Capítulo 36

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Recuerda que después de aquella visita, cuando salió afuera; Louis no habló.

Nada.

Solamente no habló en todo el viaje, y Harry no sabía muy bien lo que tenía qué hacer. Quería pensar que sólo eran malos días, malos tiempos, malos momentos. Quería pensar que sólo era una etapa y luego todo volvería a estar como antes. Que todo volvería a estar bien. Que Louis volvería a sonreír como hace un tiempo atrás.

Y cuando se bajaron del autobús para luego dirigirse a la casa de Harry, el rizado rompió el silencio.

—Louis —le llamó, haciendo voltear al castaño.

Éste se dio cuenta de su actitud hasta en ese momento, y suspiró pesadamente.

—Lo siento —dijo—. Lo siento mucho.  No sé qué hacer ni que decir y debo comprarme... comprarme éstos medicamentos y son... son fuertes, Harry. ¿Bien? —habló en un tono triste, y bajó la mirada—. Habrá ocasiones en que vomite. Porque... por Dios. No tengo fiebre. ¡Tengo cáncer! ¡Estoy por tener cáncer! —lo miró con los ojos cristalizados.

Su voz se había quebrado.

Él estaba tan triste.

Harry se sobresaltó, ya que, Louis había levantando la voz. Y... bueno, el rizado sólo quería ayudarlo. Lo iba a ayudar. En lo que sea. No importaba qué.

Así que el ojiverde se acercó al castaño, y lo envolvió entre sus brazos.

Deseó con todo su ser poder susurrarle que todo iba a estar bien. Que él iba a permanecer a su lado en estos tratamientos. Que iba a ayudarlo a lo que sea, cuándo sea, dónde sea y no importaba qué pasara.

Harry iba a estar junto a Louis. Y si era posible, por el resto de su vida.

Lo intentó.

Al abrazarlo; intentó hablar. Él podía. Su dolor, más el amor que sentía por Louis. Él podía hacerlo.

—To... —intentó en un susurro contra su cuello—. Tod... Bi... Bien... —dijo en un tono suave y ronco—. Bien, Louis. Bien.

Louis había pasado sus brazos alrededor de la cintura del rizado, y estaba con una sonrisa.

—Bien, Harry —dijo el ojiazul—. Todo va a estar bien. Lo sé.

Después de ese momento, y de ese día. Las cosas avanzaron lentas, y pesadas.

Louis tomaba dos medicamentos al día. Las clases estaban aún más cerca. Sólo cuatro días y el rizado debía comenzar a estudiar o algo así.

Su profesor vendría el viernes por la mañana, y esas cosas. No quería volver a estudiar.

Quería estar con Louis. Cada momento.

Louis iba al hospital a hacerse controles. Estaba cansado... agotado a más no poder. Se puede decir que adelgazó mucho. Eso colocó a Harry muy triste.

Ese día; Lunes. Los dos se encontraban en el sofá mirando una película. Louis y Harry se encontraban muy cómodos, y en realidad Louis estaba muy agotado y sus ojos estaban cansados y caídos.

Los medicamentos sí eran fuertes.

El ojiazul tenía su cabeza apoyada  en el hombro de Harry, y estaba mirando muy concentrado la película. Así que, Harry llevó su mano a la frente de Louis para verificar si éste tenía un poco de fiebre pero no. Aunque estaba un poco calentito.

—Estoy bien —le susurró Louis—. Estoy bien, pequeño. Sólo... me siento agotado. ¿Sí? Las pastillas hacen que tenga... muchísimo sueño.

LOU | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora