20. Tu cosa rara es ser un fanático obsesivo de los perros. Ah, y de los Mets.

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Salió del lugar lo más rápido que pudo, con Lydia siguiéndole. Scott insistió en ir también, pero Martin no se lo permitió. Conocía a Stiles, y sabía que lo menos que quería era que todos se preocuparan por él. Seguramente ni querría que ella fuera detrás suyo, pero ella le buscaría quisiera o no.

Derek estaba tan lejos que ni siquiera se dio cuenta. Pero conocía igualmente a su primo, y de haberlo sabido, sabría que él preferiría estar solo.

Stiles se sentó en una banca que se encontraba en el patio de afuera del salón de fiestas. Se sentó, y comenzó a tratar de relajar su respiración.

—¿Crees que me esté dando un ataque de pánico? —Preguntó el chico a su novia, tratando de regularse.

Es tu cuerpo, yo que sé, pensó nerviosa. Pero no podía ponerse en ese plan, tenía que apoyarlo.

—Seguramente no —Trató de tranquilizarlo, poniéndose de cuclillas enfrente de él y poniendo su mano en su rodilla, acariciándole dulcemente—. Estarás bien, ¿de acuerdo? Obviamente la noticia te cayó muy mal, y cómo no. Sólo tienes que seguir haciendo lo que estás haciendo ahora, que es tranquilizarte. Estás haciéndolo muy bien.

Sentía ganas de llorar. Se sentía destrozado y se sentía roto, pero no lo haría. No con Lydia ahí.

—No puedo creer... No puedo creer que mi padre engañara a... —Intentó formular, pero cerró sus párpados, tratando de relajar la vista—. La verdad es que sí lo creo. Yo mismo te había dicho que lo sospechaba. Pero jamás creí que mi padre pudiera llegar a ser tan puto cobarde como para ser capaz de chantajear a una chica que podría ser su hija.

Lydia quería consolarlo, pero no sabía qué palabras usar. Ella sabía que su padre era incapaz de hacer algo así, por lo cuál no podía ponerse en su situación. Decidió dejar que Stiles se desahogara.

—Es una escoria y una mierda de persona. No sé cómo esa cosa es mi padre. Él antes no era así. Antes él era un buen tipo y se preocupaba por mi madre y por mí. Ahora es un hijo de puta y mi madre es una perra.

Se le hacía raro ver a Stiles expresarse así de sus padres, pero no lo juzgaba. Estaba en todo su derecho, además de que todo lo que decía era verdad.

—Todo esto es una mierda —Expresó frustrado. Se llevó ambas manos al rostro, para poder cubrirse y que Lydia no le viera llorar.

—No hagas eso —Le indicó Lydia, y este abrió un hueco entre sus dedos para poder verla—. Eso de que los chicos deben hacerse los fuertes y no dejar que los vean decaer es una mierda y una estupidez. Eres una persona, un ser humano. Y créeme, uno increíblemente bueno. Llora, llora hasta que te quedes seco. Grita hasta que te quedes afónico y no tengas vergüenza de ello. Porque por algo somos seres humanos, para expresarnos. Al igual que los artistas se expresan pintando, exprésate coloreando tu vida. Coloréala de lágrimas, de risas, de gritos y de todas las sensaciones que puedas y quieras.

Tomó las manos de Stiles y las bajó, colocándolas a los costados del chico. Entrelazó las manos derechas de ambos, y le plantó un beso al lado de su ojo. Recargó su frente en la del chico, y con su mano libre comenzó a limpiarle las lágrimas.

—Lydia... Yo no soy un artista. Nunca lo he sido ni podré. No puedo ni siquiera dibujar, mucho menos expresar lo que siento.

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⏰ Última actualización: Dec 29, 2020 ⏰

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