Capítulo 8

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"Recuerda tu promesa, Leonora" se dijo a sí misma al día siguiente cuando su Jefe se negó a ir a la reunión de Directores.

-¡Tiene que ir! – Sus hermanos, su padre y otros directivos importantes estarán allí.

-No me apetece...

-¡No estoy ofreciéndole un bocadillo! Tiene que ir.

-No tengo ganas, Leoncito, ha sido un día tan agradable, ¿por qué arruinarlo?

-Si no va, ¿qué pensarán de usted?

-Nada peor de lo que ya piensan, eso te lo aseguro...-dijo y se repantingó en la silla.

-¡Oh, no! Usted va a ir, vamos...- dijo ella y lo tomó del brazo para levantarlo, tiró de él sin éxito alguno.

-No puedes conmigo, Leoncito.

-Claro que sí- dijo ella y volvió a dar un tirón, Bastian tiró a su vez y Leonora terminó sentada sobre su falda.

-¡Ups! – exclamó divertido acercando su cara a ella. La chica, volvió a pararse inmediatamente y esta vez usó ambos brazos para jalarlo y obligarlo a ponerse de pie.

-¡Ya deje de jugar! Es importante que vaya a esa junta, aunque no quiera participar, necesita estar al tanto de lo que sucede. Podría perjudicarlo quedarse afuera.

-Buena razón...-dijo asintiendo y se levantó finalmente. Leo tuvo la sensación de que él había planeado ir desde un principio y sólo hacía aquello por fastidiarla.

Prepararon todo y partieron hacia las oficinas centrales donde se realizaría la junta.

Antes de entrar, Leonora chequeó que su Jefe estuviera presentable. El traje oscuro estaba impecable, la corbata bien anudada y derecha, la camisa tenía todos sus botones, el cabello prolijo, asintió e hizo un ruidito imperceptible de aprobación. Bastian sonrió divertido.

-¿Pasé la evaluación?

-Sí, ahora intente no arruinarlo...

-¿Sólo lo intento?

-No puedo pedir más, ¿verdad? – respondió ella y en ese momento su teléfono comenzó a sonar.

-Es tarde, ¿tu hermana de nuevo? – preguntó él y ella lo ignoró, pero cuándo contestó se puso pálida.

-Leonora, ¿qué sucede?

-Entre a la reunión. Yo debo irme, lo siento...-dijo.

-¿Qué pasó?

-Mi hermano, está detenido en la comisaría del centro...- explicó y salió corriendo.

Leonora tomó un taxi y durante el trayecto hasta la comisaría se la pasó rezando, esperando que no fuera algo tan grave que arruinara la vida de su hermano para siempre. Era un chico problemático pero no era malo, no merecía hundirse en la cárcel por un error.

Cuando llegó todo era bastante caótico, había varios adolescentes y pudo distinguir a Henry entre ellos. Se le acercó de prisa.

-Lo siento , Leo, lo siento – se disculpó con lágrimas en los ojos y ella se sintió muy conmovida, parecía muy pequeño así.

-Tranquilo, todo estará bien – dijo abrazándolo, aunque no sabía si eso era verdad.

-¿Es la tutora? – preguntó un oficial y ella asintió, no se podía contar con su madre para nada de eso.

-Sí, ¿qué sucedió?

-Vandalismo y también robo de un auto...-explicó el hombre.

-¡Yo no robé nada, Leo! – dijo su hermano y Leonora cerró los ojos, aquello era demasiado.

Pequeña LeonaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt