Lección 20: Confesiones

1.1K 108 8
                                    

Cuando llegamos a casa Maka se fué directamente a su habitación, quizá no debí confesarme de esa manera tan agresiva, debí ser más dulce o romántico como en sus libros

No quise asustarla de esa forma

Suspiré con desgano, el día que pareció iniciar bien terminó como un desastre, sentí un escalofrío y mi nariz comenzando a gotear —Por favor no— lo último que me faltaba. Tener resfriado

Decidí salir a buscar algo para comer, con Maka enojada dudo mucho que quiera hacer la cena y con mis conocimientos no me arriesgaré a quemar su cocina —Voy de salida— le anuncié sin recibir respuesta

Cuando me dí cuenta la motocicleta no estaba, claro no la traje porque estaba demasiado ocupado persiguiendo a mi compañera hasta terminar regresando en bus. Simplemente genial

No me dan ganas de ir lejos caminando por lo que me quedo en la tienda de conveniencia en la mitad de la cuadra, observando el refrigerador del local me decido rápidamente por yogurt de cereales, me dirijo al otro extremo de la tienda sacando un par de pizzas para microondas

Una vez tengo mis compras regreso a casa aunque sin mucho ánimo. Al abrir la puerta me encuentro todo vacío, silencioso. Por alguna razón me asfixia esa sensación —Ya vine— Ninguna respuesta

Puse las pizzas a calentarse, no me daban ganas de comer a pesar de tener hambre, no quería comer solo cuando mi compañera estaba a una habitación de distancia. Resignado a recibir Maka-chop decidí tocar su puerta —Maka— la llamé pero no respondió —Abre por favor— nada —Por favor, no quiero que mueras de inanición

Un poco harto de su berrinche abrí la puerta sin permiso —En mi defensa ya había tocado— me escudé empujando la puerta, al verla estaba en su escritorio haciendo la tarea —Maka

—Dejame estudiar

—Estudias mucho, apuesto a que sabes todo

—Por supuesto que no— pasó la hoja del libro sin prisa

—Vamos a cenar— le ofrecí sin poner un paso dentro —Por favor ya no estés enojada. Se me salió decirte todo eso— rogué apretando el pomo de la puerta —Vamos a cenar, después haces la tarea— tosi ocultando mi rostro en el antebrazo —Muero de hambre

Suspiró cerrando el libro —¿Qué se te antoja para cenar?— Preguntó sin muchas ganas

—Compré un par de pizzas para microondas— revelé con un poco de pena, si era sincero conmigo mismo jamás me habria cocinado en caso de vivir solo —Están listas, vamos— me adelanté entrecerrando la puerta

Ya en la mesa serví las rebanadas, saqué gaseosa de la nevera poniendo un vaso delante de cada plato. Ella se sentó tomando el trozo de pan iniciando a comerlo

Yo también hice lo mismo, después de estar durmiendo prácticamente todo el día mi estómago reclamaba con todas su ganas por comida; me serví una segunda porción. Mi compañera seguía en lo suyo tan concentrada en sus pensamientos que no se dió cuenta de la mancha roja a lado de su boca

Con una servilleta limpié despacio el catsup, sentí cómo se tensó de inmediato por fin poniéndome atención —Perdón— susurro alejando mi mano

—¿Por qué haces esto? ¿A caso crees que porque te ha funcionado con las demás funcionará conmigo?

Esa pregunta llegó como balde de agua fría sobre mi cabeza, el saber que ella pensaba en mi como un mujeriego me decepcionó —No puedo asegurar que funcione— decidí seguirle la corriente —Porque nunca ha funcionado y en realidad...— la ví a los ojos, tratando que mi mirada le diera seguridad —Tu me dirás si funciona, eres la primera en averiguarlo Maka Eater

El Asiento De Adelante [Monochrome 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora