dolorosamente, pero avanzas. La puerta de tu cuarto está abierta. Al menos eso no te representará más problemas. Ah, mas todo te da vueltas, sientes que te vas a caer. Si te caes sin poder mover tus brazos te va a doler, y mucho.

No te caigas, no lo hagas. Solo avanza. Convéncete de que no hay nadie más en esa casa, demuéstrale a tu cerebro que está actuando mal. ¡Nada más tienes que mirar!

Y llegas, te asomas por la puerta.

...

No lo puedes creer, comienzas a llorar. Los dolores y malestares no cesan.

Frente a ti, en tu cama, te ves a ti misma. Sigues durmiendo. Ahí estás tú.

Y no estás sola.

Hay dos siluetas contigo, te rodean en la cama. No las distingues, son solo nubes borrosas. No parecen atacarte, solo están ahí.

- ¡Con fuerza!

Ahora lo ves. Ahora te convences de lo que pasa, aunque no es precisamente de lo que querías convencerte. Te parece extraño. Una de esas nubes borrosas es quien había hablado. La voz gruesa de un hombre.

Entonces, ante tu terror, ves que otra de las nubes se lanza sobre ti. Con fuerza, sí. Alcanzas a observar que se pierde en ti, se ha metido en ti, justo antes de caerte.

No lo comprendes, pero mientras te caes, lo ves todo como si estuviera en cámara lenta.

La nube que entró en tu yo dormida, las otras que se alegraban ante el hecho. El sonido de tu celular cuando una notificación nueva te llega.

Caes al piso, ya no sientes tanto dolor. Por extraño que parezca, tu celular ha caído delante de ti. No recordabas que lo seguías teniendo en la mano. Estaba en Facebook, logras ver tu pantalla.

Lo que debía verse como tu perfil se ha borrado. Ya no se ven fotos, ni de perfil ni de portada. Tu nombre no está, o más bien, ha cambiado. Tus publicaciones no están. Todo se ha borrado, a excepción de una publicación apenas actualizada:

Muerte: Lo hice, gracias.

Al tiempo que lees esa publicación ves que Mort y Tod le ponen "me gusta". Shi hace un comentario, sin embargo, no lo alcanzas a leer. Algo más atrae tu atención mientras yaces en el piso, incapaz de moverte.

Tu cuerpo, el que está en tu cama, se retuerce. Se sacude frenéticamente, como si luchara contra algo invible.

- ¡Ahhhhhhh!!!

Ese grito. No había sido tu imaginación. Ya habías estado bajo ataque desde antes.

"Mi cuerpo, violado..."

Te duele verlo así. Te duele verte así. Y tú que no habías hecho caso. Ni siquiera sabías lo que ocurría. No era algo normal, no eran seres visibles. Lo que sea que fueran, querían apoderarse de ti.

Ah, si tan solo pudieras moverte. Si al menos pudieras gritar, pero ya ni tu boca parece responderte. Entonces el movimiento cesa. Tu cuerpo ya no lucha. De hecho, parece respirar en paz. La tú que está en tu cama, se levanta. Se ha parado, logra ponerse de pie.

"Mi cuerpo, invadido..."

Las nubes alrededor adquieren forma humana. Una, es un chico delgado, un poco pálido. Tiene una playera con una frase en otro idioma, parece que es francés. La otra nube es un hombre un poco mayor, oriental. No estás segura si es chino o japonés.

Miras a tu otro yo con angustia, ella te mira con una sonrisa victoriosa, aunque resulta cruel a tu perspectiva.

"Mi cuerpo, arrebatado..."

Todos se dirigen hacia ti, temes que algo más ocurra. ¿Qué más podrías pasar? Sientes que ya estás muerta...

Solo pasan sobre ti para salir del cuarto, como si no existieras. Y antes de que puedas pensar en algo más, el dolor cesa.

Un segundo de paz, ¡gracias! Tu alivio apenas comienza, cuando te desvaneces.

¿Qué pasó? Ya no importa.

Eres libre.

Post-cARTa: Gracias por leer esta historia. Espero haya sido de su agrado. A partir de ahora dedicaré los capítulos a las personas que dejen comentarios como muestra de agradecimiento.

Abrazo!

Tu Facebook fue hackeadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora