CAPÍTULO 36

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Por favor lean la nota al final, es SUPERDUPERURGENTE. 

Lograr conciliar el sueño al llegar a casa fue difícil, así que en un momento después de dar muchas vueltas en la cama pude dormir.

Desperté un poco tarde, sin embargo sabía que debía de darle un poco más de tiempo a Derek debido a la resaca tal vez seguiría dormido.

Desayuné, me di una ducha, me vestí, acompañé a mi madre a hacer las compras y entonces mi desesperación llegó al límite. Tomé las llaves del auto y me dirigí a la casa de Derek.

El chico del portón me autorizó la entrada y entré, estacioné el auto y salí hacia la puerta.

Toco el timbre y espero. Una señora con un uniforme de limpieza abre la puerta y me da una sonrisa.

-Pasa cariño, yo ya voy de salida- dice-. En la sala de estar pregunta por lo que necesitas.

La señora sale apresurada y yo me quedo en blanco parada justo enfrente de la puerta abierta. Entro y cierro la puerta tras de mí. ¿Ahora cómo rayos sabré donde está la sala de estar?

-¿Rosa?- pregunta una voz femenina-. Al parecer ya te fuiste.

Sigo el sonido de la voz y al acercarme más escucho el ruido del televisor. Miro con cuidado todas las habitaciones a mis costados mientras avanzo hacia donde se originaron los sonidos.

-¿Hola?

Veo una larga cabellera rizada de color rubia viendo la televisión sin embargo no voltea.

-¿Quién eres?- dice una voz rasposa.

-Hannah.

-¿Qué haces aquí?

-¿Amanda?- pregunto.

-Sí.

Avanzo hasta el sofá que está a un lado de donde está sentada ella. La miro fijamente, sorprendida. En su cara hay moretones y puntadas, en su cuello está un collarín, sin embargo en sus brazos y piernas ya no hay yesos.

Ella gira un poco su cuello con cuidado. Y me mira con sus intensos ojos azules, casi iguales a los de su hermano.

-Me imagino que vienes a ver a Derek.

Asiento.

-Mira lo que me ha pasado- sonríe tristemente-. Y me lo merezco.

-¿De qué hablas?- pregunto.

-Sabes de que hablo- una lágrima escurre por su mejilla-. He sido una perra todos estos años, tu golpiza no me hizo entender, y solo este accidente me ha hecho comprender que nunca debí comportarme de esa manera, quiero pedirte disculpas por lo que te dije ese día.

-Sin rencores- esbocé una pequeña sonrisa-. Pero creo que debes perdonarte a ti misma primero.

-No puedo- llorando un poco más fuerte-. No después de lo que he hecho, lo que he callado.

-¿A qué te refieres?- pregunto confundida.

-Solo aléjate de Derek.

Sus palabras me dejan tan confundida que tardo en contestar.

-¿Qué?- niego-. No puedo.

-Él es un monstruo, una mala persona- llora-. Un asesino.

-¿Qué quieres decir? ¿Cómo puedes decir eso sobre tu hermano?

-Él los asesinó- dice llorando más fuerte-. Él los mató.

-¿A quién?- prácticamente le grito-. Maldita sea, dime Amanda.

The Bad Boy is not a Bad BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora