Capítulo 2

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Al día siguiente todo el entusiasmo de Leonora se derrumbó, al entrar a la oficina de su jefe, el hombre estaba súper concentrado en su computadora pero tan pronto ella se le acercó se dio cuenta que tanta dedicación se debía a que estaba jugando videojuegos.No había esperanza.

No le dijo nada, sólo depositó en el escritorio, muy ruidosamente, las carpetas que cargaba.

-Casi gané, ¿no podías esperar otros diez minutos?

-Tiene que leer esto y firmar esos papeles – dijo ella señalándole los papeles.

-¿No lo has leído tú? – preguntó él mostrándole las carpetas con los informes.

-Sí.

-Entonces cuéntame, hazme un resumen breve, Leoncito.

-¿No sabe leer?

-Sí, pero tengo pereza...

-¡Oh, siento sonar el teléfono de mi escritorio! Vaya leyendo mientras yo vuelvo, ya vengo, un segundo...-le dijo ella y salió.

Bastian se rió por el torpe truco de ella para huir y tomó las carpetas. Leonora no volvió ni en unos minutos ni en media hora.

Leo estaba muy orgullosa de sí misma, se las había arreglado para dejar a su Jefe trabajando y afortunadamente no la había vuelto a llamar, sin embargo debió sospechar que nada era tan fácil.

Si tenía que pensar en el peor aspecto de ser secretaria, sin dudas era la obligación de ser atenta con gente despreciable, el señor Dougall , cliente de la empresa, era uno de los peores.

La paz de Leonora se acabó cuando llegó aquel hombre, tenía una cita con Bastian así que no podía evitarlo, era un hombre grande, casado pero eso no evitaba que cada vez que iba a la oficina le lanzara miradas lujuriosas y sutiles sugerencias. Leo odiaba a aquel tipo de hombre, la asqueaba y lo peor era que tenía que ser amable.

-Srta.Brave, está cada día más linda...-dijo el hombre apenas llegó y la chica sintió que su estómago se revolvía.

-Buenos días, Sr Dougall – contestó educadamente.

-Cavendish me está esperando – dijo él y ella asintió.

-Ahora lo anuncio – le dijo y se dirigió a la oficina de su Jefe, Dougall la siguió.

Entró a la oficina de Bastian y casi sin darle tiempo de anunciarlo, el hombre entró tras ella.

-Hola Bastian – dijo y lo saludó.

-Buenos días. Siéntese – contestó su Jefe con una sonrisa.

-Gracias- dijo y se volvió hacia Leonora que aún estaba parada junto a la puerta- Preciosa, ¿podrías traernos café?

-Sí..claro - respondió ella pero antes de salir Bastian la llamó.

-¡Leonora! Espera, yo buscaré el café, tú debes ir inmediatamente a buscar el paquete que me enviaron.

-¿Paquete?

-Sí, ya sabes, ese que necesito con urgencia, así que vete ya a buscarlo – dijo él con seriedad y ella asintió.

-Sí, sí – contestó confusa porque no tenía idea de que estaba hablando su jefe.

-Vete ya – ordenó él levantándose y empujándola suavemente fuera de la oficina.

Leonora parpadeó confundida, ¿era posible que su jefe hubiera hecho aquello para librarla de soportar la presencia del Sr. Dougall?

Leo volvió un par de horas después, estuvo tentada a preguntarle a su jefe que había sido eso de enviarla a buscar un paquete inexistente, pero no lo hizo. Afortunadamente se había librado de la repulsiva presencia de Dougall así que con eso estaba satisfecha.

Pequeña LeonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora