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—Jade... - cuando nos separamos él no sabía que decir.

Su cara era de desconcierto y todo lo que había sentido se puso en pausa. ¿Él no quería esto?

—Tú no querías esto...- sentí rechazo de su parte. Pero claro, ¿Cómo pude ser tan impulsiva y tonta?.- Perdóname. En verdad. Glenn, lo siento tanto.

—Jade, espera...- me levanté de la silla para irme unos metro lejos de él.

Sentía tanta vergüenza que podía morir de ella ahora y solo quería que él no me viera.

—No, no. En verdad me quiero ir pero tampoco puedo hacer eso porque yo quise hacer guardia...- pasé mis manos por mi cabeza intentando pensar una alternativa pero no llegué a nada.

A los pocos segundos escuchamos un ruido proveniente de la hierva, era un sonido de alguien o algo acercarse y en efecto, era Daryl saliendo de ahí.

—Vete, yo haré tu guardia.- Daryl tenía su ballesta en la mano y con ella me hizo una seña para irme.

—Daryl...- lo miré sin entender porque quería hacer eso.

—Anda, dijiste que querías irte y yo no iré mañana con ellos. Está bien, llorona.- agradecí su favor y me fui sin mirar a Glenn. No podía hacerlo.

Le debía una a Daryl, y enorme.

(...)

Abrí mis ojos a causa de la luz del sol que traspasaba la tela de la casa de campaña y rápidamente recordé lo sucedido anoche, lo de Daryl y que hoy Glenn se iría con el grupo a la ciudad, la gran ciudad de Atlanta.

A mi lado estaba Carl durmiendo aún pero mamá no estaba. Ella despertaba temprano para ayudar a preparar lo que supuestamente era un desayuno.

Salí de la casa de campaña y con cuidado miré el perímetro ya que mi vergüenza no había desaparecido después de siete horas.

—¡Soy el jefe a cargo de esta misión!.- de pronto un hombre alto y demasiado engreído apareció frente a mí.

Al parecer discutía con alguien pero no vi quién era. Tenía un cierto parecido a Daryl pero jamás lo había visto.

—El asiático y mucho menos ese negro me darán órdenes a mí. ¡Nadie le da órdenes al gran Merle Dixon!.

Dixon... Ahora su parecido tenía sentido pero para nada eran igual. Este tal Merle era un maldito racista con complejo de superioridad.

—Idiota.- salió de mi boca pero no para que él escuchará. Bastante tuve con el esposo de Carol para enfrentarme a otro golpeador de mujeres, si es que él también lo era pero no dudaba en la posibilidad.

Mi insulto pareció llegar a sus oídos porque me miró fijamente.

—Hermosa, ¿Acabas de insultarme?.- se acercó a mí y por instinto retrocedí.

Detrás de él se asomaron T-Dog, Glenn, Andrea, Jacquie y Morales.

—¿Todos los racistas son sordos?.- él comenzó a reírse.

—¿Quién diablos eres para insultarme?.- me miró de pies a cabeza.

—Alguien a quién no le gusta tu complejo de superioridad.- rió más fuerte.

Admitía que él me asustaba de verdad porque en vez de mostrarse molesto, solo se reía.

—En lugar de ovarios debés tener unas pelotas bastante grandes. - me miró el pantalón y me hizo enfadar.

—¡Déjala Merle!.- Daryl llegó con unas ardillas atadas, al lugar.

De pronto mamá, Shane, Dale y los demás llegaron a ver qué ocurría.

The Walking Dead || Glenn RheeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora