56. El plan perfecto.

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Más tarde, justo después de la última vez que había visto a Louis, hice la última visita a mi taquilla para poder dejar todas mis pertenencias. Aunque en realidad, me llevaría todos los cuadernos del que tenga tarea por hacer.

Ahora mismo, estaba esperando que toque la última campanada del día. Estaba en Química y lo único que sabía en estos momentos era que no quería saber más sobre la ley de Avogadro. ¿De qué me serviría esto en un futuro?

Golpeé mi lapicera sobre la mesa esperando que pasaran más rápidos los segundos.

Suspiré, no quería que Louis estuviera enfadado commigo, ni siquiera quería que supiera que había quedado con Isabelle hoy día en el almuerzo. Es más, yo no había quedado con ella para después de las clases y ahora que Louis no saldría conmigo, debería encontrar una forma o con quién pueda irme de aquí. Él se quedaría a entrenar, sin mencionar que él mismo había dicho que se faltaría por pasar la tarde conmigo. La única solución que tenía era Isabelle.

Cuando por fin sonó la última campanada del día, salí del aula como todos los estudiantes a mi alrededor. En cuanto estuve por los pasillos, saqué mi celular móvil y marqué el número de Isabelle, porque en serio no quería que me deje.

En el tecer timbre respondió al llamado—: ¿Emma?

—Isabelle, necesito verte ahora mismo —sueno más urgente de lo que pretendo.

— ¿Ahora mismo? —dice—, ya han terminado las clases, ¿qué dices si te veo en tu casa?

Vuelco los ojos y sigo caminado con el teléfono en mí oído izquierdo, dirigiéndome en dirección a su taquilla.

— ¿En dónde estás? —pregunto.

—En la escuela, es obvio.

—Dime dónde estás —a pesar de lo que ha dicho, sonreí de igual manera.

—Llegando a mi taquilla, ¿por qué quieres saber?

—Quédate allí mismo —es lo último que digo antes de colgar la llamada.

Entonces, me apresuro. Camino más rápido y trato de no chocar con todas las personas que están por los pasillos.

Doblo en dirección a la sección de taquillas F y la encuentro justo en donde está la suya.

      [  ...  ]

— ¿Crees que es necesario? —cuestiono, no puedo creer que estoy haciendo esto.

Después de que encontrara a Isabelle en su taquilla, ella empezó a hablar sobre lo que había planeado hacer conmigo. Y a decir verdad, cuando ella me dijo qué haríamos, yo prácticamente me negué. Yo tan sólo no hubiera imaginado que me recomendaría hacer esto. No justo ahora.

—Por supuesto que lo es —dice, a medida que nos acercamos a la tienda—. ¿Recuerdas qué dijo Louis? ¿Negro o blanco?

Todo tiene sentido ahora. Era por eso que preguntó ella. No era por nada que estuviéramos en frente de una tienda de lencería. Ella había preguntado eso para...

— ¿Piensas comprar un juego de lencería del color que él dijo?

—Ajá —habla, pero ahora mismo acaba de entrar a la tienda. Sin decir nada, entro detrás de ella.

Me siento incómoda aquí. Ella quería que yo me compre para esa ocasión, ¿no es así? Ni siquiera sabía en lo que yo pensaba. No había pensado en eso hasta ahora, y no era como si me preocupara en lo más mínimo.

— ¡Mira éste! —dice sujetando un conjunto de color azul marino.

—Louis dijo negro —observo.

Lo que siento por ti.Where stories live. Discover now