Capítulo 6: ¿Vacaciones o Luna de Miel? Eh...

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—Por supuesto señor, ahora se lo traigo —se da la vuelta enseguida, alcanzo a ver un poco de rojo en sus mejillas, parece que puede sonrojarse después de todo.

— ¿Con que linda, no? —me deshago de la mano de Tom en mi pierna, él se ríe y la furia gana a mis nauseas, aprieto los dientes y miro por la ventanilla, no se ve un carajo porque el panel está cerrado, pero eso no evita que lo esté asesinando de mil maneras con mi mirada, incluso me cruzo de brazos. Allá va mi madurez. Duró cinco minutos.

Pasan unos interminables minutos en los que solo se escucha el zumbido propio del avión, las conversaciones de los demás pasajeros y el ir y venir de las personas, hasta que veo a "linda" venir de quien sabe dónde con una botella en la mano y un vaso con lo que parecen hielos en la otra. Cuando está a dos asientos por delante de nosotros, Tom se inclina y dice:

—Se llama Linda —luego se aleja, y cuando Linda está lo suficientemente cerca, veo la placa en su pecho derecho que hasta ahora noto, y en efecto, con letras negras está: Linda. Me quiero morir.

—Le he traído su agua a la señora, y hielos, por cierto, tenemos pastillas para las náuseas —dice cambiando su voz a una azafata servicial, ni siquiera me atrevo a mirarla de la vergüenza que estoy sintiendo.

—Gracias Linda —Tom ha dejado de mirarla, ahora centrado en vaciar un poco de la botella en el vaso de plástico—. No creo que vayan a ser necesarias, pero te haremos saber —luego se va a atender a alguien más y Tom pone delante de mí el vaso de agua con hielos.

—Gracias —tampoco a él lo miro mientras le doy sorbitos al agua para que mi estómago vuelva a su lugar al centro de mi cuerpo. Tom suelta una risita junto a mí, y le doy un codazo, lo que lo hace reír más.

—Ya, ya —dice sin aliento—, aprecio la confianza, pero ojalá te durara más tiempo que un par de horas.

—Estoy tan avergonzada que pasaré por alto tu comentario.

Tom se sigue riendo después de eso.

Hasta que tuve que pegarle.

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Horas después todavía estamos volando, y mi estómago se asentó por fin, aunque mi vejiga exigió mi atención poco después, y luego otras tres veces... para ahora no sé cuántas veces he ido al baño en este avión, pero bueno, ha servido para que no se me entuman las piernas. Sin embargo tengo que pasar frente a Tom cada vez, hasta que un movimiento en el avión me desestabiliza y caigo en sus piernas con un ruido agudo escapando de mi garganta. Él es rápido en sujetarme y me aferro a sus brazos, incluso momentos después de que ha pasado lo que sea que ha pasó, me sujeto a él.

—De acuerdo, será mejor que te pongas el cinturón —dice en mi oreja, asiento porque aún estoy respirando agitadamente, lentamente me ayuda a sentar y me pone el cinturón, mis manos están temblando. Luego ya no porque Tom las tiene entre las suyas.

Así pasamos un rato del vuelo, el piloto ha dicho que era una clase de turbulencia, pero que no había de qué preocuparse y que podíamos levantarnos de nuestros asientos, pero todavía tengo el corazón en la garganta, así que no me muevo de mi asiento; pronto Tom está jugando con mis uñas, son postizas ya que las mías eran muy cortas para que se pudiera hacer algo con ellas, y de todas maneras así, son cortas, blancas, con brillos plateados y una flor blanca a un lado, son bastante sencillas pero es que no quería algo que se atorara en las cosas.

—Estas cosas son muy curiosas —sus dedos están tallando las flores de acrílico en mis uñas postizas.

—Sí, se ven bonitas, y son fáciles de hacer —me río—, cuando sabes hacerlas.

Noise!2Where stories live. Discover now