Tal vez si ...

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Cuando llegué a casa era un poco mas tarde del medio día. No faltaba mucho para que Anna regresara de la escuela. Entré a mi habitación, tomé una rosa del ramo que había enviado Henry y la olí. Caminé hasta el pequeño escritorio que usaba para hacer tareas y levanté la foto que teníamos del viaje a Firestone, últimamente David había estado entrando en mi cuarto y si la hubiera visto, eso causaría el fin del mundo. 

Abrí uno de los cajones de la derecha y saqué la pequeña caja de  plástico en la que había guardado el anillo de compromiso de David. Suspiré y me quedé mirándolo por un largo rato. Intenté pensar en la situación, analizarla y pensar en alguna resolución, así como nos acababa de enseñar la profesora Matthews en clase de conflictos legales I, pero no logré nada. Saqué del mismo cajón el reloj de bolsillo grabado que Henry me regaló, y los puse uno a un lado del otro. Sabía que las cosas no podían seguir así, uno de los dos, o los tres iba a salir lastimado si yo seguía aplazando las cosas. Me recliné hasta que los dos objetos quedaron frente a mis ojos. 

- Henry, eres muy espontáneo y te adoro, y me encantas desde el primer momento que te vi, eres tan indescriptible y a la vez tan, ideal, amo quien soy cuando estoy contigo, amo en quien me convierto cuando estoy a tu lado, confiada, libre de decidir o hacer lo que yo quiera, me siento protegida, se que tu siempre estarás de mi lado - Dije para mí misma mientras sostenía el reloj

- David - dije soltando el reloj y tomando el anillo - Siempre sabes hacerme sentir tranquila, que las cosas nunca se van a salir de su control habitual y que todo siempre tiene que ser de una manera, eso me tranquiliza, me calma, hace que mi estrés no valga la pena, y hace que piense que todo tiene una solución si pensamos bien las cosas - 

Escuché la puerta de la casa cerrándose y corrí a la sala. Anna estaba dejando sus cosas en uno de los sillones y me miró sorprendida. 

- Aparecida, ¿me vas a contar? - dijo ella sentándose

- Ayer Henry vino por mi, yo cerré la puerta y me dijo que quería hablar y 

- A ver, Henry vino y le cerraste la puerta - 

- No, si, no, Henry vino y salí, cerré la puerta para que Ernesto no se diera cuenta y dijo que quería hablar conmigo a solas, así que me llevó a su auto, manejó dos cuadras y, me besó, me pidió que fuera a casa con él, y fui, pero antes de que preguntes, no paso nada - 

- No iba a preguntar, insisto, Henry te adora y tu no puedes estar lejos de él, punto - dijo ella abriendo mucho los ojos - ¿hiciste algo de comer? - 

- No, acabo de llegar, pero hay algo hecho en el refrigerador, creo que es pasta con albóndigas - 

- Ah si - dijo ella caminando a la cocina. 

Anna calentó la comida y yo puse la mesa para nosotras dos. Comimos platicando de su día. Se había peleado con Ernesto por que habían entrado en discusión sobre lo que estaba pasando conmigo y David y sobre la opinión que ella tenía sobre Henry, como era de esperarse los lados salieron a flote, Anna me apoyó a mi pero Ernesto no estaba de acuerdo con lo que estaba pasando. Terminamos de comer y fui a mi cuarto a hacer tarea, Anna no tenía nada que hacer así que se metió a mi cuarto con su portátil y se quedó en la cama. 

Trabajé un rato con los libros y las investigaciones sobre artículos legales que tenía de tarea. Terminé un ensayo y escribí unos argumentos para un pequeño debate. Cuando terminé me sentía mas tranquila. De pronto giré la cabeza y vi los dos objetos de mi tormento aún en el escritorio, me quedé mirándolos y suspiré, por suerte Anna no escuchó o eso habría traído un nuevo interrogatorio. Mis pensamientos estaban al mil por hora, cuando mi teléfono sonó. 

Siempre Serás TúWhere stories live. Discover now