⚔️Capítulo XIII⚔️

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LARA

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LARA

Me aferro a Carrie con fuerza, temiendo y desconfiando que al soltarla ella desaparecería. Lo sé, es absurdo pensarlo de esta manera cuando sus lágrimas humedecen mi hombro, sus dedos se clavan en mi espalda y sus palabras llegan a mis oídos.

―En ningún momento perdí las esperanzas, sabía que nos volveríamos a ver. Oh Larita, te extrañé tanto.

Sonrío con lágrimas de conmoción empapándome el rostro.

―Yo también añoraba volver a verte. A ti y a...―desarmo nuestro abrazo de reencuentro para verla a los ojos. Sonrío porque así lo demanda mi paz interior y estiro los dedos en sus majillas para barrer el rastro de llanto. De la misma manera que hice antes de que Kevin y yo nos besáramos.

No puedo olvidarme de ese beso. Por más que después de aquello sus últimas palabras fueran: olvidémonos de esto. Y se retirara con la excusa de ir por Samuel. ¿Se habrá arrepentido? Pues yo no.

―Y...―incentiva Carrie, aguardando.

Parpadeo para despabilar los pensamientos ajenos a este reencuentro y vuelvo a curvar mi más sincera sonrisa. Hace cuánto no sonreía. Provoca que me duela la quijada, pero se siente tan bien.

―¿Mi mamá está aquí también?―como si mi pregunta fuera un llamado psíquico hacia la persona que estoy pensando, miro hacia las escaleras con la esperanza de verla bajar.

―Lara―susurra Carrie, presionando mi mano y con la cabeza gacha―. Sara...

―Agente Jackman―la voz potente y clara del comandante, nos alerta a ambas.

El sargento lo sigue y Sam ingresa con las manos en los bolsillos, semblante serio y actitud despreocupada.

Como si formáramos parte de la formación militar, Carrie y yo nos ponemos de pie. Llamando así la atención del rubio, el cual suaviza su expresión para nosotras y sombrea su típica sonrisa seductora.

Carrie tiembla. Carrie ya sintió el primer flechazo.

―Tú te quedarás con ese muchacho en el galpón de entrenamiento―le dice el coronel a Sam. Éste lo mira y asiente con la cabeza―. En la parte superior equipé una habitación para ambos.

―Entendido, será como usted diga, coronel―ese chico no sonó al Samuel que conozco. Este se parece más al antipático del sargento.

El coronel no dice más, voltea en nuestra dirección y saluda formalmente con un breve asentimiento.

―Señorita Lewis y señorita Tassone, ustedes compartirán habitación con la agente Gutiérrez y la señora de la Cruz. La soldado las guiará.

El hijo de la Bestia © [Tomo 1 y 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora